RIVERA, ENTRE LOS 19 NUEVOS CARDENALES
José Antonio Román, enviado, Ciudad del Vaticano, Italia, 21 de febrero Ť En el séptim consistorio del papa Juan Pablo II, la Iglesia católica refrendó su indeclinable decisión de trabajar por la justicia y la dignidad humana. ``La misión de la Iglesia no debe ni puede evadir la realidad que se presenta con rostros de injusticia y pecado'', señaló Jorge Arturo Medina Estévez, en nombre del Colegio Cardenalicio.
El papa Juan Pablo II exhortó a los 19 nuevos cardenales presentes, entre ellos al mexicano Norberto Rivera Carrera, a mantener la unidad y perfilar a la Iglesia del próximo siglo, sobre todo iluminando la realidad social con los principios del Evangelio, que proclaman justicia y dignidad de todos los hombres.
Los invitó a ser hombres fieles a Dios, a escuchar y penetrar su palabra y a ser capaces de reflexionar enmedio del pueblo y de los hombres de buena voluntad. Esto a la luz del Evangelio para que la Iglesia pueda hacer frente con firme esperanza a los difíciles retos del presente y del futuro.
En la sombría ceremonia religiosa, que se realizó en la Plaza de San Pedro, y no en el aula Pablo VI como estaba previsto, el pontífice se refirió a los nuevos cardenales provenientes de 13 países y cuatro continentes. Recordó al italiano Alberto Bovone, quien en ese momento no recibió el nombramiento cardenalicio por encontrarse hospitalizado; además, a Giussepe Uhac, quien falleció en la víspera de conocerse la lista de los nuevos purpurados, donde estaba inscrito, el 18 de enero.
Ante esa circunstancia, Juan Pablo II anunció su decisión de reservarse in pectore -en secreto- el nombre de otro cardenal, además de los dos anunciados originalmente.
De esta forma, de los nuevos cardenales, cuatro son de América Latina, 11 de Europa (siete de ellos italianos), dos de Estados Unidos y uno de Canadá. Además, uno es del continente africano y otro más de Oceanía.
Aunque el consistorio se realizó en la Plaza de San Pedro, que medianamente se llenó este día, tuvo más bien un carácter de sobriedad comparado con anteriores, principalmente el sexto realizado el 29 de noviembre de 1994, según opiniones de diversos corresponsales acreditados ante el Vaticano.
En aquella ocasión, recordaron, hubo varios elementos que provocaron entre los presentes una mayor emotividad. Uno de estos fue la designación de los arzobispos de La Habana, Albania y Sarajevo, países que entonces pasaban por circunstancias difíciles.
De Cuba era la primera vez que después de tres décadas del gobierno de Fidel Castro se nombraba un cardenal; Albania, el país más pobre de Europa, salía del régimen socialista, y Sarajevo sufría la guerra. Juan Pablo II oró y dedicó a la paz más de la mitad de su mensaje.
Iniciada la ceremonia cardenalicia, que duró escasamente dos horas, el arzobispo chileno y nuevo cardenal Medina Estévez remarcó la misión que la Iglesia tiene ante la realidad y el sufrimiento humano, y de la cual no puede desligarse. ``No sería coherente nuestra fe si no actuamos en esta realidad o no ayudamos al hombre para hacer más justa esta sociedad'', dijo el también pro-prefecto de la Congregación para el Culto Divino, ante autoridades civiles locales y del cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede.
Insistió en que la propia Iglesia no traduciría su misión si se guarda o aleja de la realidad. Por el contrario, dijo, debe ser guía, verdad y vida para enseñar a los hombres a vivir conforme a los princpios del evangelio.
En sus palabras, y pese a su estado de salud, Juan Pablo II habló de la celebración del jubileo del año 2000, pidiéndole a los nuevos cardenales su colaboración y experiencia para guiar a la Iglesia en la última etapa de preparación del año santo. Oró porque la primavera del Concilio Vaticano II pueda llevarse al nuevo milenio a través de su madurez y sin pena.
Tras la imposición del capelo cardenalicio, cada uno de los 19 nuevos purpurados recibió en distintos salones del Vaticano la salutación de sus respectivas delegaciones. Una de las más numerosas fue la de Norberto Rivera Carrera. Entre quienes hicieron una larga fila para llegar a felicitar al nuevo cardenal mexicano se encontró al ex secretario de Gobernación y actual senador del PRI, Esteban Moctezuma, quien dijo ser invitado del arzobispo primado de México.
También acudió a la celebración del consistorio el gobernador de Durango, Maximiliano Silerio Esparza, entidad de donde es originario Rivera Carrera. Ambos funcionarios estaban acompañados por sus respectivas familias.
En tanto, el encargado de la embajada de México ante la Santa Sede, Raúl López Lira, anunció la recepción que le ofrecerá la instancia diplomática al nuevo cardenal mexicano, el lunes venidero. El nuncio apostólico, Justo Mullor, acompañó al cardenal Rivera hasta el final de la salutación en el salón de las Bendiciones, donde se encuentra el balcón central de la Basílica de San Pedro.
En entrevista, el senador Moctezuma Barragán dijo que la relación entre el Estado y la Iglesia católica es de respeto y constructiva, ceñida estrictamente al nuevo marco jurídico que la rige desde hace varios años. Señaló que seis años de los cambios constitucionales aún es poco tiempo para pensar en una nueva revisión de la Carta Magna. Mañana domingo, los nuevos cardenales concelebrarán con el papa Juan Pablo II, en la Basílica, la fiesta de la cátedra de San Pedro, ceremonia donde recibirán el anillo cardenalicio de manos del pontífice romano.
Rivera Carrera permanecerá unos días más en la ciudad de Roma, donde se reunirá también con la comunidad del Colegio Mexicano, y oficiará también aquí el Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma.