La Jornada 21 de febrero de 1998

Jamás me dejaron hablar con mi embajada, asegura Hansen

Blanche Petrich Ť Thomas Hansen, ciudadano estadunidense, alcanzó a hacer unas rápidas declaraciones a la cadena televisiva Univisión ante la mirada atónita de decenas de pasajeros del vuelo comercial hacia Miami antes de ser empujado dentro del avión, un poco a fuerzas, deportado este jueves 19 de febrero. ``Eligieron Miami como destino porque es el punto más distante en Estados Unidos de mi lugar de origen, Chicago'', bromea con amargura.

Pero la voz en el hilo telefónico, desde la ciudad de los grandes lagos, se le quiebra: ``Mi expulsión fue muy fuerte emocionalmente... amo a México''.

Relata, en entrevista, cómo fue secuestrado en Altamirano, Chiapas, por dos agentes ``de la migra'', el miércoles 18. ``Estaba shoppeando comida para 18 compañeros que venían conmigo cuando me interceptaron y me metieron a un coche civil, sin identificarse''. En el retén de Migración de Altamirano fue entregado a otros cuatro hombres armados, sin uniforme. A la petición de que sus captores se identificaran le respondieron con insultos y amenazas de ser ``encajuelado''. Se lo llevaron hasta Comitán ``en un carro amarillo, viejito''.

Durante las 24 horas siguientes pasó por las manos de varias autoridades migratorias en Comitán, San Cristóbal y Tuxtla Gutiérrez, y agentes de otras corporaciones que no se identificaban. En el trayecto cinco veces pidió comunicación con la embajada estadunidense, y cinco veces le negaron ese derecho. Cuando funcionarios de la embajada finalmente lo localizaron en la estación de Migración en San Cristóbal de las Casas, les negaron la comunicación con el detenido alegando que ``estaba ocupado''.

Ahí, en presencia del delegado regional y el delegado en San Cristóbal de la Dirección General de Migración, fue interrogado sobre detalles increíbles'' como sus finanzas personales, sus tarjetas de banco y sus amistades. Mucho conocían de su historia y sus antecedentes. El actual comisionado del Instituto Nacional de Migración, Alejandro Carrillo Castro, fue cónsul en Chicago.

Después de tres horas de interrogatorio, en San Cristóbal, tres desconocidos sin uniforme pero con armas largas se presentaron en la oficina del delegado y pretendían llevárselo. De ahí fue trasladado a un aeropuerto de Tuxtla donde lo hicieron abordar una avioneta de cuatro plazas de la Secretaría de Gobernación.

A la llegada al Distrito Federal, cerca de la medianoche, lo esperaban cuatro guardias armados y cinco altos oficiales del INM. Nuevamente se le negó buscar contacto con algún abogado y con su embajada. Fue llevado a una prisión, a no más de 15 minutos del aeropuerto, donde fue encerrado, desde la medianoche hasta las 8:30 del día siguiente, en una celda llena de heces ``en el piso y hasta en la cama''. A la mañana siguiente fue ``paseado'' por toda la ciudad durante hora y media dentro de una camioneta de Migración. Media hora antes de ser conducido a la puerta del avión, personal de su embajada lo localizó. En ese momento Hansen se enteró que iba a ser expulsado. Los pasajeros del vuelo más próximo a Miami tuvieron que esperar a que concluyera el trámite de la expulsión.

Tomas Hansen, un químico que se dedica a dar asesoría y asistencia técnica para proyectos de ayuda humanitaria, ingresó ``como 25 veces'' a México como director de la influyente ONG estadunidense Pastores por la Paz, siempre con visas de turista autorizadas por las autoridades migratorias mexicanas, enteradas de todos sus proyectos, tareas y misiones, incluidas las diversas ``Caravanas para la Paz'' que ingresaron por la aduana de Reynosa, Tamaulipas.

Actualmente dirige el proyecto Youth Media Project que, con fondos de la Fundación Rockefeller, Banamex y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dona equipo de videograbación y edición y ofrece asesoría técnica a comunidades indígenas. La donación y capacitación esta dirigida a la comunidad tzeltal de Morelia, en Altamirano, para que los indígenas documenten su historia, su cultura y puedan registrar y denunciar casos de violación a sus derechos humanos.

Pero la causa de la deportación de Hansen, según consta en una resolución de cuatro cuartillas del Instituto Nacional de Migración, se refiere a hechos ocurridos hace dos años y medio. El expediente, fechado un día después de que en San Cristóbal de las Casas se asentara un amparo para evitar la expulsión, dice:

``El extranjero reconoció en la confesional rendida en el acta administrativa 02798 levantada el 18 de febrero que ha realizado en territorio mexicano actividades como observador internacional en el diálogo de paz entre el gobierno y el Ejército Zapatista en San Andrés Larráinzar, intervino como observador en el encuentro intercontinental contra el neoliberalismo, todo esto con fórmula migratoria turística, actividades que estaban prohibidas en su calidad de extranjero, actuando su conducta a la hipótesis prevista y la sanción por los artículos 120, 121 y 125 en la Ley General de Población''.

Hansen explica que cuando participó como observador en la mesa de San Andrés fue acreditado por los legisladores miembros de la Cocopa, quienes revisaron previamente su pasaporte y su visa de turista. En cuanto al encuentro intergaláctico, que tuvo lugar en La Realidad en 1996 con la participación de otros centenares de extranjeros, comentó: ``Miles de académicos e investigadores asisten a encuentros invitados por todo tipo de instituciones en todo México con visas de turista. Sólo puedo entender que a mí me expulsen por esto como una muestra de que cuando los indios son los que invitan, entonces no se puede''.

Su expulsión le duele, dice, ``no sólo por mí sino por el mensaje que entraña: la ayuda humanitaria no será bien recibida si es para los más pobres. Quieren a los indios cada vez más aislados, más pobres, para que nadie sepa de cómo violan sus derechos humanos''.

Ya en Estados Unidos, Hansen consulta abogados mexicanos y estadunidenses para determinar si su deportación fue legal o no. ``Quizá México tenga la atribución de llevar a efecto estas expulsiones, pero no al maltrato durante el proceso''. Tanto el Departamento de Estado como la embajada estadunidense en México, indicó Hansen, están involucrados en esta investigación.

En el vuelo que lo sacó a fuerzas de México Hansen recibió muestras de simpatía, un abrazo del piloto, ciudadano francés enterado de los desaires sufridos por su compatriota Danielle Mitterrand, y una botella de vino, regalo de la tripulación.