La Jornada 21 de febrero de 1998

Eugenia León canta norteño

Columba Vértiz Ť La carrera artística de Eugenia León está condicionada (desde el pasado noviembre) a su nueva vida como madre. No obstante, tiene un año intenso. En un mes lanzará un disco con canciones norteñas y prepara otro con melodías inéditas de Marcial Alejandro. Y como tendrá varias presentaciones, sólo piensa cómo le va a hacer con la pañalera.

En el escenario su nueva condición de madre no es lo único que cautiva al público. Su seguridad y soltura vocal le dan más originalidad y el teatro bar El Hábito es testigo -desde el pasado 6 de febrero- del regreso de la cantante después de haber tenido a Eugenio. En dicho espacio, donde surgen experiencias alternativas, los tangos que canta Eugenia León se vuelven más desgarradores y los boleros más románticos.

El desamor, el sufrimiento, la soledad, el odio, los celos, la venganza, el tiempo y la reflexión en los tangos, así como el amor, la tranquilidad, la inseguridad, la debilidad, la felicidad y el llanto en los boleros, se posesionan del corazón de los asistentes.

Eugenia León se presentará todo febrero en El Hábito. Los viernes con tangos, acompañada del bandoneón de César Olguín, y los sábados con boleros, al lado de los músicos Omar Guzmán, Marcos Morel y Carlos García.

El disco de música norteña surgió cuando armaba el espectáculo de la Tirana, en el que incluí algunas canciones sobre mujeres que no se dejaban, que se defendían con la pistola. Las historias fueron sacadas de los corridos y las crónicas. Con Tirana me acordaba de muchas melodías que había escuchado sobre mujeres . En un show todo se permite, si se hace bien, pero en el disco ya era una revoltura espantosa y no las incluí. Sin embargo, grabé algunos temas y los guardé. Este nuevo compacto lo complementamos con el trío Los Morales, que son los que me acompañan'', explica Eugenia León en el camerino de El Hábito después de una de sus actuaciones.

En dicha grabación aparecen melodías de Los Tigres del Norte, Cornelio Reina, Judith Reyes, Jorge Saldaña, el vals Ramona y canciones del dominio público como La delgadita, El paso del norte, La mesera y otras que interpretaba Piporro. Se trata de 16 temas en los que no sólo se habla de cosas de mujeres, sino de braceros y campesinos que salen de su pueblo para trabajar en las ciudades.

``No sabes cómo me divertí. Cantar norteño es diferente a interpretar tangos. No sé decirte exactamente por qué. Ya oirán el disco. Como que te desprendes un poco de ti para meterte en el género. Hice lo que pude para que se escuche con fuerza y sea creíble. Me acerco a la música entendiendo que va a ser una versión personal de lo que hago''.

Desde El fandango aquí, de Marcial Alejandro, Eugenia León ha interpretado otras melodías de este autor, pero nunca se habían dedicado, juntos, a un disco.

No hay temor a dejar de cantar

Ya no existe el temor en Eugenia León si algún día dejara de cantar. Le preocuparía un poco, quizá, porque es su único oficio. Aunque ahora su hijo es lo primero, dice. Tanto, que sacrificaría su carrera por él: ``a mi edad, y no es que me sienta ruca, las cosas que me puedan pasar en la vida ya no las espero con miedo a la frustración. He luchado y disfrutado, le he metido todo a mi trabajo y creo que un hijo como el que tengo me pide que no le escatime el cariño''. Muchos la felicitan, como Astrid Hadad y Adolfo Gilly. La dramaturga Jesusa Rodríguez presume de ser la madrina del bebé.

-Te has caracterizado por la interpretación de diversos géneros y por tus espectáculos alternativos, ¿qué opinas de tu trabajo hasta el momento?

-Todo lo que he hecho es para aprender. Para sacar una rigidez del cuerpo y un temor a no ser aceptada. A veces tomamos los caminos más opuestos a lo que son tus fantasmas y tu personalidad, y nos ponemos a prueba. De repente he realizado cosas un poco arriesgadas, con Jesusa por ejemplo, para una cantante popular que no es actriz. Era pelearse contra el ridículo y forzar a mi cuerpo a reirse y a divertirse entre lo que sé hacer. No puedo decir que haya hecho algo que ha marcado la historia. No lo sé, pero no importa. Lo que deseo es cantar y cantar. Quizá en un estado casi de desnudez. Ahora quiero dejar que la voz vuele.

-¿Qué te inquieta?

-Que la canción sea para mí como un adorno. El que te sigan diciendo ``qué bonito cantas''. Afortunadamente cada vez me lo dicen menos. Creo que lo que digo llega a su destino. Logro que la gente sienta lo que canto. Es abrirle un canal de conciencia y de sensibilidad distinta. No es cantar bonito por cantar bonito. Algún día se me va a acabar la voz, pero lo único que importa es si dije la verdad o no, si mentí o no.

Eugenia León ha incluido en su repertorio a Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Cuco Sánchez, Armando Manzanero, Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri, Mario Ruiz Armengol, Carlos Gardel y hasta piezas operísticas de Manuel de Falla y Verdi. Ella asegura que todos sus proyectos son casos distintos. ``Cuando estaba más dedicada a cantar a los compositores de mi generación, Jaime López, Marcial Alejandro y Pepe Elorza, surgió la idea de hacer hacer boleros y sentí que no valía la pena hacer canciones de manera superficial, sino acercarme al autor, que es un mundo complejo. Lo que me caracteriza es la curiosidad y me ha llevado a conocer a más de un autor y a meterme y a saber cuál es el sentir de un género musical''.

-¿Qué género te gusta interpretar más?

-Es difícil escoger. Dicen que eres aprendiz de todo y oficial de nada. No soy tanguista o bolerista de carrera. Soy una voz que pretende ser libre, más que centrarse en el estilo y las corrientes musicales. Extraigo esa parte más profunda.

-¿Crees entonces que no has aportado nada a la música?

-Supongo que algo. La intención cuando menos de que no hubiera prejuicios con respecto a ningún tipo de música y que lo importante es lo que está en el fondo, no lo que se refleja a la vista. También rescatar eso que somos como nación e identidad, porque te das cuenta que tienes que ver con todo lo que surgió de este país.

La intérprete, quien cuenta con cerca de 15 discos grabados, opina que para decir que la música mexicana goza de buena salud, los compositores como Marcial Alejandro, David Haro o Guillermo Briseño, ``tienen que pujar porque siguen siendo una parte que la gente no conoce''.

Y agrega:

``Ha llegado a tal grado la situación, que la gente no sabe cuál es su música. Si la que se escucha en la radio, que no es nada o es lo mismo. Nadie aprecia a los autores de calidad, nadie los canta. No tienen el lugar de la fama que deberían. A veces esta desconsideración es tal, que ellos mismos se desaniman. Y los jóvenes buscan otras cosas. Somos parte de un rompecabezas. La música mexicana ha sido muy compleja, muy llena de detalles y matices. No puede ser sólo lo que oficialmente se conoce. Sería injusto porque significaría que únicamente los que venden 300 mil copias son buenos. Cada género tiene una realidad diferente. Los compositores que no gozan de la popularidad se enfrentan a otros problemas porque distintos son sus caminos y sus intenciones''.

La cantante confiesa que ``al paso del tiempo ya no te comes al mundo. Te dedicas a depurar lo que ya sabes. Aunque busques nuevas aventuras te guardas para los inviernos, para otros tiempos. Ya no es lo mismo''.

En cuanto a la composición, la intérprete no nota nada nuevo: ``No he escuchado algo que me dé un golpe en el corazón. Oigo, porque fue una línea de influencia muy valiosa, a la nueva trova y a Serrat. Te das cuenta que está mucho esa escuela pero faltan otras cosas. A mí me encantaría encontrar algo para cantar porque me volvería una gente más viva. Tengo la suerte de seguir trabajando con algunos autores ya conocidos que no han parado de trabajar, como Marcial Alejandro''.

A pesar de todo, Eugenia León ha logrado vivir de la música. ``Pago mis clases, me doy mis gustos y ahora compramos pañales. No es fácil sostenerse de la cantada pero tampoco es imposible. Lo que pasa es que siempre ha habido una anarquía absoluta. Debería de ser más justo lo que ganan unos con respecto a otros. Por ejemplo a una cantante de ópera para montar una obra le pagan una ínfima parte de lo que gana un intérprete de palenque. Es ridículo lo que le dan a una persona tan preparada. El caso de los que cubren circuitos culturales también es terrible porque tampoco ha habido mucho flujo de dinero a nivel institucional. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes sí programa, pero no tiene mucho presupuesto.

Finalmente, Eugenia asienta: ``El artista tiene una postura pero no la refleja tan abiertamente, aun cuando me doy mis libertades y hago mis discos (como Que devuelvan, con la Danzonera Dimas), por lo mismo no tengo una actividad política muy activa. Cuando me subo al escenario y canto, vierto lo que me pasa. No me vas a ver pegando carteles en asambleas, porque mi actividad política es cantar''.


EUGENIA, el gran teatro de la voz

Pablo Espinosa Ť La mejor cantante de México ha trazado trayectoria espléndida en la lírica contemporánea. Oh noche (Discos Cabaret/El Hábito, 1996), con canciones de Liliana Felipe y Dmitri Dudin al piano; Que devuelvan (Discos Cabaret/El Hábito, 1996), con la Danzonera Dimas y también composiciones de Liliana Felipe; Tirana (Columbia/Sony, 1996) y Tangos (La Voz de la Sirena, 1995), figuran entre las aportaciones recientes de Eugenia León.

Grabado en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl con el Trío Mirando al Sur, Tangos apresa diez pedazos de ese florilegio intenso, apasionado que desata el tango como género canción. Su voz adivina el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando el retorno del sonido de un bandoneón, y en el resuello de ese artefacto que Arturo Penón, el concertino de la orquesta de don Osvaldo Pugliese y que Astor Piazzolla elevó a su máxima expresión, germinan versos antológicos como este: ``sentir que es un soplo la vida''.

El bandoneón de César Olguín deja el hálito adecuado para el piano dúctil de Aníbal Berraute y la guitarra de Carlos Porcel, quien dirige musicalmente los senderos que transita Eugenia León por los tangos de Gardel, Trejo-Piazzolla, Cobián-Cadícamo, Expósito-Stamponi, Ferrer-Piazzolla, Manzi-Demare, Pettorossi y el super magister don Santos Discépolo.

La belleza del poema canción Los pájaros perdidos (``Amo los pájaros perdidos que vuelan ciegos sobre el mar a confundirse con un cielo que nunca más podré recuperar''), la bitácora piantá de la Balada para un loco, el consuelo etílico de las Nostalgias (``Quiero emborrachar mi corazón para apagar un loco amor que más que amor es un sufrir y aquí vengo para eso a borrar antiguos besos en los besos de otras bocas''), el desaletargamiento cortazariano del corazón en yumba, milonga y pena de Malena (``Tus ojos son oscuros como el olvido, tus labios apretados como el rencor, tus manos dos palomas que sienten frío, tus venas tienen sangre de bandoneón''), el furor del Cambalache, las piezas todas de este disco espléndido tienen en la voz de Eugenia León el tono exacto, la dosis explosiva de pasión, las venas de la voz de adrenalina, fuerza crispada de emoción, el grano de la voz germinado en una dramaturgia del gran teatro de la voz.

Eugenia León sigue siendo la mejor cantante mexicana.