La Jornada 23 de febrero de 1998

En Durango, la sociedad civil impone su plan de desarrollo

Juan Manuel Venegas, enviado, y Emmanuel Salazar, corresponsal /I, Durango, Dgo., 22 de febrero Ť Sin oferta y sin liderazgo, los partidos políticos, y aun el gobierno, quedaron rezagados frente a la sociedad civil duranguense.

Desde hace dos años se gesta aquí un movimiento cívico, universitario y empresarial que ya por lo pronto logró un primer objetivo: comprometer a los candidatos al gobierno del estado a impulsar un proyecto de desarrollo, ajeno a la coyuntura político-electoral y surgido de la consulta y la participación social

Se trata del programa Durango 2020 y confluyen en él, empresarios, organizaciones sociales y campesinas, la jerarquía católica de la entidad, universitarios, dirigentes obreros y pequeños comerciantes.

Aseguran sus promotores que no importa el color del partido que gane las elecciones del próximo 5 de julio, sino el impulso a un plan estatal que abra las puertas de la inversión, genere fuentes de empleo, reactive el campo y fortalezca el sistema estatal educativo.

Es un proyecto que ``no pertenece a ningún partido, pero quien gane la mayoría en julio lo tendrá que respetar, asumir y desarrollar. Con o sin ellos (los partidos) nosotros nos vamos... Esta vez, tuvieron que voltear hacia nosotros'', asegura convencido el presidente del Sector Privado Empresarial (SPE) de Durango, Jorge Saravia Castillón.

Y por lo pronto, ya en marcha el proceso electoral que culminará el 5 de julio con la renovación del Ejecutivo y Congreso locales, así como de las 39 alcaldías del estado, PRI, PAN, PT y PRD (en ese orden, por la representación alcanzada en los comicios de hace tres años) ya dieron ``el visto bueno'' al proyecto.

``No se trata ni de suplir ni de duplicar las acciones del próximo gobierno, sino de complementarlas. Tampoco se trata de un proyecto coyuntural, sino estructural. Y que quede claro, tampoco es sexenal, sino a largo plazo ¡Queremos subirnos al camión y que el gobierno no desvíe la dirección!'', asevera por su parte el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Juárez de Durango, Rubén Ontiveros.

Zedillo faltó a su palabra

Saravia Castillón --quien rechazó la precandidatura del PAN al gobierno del estado-- encuentra en el movimiento del Cerro del Mercado de hace 32 años, en Durango, el ``referente histórico'' de la nueva participación ciudadana que ha dado forma al proyecto 2020.

Hace tres décadas un movimiento pacífico al que se integraron todos los sectores de la sociedad duranguense exigió al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz mayores recursos para el desarrollo de la entidad, su inclusión en el Plan Siderúrgico Nacional (para rescatar ``nuestro hierro del monopolio de la industria acerera de Monterrey'') y la continuidad del proyecto Bosques Mexicanos.

Aquella movilización, que contó con la destacada participación estudiantil y del empresariado local, incluyó la toma del Cerro del Mercado y terminó cuando Díaz Ordaz mandó las tropas del Ejército (bajo las órdenes del general Salvador Rangel Medina) a ``contener'' a los inconformes; destituyó al gobernador Enrique Dupré Ceniceros, y llegó al extremo de declarar la desaparición de poderes en la entidad, según decreto del Congreso de la Unión del 4 de agosto de 1966.

Todo con el propósito de ``restaurar el orden''. Estas tres décadas han sido ``un trauma'' para los duranguenses, en tanto que la Federación ``nos tiene en el olvido, como si estuviéramos castigados'', advierte el líder empresarial, quien sólo pide ahora al presidente Ernesto Zedillo, ``si no su apoyo, porque ya nos incumplió, sí que nos deje actuar y organizarnos''.

Zedillo, asegura Saravia, ``ya nos falló. Como candidato vino y se comprometió a ponerse a mano con Durango. Esas fueron sus palabras, textual, pero un año después regresó y cuando se las recordamos se salió por la tangente: `Yo les dije que me iba a poner a mano, pero no les dije cuándo'. Eso nos dijo el Presidente y eso, la mera verdad, no se vale... ¡faltó a su palabra el mandatario!''

Las razones del 2020

La apertura del estado a la instalación de empresas maquiladoras, en su mayoría operando para el capital estadunidense, ha permitido a los gobiernos priístas tener como una de sus principales banderas la generación de empleos. Pero la oferta resulta más que engañosa y hoy, en Durango, de las 357 mil 937 personas que conforman la población económicamente activa, 65.24 por ciento tiene ingresos entre 20 y 50 pesos diarios.

Esta entidad es ``fiel reflejo'' de una economía local totalmente rezagada frente a las grandes maquiladoras no generadoras de riqueza social. Observadores, líderes sociales e incluso empresarios analizan el fenómeno y coinciden: la maquila ahorró al gobierno una presión social (la falta de empleos), pero no ha generado riqueza para Durango.

Paralelamente, el panorama duranguense presenta un campo prácticamente en el abandono. Las fuertes sequías que han pegado en los últimos cinco años provocaron la caída hasta de 70 por ciento en la producción de frijol, maíz, trigo y alfalfa, en tanto que los ejidatarios de la región lagunera han preferido rentar sus tierras a las dos grandes empresas lecheras de esta entidad: Lala y Queen.

Por si fuera poco, la actividad ganadera se vino abajo dramáticamente en los últimos años y de los 40 millones de dólares que llegó a exportar entre 1991 y 1993, el sector redujo su actividad a 5 millones de dólares en 1997.

En tanto, y a pesar de que Durango posee una importante riqueza forestal y minera, la explotación de estos recursos está en manos de empresas nacionales y extranjeras, con escasos beneficios directos para la población y economía local. Así por ejemplo persisten paradojas como ésta: mientras que por un lado el estado cuenta con una importantísima veta maderera, por el otro no tiene una sola fábrica de muebles.

Todo esto ha provocado el incremento en los niveles de emigración del campo a las tres ciudades medias de la entidad: Durango capital, Gómez Palacio y Lerdo, aunque el fenómeno migratorio rebasa las fronteras estatales y los jóvenes duranguenses, cada vez en mayor número, abandonan su entidad en la búsqueda de trabajo mejor remunerado en estados vecinos como Chihuahua y Nuevo León, o bien en Estados Unidos.

Saravia Castillón reconoce que la falta de empleo bien remunerado es el ``más claro ejemplo'' del atraso de Durango, y maneja cifras totalmente desalentadoras: ``Tengo información para asegurar que de 300 jóvenes egresados del Instituto Tecnológico de Durango, si acaso 15 o 20 han encontrado trabajo en el estado. El resto anda por ahí desempleado o subempleado; en el mejor de los casos para ellos encontraron salida a otra entidad''.

Del crecimiento de la maquila a los bajos ingresos

La industria maquiladora, instalada principalmente en los municipios de Gómez Palacio y Lerdo, dedicada al ramo textil y confección, ha visto su crecimiento más notable entre 1990 y 1997. Su llegada ni siquiera puede atribuirse a una gestión o promoción gubernamental. Se instalaron aquí de manera natural.

La saturación de estas empresas en la franja fronteriza de México con Estados Unidos obligó a las grandes maquiladoras a ampliar sus horizontes y bajaron a Durango, donde encontraron, eso sí, todas las facilidades por parte del gobierno estatal.

A principios de la década empezó el auge duranguense de las maquiladoras, y si en 1992 se contaban 51 empresas, el informe de 1997 de la delegación estatal de la Secretaría de Comercio ubica aquí a 124 maquiladoras. Es decir, un crecimiento en cinco años de 143 por ciento.

Por su parte, las cuentas estatales son alegres: más de 90 por ciento de las plantas en operación están en la rama de la confección de prendas de vestir, y el resto se encuentra en las áreas metalmecánica, muebles y accesorios de madera.

Y justifican el crecimiento: entre 1992 y 1997 el empleo generado por la industria maquiladora se incrementó en 154.4 por ciento, al pasar de 10 mil 42 empleos en el 92, a 25 mil 572 el año pasado.

Estas cifras (que ubican a la entidad entre los primeros lugares en la escala nacional en cuanto a empleo industrial), contrastan con los bajísimos niveles salariales que predominan entre los trabajadores. Concretamente en el caso de las plantas maquiladoras la mayoría de los obreros tienen ingresos que van de uno a dos salarios mínimos, que en el estado es de 26 pesos diarios.

Así, de acuerdo con los datos del INEGI, en Durango 13.84 por ciento de la población económicamente activa no cuenta con ningún tipo de ingreso fijo; 17.82 percibe un salario mínimo o menos, y 33.58 por ciento, entre uno y dos salarios mínimos.

En tanto, las estadísticas del IMSS al quinto bimestre de 1997 indican que de los 149 mil 577 asegurados, 32.52 por ciento percibe apenas un salario mínimo, y 38.21 por ciento percibe hasta dos salarios mínimos o menos. Es decir, 70.7 por ciento de los derechohabientes no gana más de 52 pesos diarios.