La ``nueva'' estrategia gubernamental para los pueblos indígenas está contribuyendo, como pocas veces en nuestra historia, a envilecer la vida política de México, pero también a debilitar al ``sistema''.
1. El gobierno ``de Ernesto Zedillo'' se ha ido hundiendo en una creciente crisis interna que es consecuencia de su ineptitud en todos los órdenes, como lo muestra el caso de Chiapas. El intento de resolver el conflicto por la vía de la fuerza ha provocado un serio malestar en un sector de la burocracia gobernante y del propio Ejército, que no parecen ya dispuestos a seguirlo en esa línea irresponsable y antinacional que tanto daño le ha hecho a México.
2. La ``nueva'' estrategia de Los Pinos se ha revertido muy pronto contra el gobierno y sus resultados están a la vista. El prestigio del EZLN está en su momento más alto y el desprestigio de Zedillo y de su gobierno, de la Suprema Corte y del Congreso, incluidas las fuerzas armadas, ha arrastrado consigo a todo el ``sistema'': a los medios masivos que se han evidenciado hoy más que nunca como instrumentos de la difamación y de la calumnia, de Televisión Azteca a Radio Red, y a los intelectuales y artistas a sueldo. El PRI no tiene ya más fuerza en Chiapas que la de los cheques de Progresa y las metralletas de sus grupos paramilitares.
3. La campaña xenofóbica en los medios, acusando al movimiento indígena de estar manipulado por extranjeros, con la pretensión de dejarle manos libres aZedillo en la represión y de darle al grupo gobernante una supuesta imagen ``nacionalista'', ha culminado ese proceso de desprestigio en el exterior. Los hechos son muy claros y es muy difícil que a estas alturas se pueda confundir a alguien. El mundo entero sabe que el EZLN se levantó en armas para defender los derechos de los pueblos indios y de los mexicanos más desposeídos ante un gobierno entreguista y antinacional.
4. La ``nueva estrategia'' de Adolfo Oribe y Ernesto Zedillo para enfrentar la rebelión ha puesto también de relieve algo que ya se sabía: que el gobierno federal no ha tenido intención alguna de negociar en serio la paz y de responder a las demandas históricas de los pueblos indios.
5. La historia de las negociaciones entre las autoridades actuales y el EZLN está marcada por dos traiciones. La primera fue la del 9 de febrero de 1995, cuando el gobierno pretendía, a través de sus emisarios, que estaba buscando un acuerdo con el EZLN y, sin que mediara razón, lanzó una ofensiva militar contra las comunidades y acusó a los zapatistas de delincuentes. La segunda fue la del 29 de diciembre de 1996, luego de que la Cocopa habían consensado un mecanismo para la reforma constitucional. A la seriedad y dignidad con la que los delegados indígenas acudieron a negociar a los Altos de Chiapas, Ernesto Zedillo respondió con una segunda traición: desconociendo los primeros acuerdos de San Andrés y fortaleciendo la guerra de baja intensidad.
6. Y hoy está poniendo la cereza en el pastel: ante la exigencia internacional de que respete su palabra empeñada, su reacción ha sido incrementar la represión y la campaña de desinformación, lanzándose contra las instancias de coadyuvancia y de intermediación, la diócesis de San Cristóbal y los organismos no gubernamentales en acciones que muchos analistas no dudan en calificar de irracionales.
7. ¿Qué mensaje pueden haber recibido los observadores internacionales que viajaron a Chiapas, si el campesino indígena chol José Tila fue asesinado el 22 de febrero, según múltiples evidencias, por el grupo paramilitar priísta Paz y Justicia, en represalia por haberse encontrado con ellos?
8. El descrédito que se ha generado a sí mismo Ernesto Zedillo por su incapacidad para hacer frente por la vía de la negociación a todas estas demandas, como se lo ordenó la Ley para el Diálogo, no tiene precedentes en la historia reciente del país. Díaz Ordaz perdió toda autoridad política y moral en los dos últimos años de su gobierno luego de Tlatelolco, pero Zedillo no tiene ya credibilidad tras la masacre de Acteal y la guerra sucia que ha intensificado no sólo contra los pueblos indios, sino contra diversos sectores de la sociedad civil nacional, y ahora de la sociedad civil internacional: cuando le falta casi la mitad del sexenio.
9. El descontento interno cada vez mayor viene no sólo de una burocracia política que se siente desplazada por los tecnócratas, sino de amplios sectores de la burocracia gobernante que se oponen de manera cada vez más abierta al abandono de las políticas sociales del Estado y a la entrega del país a los intereses del extranjero, y que no ocultan su malestar ante una forma de hacer política fundada en el engaño y la mentira, que no ha logrado más que hundir en un descrédito sin precedentes al régimen mexicano.
10. A éstos se suman diversos oficiales del Ejército Mexicano que se niegan ya a que éste siga siendo usado para ocultar los errores de los tecnócratas. La agonía del régimen es también el despertar de la sociedad civil.