La Jornada lunes 23 de febrero de 1998

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El esposo de la señora Lolita de la Vega, el poderoso líder de los trabajadores de la radiodifusión, Nezahualcóyotl de la Vega, fue el personaje seleccionado por la cúpula nacional cetemista el sábado pasado para ofrecerle apoyo al líder priísta Mariano Palacios Alcocer.

Hostigamiento a comunicadores

No fue éste, sin embargo, el único episodio público en el que el apellido De la Vega salió a relucir (ya bastante exposición pública había tenido con el incidente famoso del helicóptero blanco en La Realidad y la campaña de satanización a lo extranjero que desde allí desató la Secretaría de Gobernación), sino también en la abrupta suspensión del programa radiofónico de Nino Canún, denominado ¿Y usted qué opina?, en el que el locutor había criticado, 48 horas antes de su despido, las andanzas de doña Lolita por tierras chiapanecas.

A pesar de los casilleros propios que le corresponden a cada uno de los tres capítulos aquí mencionados, no es posible evitar asociarlos y entenderlos no sólo como una lamentable expresión de la complicidad que todavía impera entre segmentos de poder (como el priísta y el cetemista) y el ejercicio periodístico, sino, sobre todo, como una muestra de que, conforme se enredan los múltiples problemas sin resolver que tiene el gobierno enfrente, también van ganando terreno las tentaciones desde el poder de ir cerrando y apretando tuercas en diversos espacios informativos.

La embestida contra Hermann Bellinghausen no ha sido solamente para pretender acotar el margen de confiabilidad y credibilidad del enviado de La Jornada a Chiapas sino, en el fondo, de intentar un jaque a la línea editorial de un diario cuya permanente atención al conflicto chiapaneco le ha convertido en un punto de molestia para quienes no han podido realizar sus planes y maniobras sin tener, cuando menos, el testimonio y la denuncia de la plantilla de reporteros y fotógrafos jornaleros, siempre atentos al latir de ese punto básico para la nación.

Meses atrás, al detallar en esta columna los ríos de dinero destinado por el entonces gobernador Julio César Ruiz Ferro a varios diarios chiapanecos, se mencionaba la estrategia gubernamental de control de los medios locales y de los corresponsales de los principales medios nacionales como una fórmula para impedir que los problemas se conocieran más allá de los informes militares y de seguridad pública.

En ese esquema, La Jornada y (desde entonces) Bellinghausen han sido algunos de los varios testigos incómodos de los que el gobierno pretende ahora deshacerse, acusando a unos de extranjeros involucrados en los asuntos nacionales y a otros, como La Jornada, sembrando la semilla de la confusión, de la calumnia y de los riesgos crecientes para el ejercicio de la función de sus invitados.

Hablemos claro, al servicio de decisiones políticas de alto nivel

Para inyectar tales semillas nefastas se requirió de una decisión política de alto nivel y de la ejecución aplicada por parte de socios, allegados o cómplices. En ese escenario aparece el programa Hablemos claro, permanentemente dedicado a favorecer a funcionarios, gobernadores y personajes del oficialismo, mediante entrevistas carentes de sentido crítico (arregladas para lucimiento del invitado) y preguntas presuntamente hechas por el público de una manera que insulta la inteligencia por cuanto traslucen sin pudor su inducción absoluta.

Hablemos claro y Lolita de la Vega fueron el instrumento ejecutor de las decisiones políticas de alto nivel que pretenden irse desembarazando de instancias confiables de información pública y de personajes atentos al curso del conflicto chiapaneco.

Pero Hablemos claro y Lolita de la Vega no se explican sin Nezahualcóyotl de la Vega, el guerrerense que ha sido diputado, senador y miembro de la cúpula cetemista durante décadas, y que ejerce un control absoluto sobre los trabajadores de empresas como Televisión Azteca, por ejemplo, o Radio Fórmula (la estación que transmitía el programa de Canún).

Ese programa y ese líder forman parte de un México cuyas terribles consecuencias cotidianas aparecen con frecuencia (como en el caso de los ferrocarrileros y el charro Víctor Flores) relegadas por partidos e instancias de lucha democrática, dedicados mejor al diseño de lo electoral o lo discursivo.

Es el México de los contratos colectivos de trabajo negociados con la empresa para beneficio de los dirigentes, de la exclusión de por vida de los disidentes, del cierre de fuentes de empleo a quien no obedece hasta la abyección, de las decisiones tiránicas, anticonstitucionales, violatorias de los derechos humanos, a capricho de los líderes convertidos en señores de horca y cuchillo gracias a legislaciones amañadas, tribunales corruptos y funcionarios complacientes.

Ese México sobreviviente a los intentos de remociones externas, es el que ofreció a Palacios Alcocer apoyo en estos momentos de tambaleos. Frente a un auditorio integrado por mujeres explotadas de por vida, acarreadas y convertidas en meros objetos de escenografía, es frente al cual el líder cetemista De la Vega, en nombre de su central, expresó respaldo al líder priísta nacional e, inclusive, le deslizó reclamos democratizadores y exigencias de que ya no se repitan espectáculos como el de Zacatecas (sin saber el escucha si se refería a los del gobernador cetemista saliente, Arturo Romo, o a los jaloneos con Ricardo Monreal).

Es ese mismo México decidido a impedir que en las emisoras controladas por el gran líder se ose criticar a la esposa instrumentadora de las decisiones del gran poder. El que tiende trampas y siembra insidias contra Hermann y su diario. El que manda decenas de judiciales federales a detener y amedrentar a quienes venden máscaras presidenciales. El que cierra programas y espacios. El que compra conciencias y negocia silencios. El que ve con desesperación la pérdida paulatina del poder y, en reacción desesperada, trata de retomar terreno, aunque sea a coletazos.

También contra Carlos Ramírez

(De manera consciente he dejado al final otro hecho llamativo, como ha sido el anuncio del diputado De la Vega de que emprenderá acciones legales contra el columnista Carlos Ramírez por haberlo implicado en su columna Indicador político como parte importante de una presunta red de prostitución asentada en el Poder Legislativo. Merece mención aparte este caso, a juicio de Astillero, por el hecho de que aun siendo percibible el aprovechamiento de la oportunidad para presionar a un periodista crítico y respetado, como es Ramírez, también es necesario esperar tanto a que éste precise su postura respecto a lo publicado como, en dado caso, a que el citado proceso fuese abierto y finalmente hubiese una sentencia sobre el tema.)

Astillas: Pues parece que Artemio Iglesias le va ganando a la voluntad central que deseaba a Patricio Martínez como candidato priísta a gobernador de Chihuahua. Los riesgos para la unidad de los priístas no están sin embargo superados, pues el distanciamiento entre Iglesias y Martínez hace prever rijosidad a la hora de los resultados finales... El PRD no tiene presencia real en Yucatán, donde se vive un claro bipartidismo entre PRI y PAN. Por ello, la apuesta perredista a la alcaldía de Mérida abrió el paso a un personaje de real peso político local, como es el caso del ex gobernador priísta de Yucatán Francisco Luna Kan... Las especulaciones sobre las posibilidades papales del cardenal mexicano Norberto Rivera se han desatado. Según eso, de cara a los problemas actuales y a la difícil transición en curso, Rivera sería una opción seria para cuando sea necesario suceder a Juan Pablo II.

Fax: 5 12 65 46 Correo electrónico:[email protected]