La Jornada 22 de febrero de 1998

Protesta la SRE ante Washington por ``incursiones'' de guardacostas

David Aponte y Claudia Herrera Beltrán Ť El gobierno mexicano protestó ante Estados Unidos por posibles incursiones de la Guardia Costera de ese país, ya sea en aguas territoriales mexicanas o en la zona económica exclusiva, con el fin de detener e inspeccionar navíos de México bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó ayer que ante las denuncias presentadas por el gobierno mexicano, ambos países acordaron durante una reunión que se celebró el 16 y 17 de febrero pasado en Washington, instalar un grupo bilateral para aclarar cada uno de los agravios reportados y evitar que en caso de haber existido irregularidades, éstas se repitan.

En un comunicado, la cancillería advirtió ``su inalterable convicción de que en la cooperación bilateral antinarcóticos deben respetarse estrictamente la soberanía nacional, la jurisdicción territorial y el Derecho Internacional del Mar''.

México ha enviado notas de protesta al gobierno estadunidense solicitando una explicación detallada de las detenciones de embarcaciones mexicanas ocurridas sobre todo en la zona del Golfo, y de situaciones en las que los guardias han abordado las naves nacionales.

El grupo bilateral se encargaría de investigar si la Guardia Costera estadunidense ha incursionado dentro de las 12 millas correspondientes a las aguas territoriales mexicanas, o si lo hizo en las 200 millas que comprenden la zona económica exclusiva.

Fuentes de la cancillería señalaron que el gobierno mexicano considera que es un incidente grave que los navíos mexicanos estén siendo vigilados por el Servicios de Guardacostas, ya sea en aguas territoriales o dentro de la zona exclusiva con el argumento de la lucha contra el narcotráfico.

La inconformidad de nuestro país se originó debido a que la industria pesquera nacional ha reportado diversos incidentes en los que embarcaciones pesqueras mexicanas han denunciado detenciones e inspecciones por parte de navíos del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos, explicó la dependencia.

El antecedente de las incursiones de los estadunidenses en costas mexicanas tuvo lugar el 11 de agosto de 1997, cuando dos embarcaciones y dos aviones con radares del gobierno de Washington entraron al sur de Acapulco, donde persiguieron un bote de narcotraficantes del que fueron arrojadas 2.7 toneladas de cocaína al mar.

Este hecho fue dado a conocer por La Jornada el 4 de noviembre pasado. Entonces, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Juan Rebolledo Gout, calificó la operación antinarcóticos en Acapulco como un éxito y dijo que no debía mostrarse como una amenaza, porque las embarcaciones y aviones estadunidenses no tomaron parte en ninguna persecución en caliente y sólo realizaron labores de monitoreo y vigilancia.

El ingreso de barcos y aviones de la Guardia Costera, de la Marina y del Servicio de Aduanas de Estados Unidos en aguas territoriales y en el espacio aéreo de México se conoció a través de documentos de la Oficina de Política Nacional para el Control de las Drogas de la Casa Blanca.

Los textos de la oficina del zar antidrogas de Estados Unidos, Barry McCaffrey, informaban que el gobierno mexicano había autorizado esas acciones en el marco de una mayor disposición en la intercepción marítima y la cooperación bilateral en el combate al tráfico de drogas.

En ese contexto, la Guardia Costera de Estados Unidos puso en marcha las operaciones Protección de la Frontera, con base en San Diego, California, y la Protección del Golfo, con sede en Brownsville, Texas. En contraparte, la Armada de México arrancó la Operación Tamaulipas 97 con dos buques de guerra y despliegue de helicópteros, y expresó su deseo de continuar el operativo de manera indefinida, detallaba el documento.