Reanuda el Ejército operaciones, tras la salida de la comisión internacional
Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 25 de febrero Ť Nuevamente, los patrullajes aéreos y terrestres del Ejército han recordado a los campesinos de esta región que la presión militar sobre ellos sigue en pie.
Procedentes de las bases militares de Comitán y Las Margaritas, ayer ingresaron cerca de 50 vehículos militares a la guarnición de Guadalupe Tepeyac, en la que resulta una reanudación de los movimientos de tropa y equipo bélico, suspendidos durante los días que visitó la región la Comisión Civil Internacional de Observación.
Relatan los campesinos de la cañada que en cuanto salieron los observadores europeos se reanudaron los sobrevuelos de rastreo. Ayer pasó un helicóptero sobre La Realidad y la madrugada de hoy un avión (``el avión'', le dicen los niños, porque no conocen otro) dio varias vueltas sobre el insomnio de los campesinos.
Además, esta mañana se reanudaron los patrullajes terrestres. El operativo pudo ser observado por varios miembros de la Comisión Internacional, quienes regresaron aquí sin anunciarse, con el fin de registrar la cotidianidad del cerco militar en condiciones ``normales'' (y no la situación especial que indujo su publicitada visita de días pasados).
La movilización castrense coincide también con el anuncio de una brigada de ``agentes especiales'' del Instituto Nacional de Migración, que efectuará ``investigaciones'', igualmente especiales, en la zona.
Mientras Acteal se vuelve un nombre cada vez más lejano (según la pre-freudiana receta de que los traumas, así sean nacionales, es mejor olvidarlos cuanto antes) y las matanzas y ajusticiamientos en general se pretenden presentar como ``usos y costumbres'' de los indios irredentos, son invocadas nuevas palabras para encender otra clase de sentimientos.
Hoy, las leyes que se busca aplicar tienen que ver con otras cosas.
Así, la persecución de paramilitares culpables y autoridades cómplices en la masacre -si alguna vez realmente la hubo- cede paso a la más sencilla cacería de extranjeros. En vez de derramamiento de sangre y delitos contra la vida de los indígenas, se persiguen presuntos delitos de papeles. Y uno de los papeles destacados en esta campaña lo desempeñan ciertos medios de comunicación. Algunos. ¿Los suficientes?
Celebraciones patrióticas
En las ondas hertzianas de San Cristóbal de las Casas, el Día de la Bandera sonó acentuadamente nacionalista y regional. En una sucesión de noticias locales, se hablaba de la Ciudad Real (nombre colonial de la capital de indios de los Altos de Chiapas), y se destacaba la celebración municipal del lábaro patrio.
El alcalde Rolando Villafuerte, acompañado por los mandos militares de la 31 Zona Militar, ubicada en Rancho Nuevo, encabezó la ceremonia en la escuela Ramón Larráinzar (nombre significativo en más de un sentido). El tema de todas las disertaciones, siguiendo la pauta trazada a nivel nacional, versó ese día sobre los extranjeros (o un extraño enemigo).
Según destacaron las radiodifusoras locales (y le pusieron aderezo), la intervención estelar correspondió a un niño, alumno de dicha escuela, quien con voz casi tan exaltada como la del locutor al repetirlo, demandó la expulsión de los extranjeros, los culpó de todos los males, los acusó sin matices de adueñarse de la educación y la atención médica de los indios; vituperó las ``sectas'' de origen estadunidense, etc.
El comentarista radial subrayó estas ``interesantes'' palabras: ``ya ve usted cómo los niños expresan cosas que, caray, las políticas no siempre se atreven a decir''.
Hay de extranjeros a extranjeros
En otro orden, también se destacó que fuera el ``día grande'' del célebre carnaval chamula, que el mismo 24 de febrero atraía a cientos de turistas extranjeros, que hasta en aviones charter llegaron atraídos por esta fecha. Miles de indígenas católicos (``de la etnia tzotzil'', se informaba al auditorio) habían acudido a San Juan Chamula, lo mismo que el gobernador Roberto Albores Guillén, ``haciendo patria'' con las autoridades priístas y tradicionales del municipio constitucional indígena más poderoso de los Altos. El que más expulsados ha producido en la República Mexicana: entre 30 y 40 mil. Muchos de ellos son ahora extranjeros en el sur de Estados Unidos.
La migración chamula representa la primera generación de braceros chiapanecos al otro lado de la frontera: un fenómeno reciente. Dejaron de ser extranjeros en su natal San Juan Chamula para seguir siéndolo en California.
En tanto, la campaña antiforasteros arreció en San Cristóbal. A las presiones de la policía migratoria se suman algunos hoteles y restaurantes que, reservándose el ``derecho de admisión'', omiten atender a los extranjeros que no vienen en grupo ni han alcanzado la serenidad de la edad geriátrica.
Sucede que sucede.