La Jornada 24 de febrero de 1998

Cárdenas: el DF, en jaque por la crisis heredada

José Galán y Ciro Pérez Silva Ť De no conseguir el gobierno federal la autorización necesaria en el Congreso de la Unión para contratar deudas adicionales, en los próximos dos años las obras prioritarias para el Distrito Federal corren el riesgo de suspenderse, advirtió ayer Cuauhtémoc Cárdenas ante diputados federales del PRI, PAN y PRD.

Pero el priísta Enrique Jackson, en un insólito discurso de oposición, donde su partido es mayoría, amenazó con poner en riesgo los montos de endeudamiento a discusión en el marco del debate sobre los recursos federales de 1999 el próximo otoño, con el argumento de que ``el presupuesto que le fue aprobado a usted por la Asamblea Legislativa para 1998 adolece de consistencias elementales''.

Para la legisladora federal Sandra Segura Rangel, del PAN --ávida de resultados inmediatos--, 80 días han sido más que suficientes para obtener resultados espectaculares, y como esto no ha sido posible, entonces el gobierno de la ciudad ``carece de un programa de gobierno definido, y existe la sensación de que vamos en un barco sin rumbo fijo, sin dirección por falta de timón''.

En la primera reunión de trabajo de un jefe de gobierno con una comisión de diputados federales en el recinto legislativo de San Lázaro --lo que hasta ahora ningún gobernador o regente capitalino había hecho-- la seguridad pública y la procuración de justicia; la política social; los servicios públicos, los impuestos y en general la situación económica fueron temas abordados no sólo por la mesa directiva de dicha comisión, sino también por 10 diputados del PRI, PRD y PAN.

De entrada

Al presentar su visión sobre el pasado, presente y futuro de la ciudad de México, Cárdenas consideró que los ``graves'' problemas citadinos parten de la ``mala administración producto de la falta de democracia'', así como por ``las frecuentes crisis económicas que el abandono el interés nacional, la renuncia a las responsabilidades sociales del Estado, la corrupción y la imprevisión han hecho tan comunes en estos últimos años''.

Y más adelante, insistió en que la situación económica en que recibió el gobierno ``es, por decir lo menos, difícil'', porque en lugar de que el gobierno anterior entregara un superávit de mil 179 millones de pesos, ``como había presupuestado, recibimos un déficit cercano a 400 millones de pesos, además de 500 millones en adeudos de ejercicios fiscales''.

Eso, sin contar con la deuda heredada de 12 mil 200 millones de pesos, derivada de líneas de crédito contratadas por el gobierno federal para obras como la línea B del Metro, el acuaférico y plantas de tratamiento de aguas negras, ``deuda que para el año 2000 ascenderá a cerca de 33 mil millones de pesos'', dijo.

De allí la necesidad de que el gobierno federal obtenga la aprobación para contratar mayor deuda y poder poner en marcha obras necesarias, o suspenderlas en el transcurso de los próximos dos años, y evitar, asimismo, que la administración de la ciudad pueda caer en insolvencia y heredar a su vez una situación en números rojos, agregó Cárdenas.

Para el priísta Enrique Jackson, sin embargo, a las inconsistencias presupuestales hay que agregar ``falta de rigor de técnica presupuestal'' y ``hasta vicios de inconstitucionalidad''. Ex funcionario del gobierno capitalino, el legislador subrayó que la visión de los priístas ``no se agota en el mero logro de un nuevo marco político'', pero ``nos preocupan algunas expresiones que tienden a la destrucción del adversario en nombre de la democracia''.

Por ejemplo, preguntó el diputado priísta Esteban Miguel Angeles Cerón, ``¿quién ha pedido que los poderes de la Unión salgan de la ciudad de México, o que ésta deje de ser la capital del país?''.

El planteamiento de la erección del estado 32 está no sólo en los planes ``de mi partido, el PRD'', sino también de otras fuerzas ``aquí presentes'', respondió Cárdenas, ``pero en lo que a nosotros corresponde, no está planteada ni la salida de los poderes de la Unión ni que la ciudad deje de ser la capital de la República''.

``Esto sería suicida para cualquier fuerza política que lo pretendiera, en relación con la respuesta que de ello pudiera obtener de los ciudadanos del Distrito Federal'', añadió.

Ante los cuestionamientos del priísta Manuel González Espinoza y de los panistas José Espina Von Roerich y Francisco José Paoli Bolio sobre seguridad pública, movimientos migratorios y los servicios públicos en municipios conurbados, Cárdenas respondió que pronto se instalará el consejo de seguridad pública, como un instrumento idóneo para la seguridad de los capitalinos; que la migración del centro de la ciudad hacia la periferia responde a situaciones ajenas a una voluntad en particular del gobierno capitalino, y que están en marcha acuerdos con el gobierno del estado de México para el control de la calidad del aire y la reforestación de los llamados cinturones verdes.


Ciro Pérez Silva y José Galán Ť Dos meses de un gobierno de oposición --respondieron los perredistas-- no borran 70 años de ejercicio abusivo del poder.

Había empezado la reunión de trabajo de la Comisión del DF de la Cámara de Diputados, a la que asistió Cuauhtémoc Cárdenas, quien durante casi cinco horas respondió a las preguntas de quienes ahora son oposición en la ciudad de México y cuestionaron la congruencia entre lo que ofreció durante su campaña y lo que ha hecho como gobernante.

Priístas y panistas subrayaron la ``falta de programa'' del gobierno capitalino y aseguraron que no se percibe una dirección definida. Los priístas se refirieron a la situación de inseguridad, desempleo, ambulantaje, contaminación y corrupción que ``campea en la ciudad de México'' y preguntaron: ``¿cómo se va a superar? ¿Cuándo? ¿Hasta dónde?''.

Fueron las mismas preguntas que aún antes de tomar posesión se hizo la actual administración. Las mismas interrogantes que no encontraron respuesta en otros gobiernos, de signo y tendencia contrarios al de Cárdenas.

Los cuestionamientos arrancaron sonrisas de miembros del gabinete de Cárdenas. Alejandro Encinas, secretario de Medio Ambiente, aplaudió, divertido, la intervención de los panistas, mientras que otros, como Rodolfo Debernardi, secretario de Seguridad Pública, no pudieron ocultar su molestia. La secretaria de Gobierno y ex diputada, Rosario Robles, de plano reviró: ``Son unos cínicos. Chorrean sangre''.

Al final de la reunión, el coordinador de la fracción priísta del DF, Guillermo Barnés García, consideró que ``no hubo respuestas a los planteamientos de su partido'', mientras que el vicecoordinador panista, Francisco José Paoli Bolio, dijo que ``las respuestas habían sido parciales''. Sin embargo, ambos coincidieron en señalar que el encuentro fue sano y valioso, ``porque permitió orear todos los problemas y dificultades del DF''.

Los legisladores se pronunciaron porque se repitan estos encuentros para poder llegar a acuerdos ``que destraben algunas de las relaciones y malos entendidos que se han gestado en la instalación de su gobierno''. En este setido, el dirigente local del PRD, Armando Quintero, consideró que no era posible hacer un balance de 80 días de gobierno y señaló que ``el balance objetivo'' se podrá hacer al final del presente año. Para Samuel del Villar, procurador capitalino de Justicia, las cosas están claras: ``Los priístas se fueron sobre Cárdenas, al constatar el enorme y rotundo fracaso de la dictadura de la corrupción que ellos alimentaron durante 70 años''.

A Espinosa nadie lo defendió

El jefe de gobierno del Distrito Federal, el primero en la historia en asistir a una sesión de trabajo de la Comisión respectiva, llegó al Palacio Legislativo a las 9:45 horas. Su arribo contrastó con el de funcionarios del gobierno federal, cuyo equipo de seguridad desplaza al de la propia Cámara de Diputados. La llegada de Cárdenas, quien estuvo acompañado por su hijo Cuauhtémoc y el secretario de Obras, César Buenrostro, fue discreta.

Luego de intercambiar saludos con diputados perredistas, se dirigió al Salón Verde, donde ya lo esperaban los miembros de la Comisión y su gabinete en pleno. El perredista Alejandro Ordorica Saavedra-- quien fracasó en los amarres necesarios al interior de la comisión de tal manera que la reunión de trabajo se convirtió en comparecencia--, hizo una breve introducción para dar paso a la presentación del jefe de gobierno.

Cárdenas puntualizó que se revisa la administración recibida, pero advirtió que no se trata de ``detenerse a revisar para dejar de actuar'', y ofreció sentar las bases para un desarrollo sustentable y establecer con solidez una administración eficaz.

Pero ni Jackson ni sus compañeros priístas se atrevieron a salir al paso cuando Cárdenas se refirió al ``estado desastroso'' de las finanzas del Distrito Federal, ``responsabilidad de administraciones pasadas'', menos aún a mencionar el nombre de Oscar Espinosa Villarreal.