Justicia a la música cubana
Ernesto Márquez Ť Los sones tradicionales de Cuba contenidos en Buena Vista Social Club e interpretados por un puñado de veteranos músicos cubanos lograron hacer mella en el comercialismo de radiofórmula dominante en la entrega 40 de los premios Grammy y, contra lo que muchos esperaban, se elevaron con el galardón de la Mejor Música Tropical Latina, por encima de los fuertes intereses económicos que marcan las decisiones.
En una apretada terna que incluía álbumes como A toda Cuba le gusta, de los Afro-Cuban All Star -perteneciente a la misma firma World Circuit-; Una Mujer como yo, de Albita -artista protegida por el clan Estefan- y Sobre el fuego, de India -promoción nuyorriqueña del zar Ralph Mercado-, los nueve mil miembros de la Academia de la Música de Estados Unidos se inclinaron por esta producción del maestro de la slide guitar Ry Cooder con lo que el ayatolismo anticubano recibió una justa patada en la entrepierna.
Cooder, quien se encuentra actualmente trabajando en Hollywood en un soundtrack para una película, expresó al recibir el Grammy que esto no era más que un reconocimiento al trabajo de los músicos cubanos ``que siempre han estado relegados de todo tipo de promoción''.
Por su parte, Eduardo Llerenas, director de Discos Corason, discográfica con licencia para producir y distribuir el disco en México, dijo tener confianza en que este premio ayudará de manera directa a promover la música cubana tradicional.
``El son cubano tradicional ha mantenido un desarrollo muy intenso dentro de la isla. Esto quizá no se note en el exterior por la amplia oferta de la misma música cubana. Pero el hecho de que gente como Compay Segundo o Eliades Ochoa -quienes participan en el disco ganador- sigan haciendo su música es indicativo de la salud del género''.
Ciertamente, este tipo de galardones favorecen el mercado musical pero el caso de Buena vista... es muy especial. El disco, antes de ser nominado a los Grammys, ya era un éxito en ventas.
En Europa, a sólo un mes de su aparición vendió 400 mil copias. En Estados Unidos, Nonesuch, la firma que lo distribuye, ha registrado más de 300 mil unidades en tan sólo cuatro meses. Mientras que en México, el mismo Llerenas nos informa que ha desplazado alrededor de nueve mil piezas.
Lo curioso del caso es que el álbum que tanto tiene entusiasmado a medio mundo sucedió por accidente. Nos cuenta Cooder que inicialmente se había planteado como un experimento de música cubana tradicional y música africana, específicamente de Malí, el cual se grabaría en La Habana. Sin embargo, tal proyecto no se llevó a cabo porque los músicos africanos no viajaron al tener problemas con sus pasaportes. ``Fue una suerte que haya ocurrido así porque dejamos atrás todos los planes y grabamos lo que fue la mejor experiencia musical de mi vida''.