La Jornada 24 de febrero de 1998

Presencia ``pesada'' del Ejército y nulo desarme a paramilitares: Raúl Vera

José Antonio Román, enviado, Roma, 23 de febrero Ť La presencia del Ejército Mexicano en Chiapas es ``bastante pesada'' y el gobierno aún nada ha hecho para desarmar a los grupos paramilitares, señaló aquí el obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Raúl Vera López.

Asimismo, consideró que la presencia de observadores extranjeros debe ser entendida como una solidaridad por la paz. ``En muchos otros países, sobre todo de Centroamérica, México fue solidario para que llegara la paz. México ayudó a Contadora, ayudó para hacer el diálogo; entonces, México también ha ayudado a este tipo de procesos y ha sido solidario''.

Entrevistado durante la recepción que la embajada de México ante el Vaticano ofreció al nuevo cardenal Norberto Rivera en la residencia diplomática, el obispo Vera insistió en que la reducción en la presencia del Ejército, el desarme de los grupos paramilitares y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés son las condiciones mínimas para reanudar el diálogo entre el gobierno federal y el EZLN.

Procedente de Madrid, Vera llegó esta misma tarde a Roma, a fin de participar como invitado especial a una reunión de Cáritas Internacional, en la que se hablará de México y Colombia, además de que se reunirá con diversas órdenes religiosas.

A la recepción acudieron no sólo jerarcas eclesiásticos, incluidos algunos de la curia romana, sino también políticos mexicanos. Entre los primeros estuvieron los cardenales Juan Sandoval Iñiguez, de Guadalajara, y el colombiano Alfonso López Trujillo, prefecto de la Pontificia Congregación para la Familia, así como el sacerdote Marcial Maciel, provincial de los Legionarios de Cristo.

También asistieron la actual lideresa del sector popular del PRI, Elba Esther Gordillo; el ex secretario de Gobernación Esteban Moctezuma y el gobernador de Durango, Maximiliano Silerio Esparza, entidad de donde es originario el nuevo cardenal mexicano.

Vera López señaló que otro de los graves problemas es que los grupos del EZLN ``se sienten acosados'' y eso, dijo, nosotros también lo hemos visto. No se trata, aclaró, de que un grupo armado sea bueno, pero en reiteradas ocasiones el Ejército Zapatista ha pedido ayuda para que las cosas no se resuelvan por la violencia.

Sin embargo, consideró que para ello es necesario crear las condiciones mínimas rumbo al diálogo y la negociación, y en lugar de eso, al EZLN se le quiere sentar a dialogar cuando no se han cumplido los acuerdos de San Andrés, existen grupos paramilitares con el aval de autoridades gubernamentales y el Ejército tiene una presencia ``bastante pesada'' en el estado.

No se está exigiendo la salida total de las fuerzas armadas. ``Todos entendemos que si hay un grupo armado que ha declarado una guerra, lo normal es que exista una presencia militar, pero no como la que estamos viviendo''. En realidad, señaló, hay una gran preocupación porque el diálogo no se reanuda y porque tampoco se hace nada para crear dichas condiciones.

Destacó que el desarme del EZLN está planteado dentro del proceso de paz, además de que este grupo tiene una connotación diferente a la de los grupos paramilitares, e incluso la Ley de Concordia y Pacificación establece que mientras estén dispuestos al diálogo pueden continuar con sus armas y no ser detenidos. Además, los motivos que llevaron a uno y otro grupo son totalmente diferentes, recordó.

Interrogado sobre esta postura y en una eventual interpretación a favor del EZLN, señaló: ``Yo no tengo que defender nada, sencillamente hay un acuerdo firmado entre ellos''. Además, dijo, el problema de Chiapas no sólo se conoce por la diócesis de San Cristóbal y nosotros mismos estamos sufriendo los acontecimientos.

La recepción ofrecida al cardenal Rivera Carrera fue la que concluyó un día destinado prácticamente a la celebración del nuevo nombramiento del jerarca mexicano, donde estuvo por la mañana con el papa Juan Pablo II, en una audiencia prácticamente privada a la que asistieron familiares y colaboradores cercanos del prelado mexicano.

Posteriormente, en el Ateneo Pontificio Regina, sede de la formación de los Legionarios de Cristo, el padre Maciel y su orden religiosa le ofrecieron una comida, a la que asistió el medio millar de mexicanos católicos que viajó a Roma para el séptimo consistorio de Juan Pablo II. Ahí estuvo también el nuncio emérito Girolamo Prigione.

Ya en la recepción ofrecida por el encargado de negocios de la embajada de México ante el Vaticano -pues está por nombrarse al sucesor de Guillermo Jiménez Morales-, Rivera Carrera aceptó que todos los cardenales tienen la posibilidad de llegar a convertirse en papa.

``Ciertamente tengo más posibilidades que mi hermana -que es religiosa-, pero recuerden que todo cardenal que llega como papa al cónclave, sale de él siendo cardenal'', dijo, en referencia a que muchos medios de información italianos lo colocan ya dentro de los jerarcas más importantes para ser candidatos. Incluso, las cadenas de televisión lo enfocan con mucha frecuencia en sus reportes periodísticos.