Preso, experto en paramilitares que servía al gobierno de Tabasco
Humberto Ortiz, Bertha T. Ramírez y René Alberto López, corresponsal Ť Un supuesto funcionario judicial del estado de Tabasco, que en realidad prestó hasta ayer servicios de seguridad privada al gobierno de la entidad, fue detenido por elementos de la policía preventiva luego de disparar en contra del chofer de un tráiler de la Cervecería Modelo.
El incidente ocurrió en avenida Revolución y Rey Cuauhtémoc, colonia San Angel, a las 15:30 horas de ayer, cuando el automóvil Mercedes Benz, placas 111-HXS, conducido por Ramón Requeijo Abad, de 37 años, tuvo un incidente de tránsito con el conductor del vehículo Kenworth, placas HA-22297, Angel Domínguez García.
Ostentándose como primer comandante de la Policía Judicial del Estado de Tabasco, con dos credenciales y un oficio de comisión firmado por el director de la corporación, el individuo pretendió cohechar a los tripulantes de la patrulla 13829 quienes escucharon los disparos contra el chofer, por lo que le dieron alcance en la esquina de Frontera y Cerrada de la Presa, colonia Tizapán.
Horas más tarde, la Procuraduría tabasqueña se deslindó de la conducta del indiciado, pero reconoció haberle expedido una identificación para cumplir con su desempeño como empleado de la compañía Impacto, Seguridad Profesional SA de CV, que presta sus servicios al gobierno de la entidad.
Por su parte, las procuradurías General de la República y de Justicia del Distrito Federal abrieron un desglose para definir la identidad y actividades reales de este sujeto, quien por el momento es responsable de los delitos de portación de arma prohibida de uso exclusivo del Ejército e intento de homicidio.
Requeijo estaba acompañado por una mujer llamada Sara Anaya, de 19 años, y era escoltado por un automóvil Stratus placas 950-HEV, donde viajaban Rafael Escárcega Acosta y Othón Biloria Vázquez, quienes dijeron ser agentes tabasqueños.
El incidente provocó de inmediato una ola de rumores: que los detenidos eran guardias personales del gobernador Roberto Madrazo Pintado y que el vehículo era propiedad del propio mandatario tabasqueño. En el auto de lujo los policías encontraron una pistola escuadra 9 milímetros, un revólver 38 especial, una metralleta Mak-90 Sporter y otra Uzi, 9 milímetros, además de un buen número de cartuchos útiles.
Ninguna de estas armas correspondía a la que tenía autorizada Requeijo para la comisión que, según el oficio de la PJ tabasqueña, realizaba en la ciudad.
Ante las especulaciones entre mandos policiacos capitalinos sobre las misteriosas actividades que este grupo realizaba fuera de su jurisdicción, la Procuraduría del estado de Tabasco confirmó que tiene relación profesional con Requeijo, bajo contrato de prestación de servicios de seguridad con la empresa Impacto, Seguridad Profesional SA de CV, en la que labora el indiciado, quien sería llevado al Reclusorio Norte.
La dependencia no proporcionó mayor información, por lo confidencial que entraña la labor de Requeijo, pero admitió haberle expedido una identificación para facilitarle su desempeño. Puntualizó que cuando ocurrió el incidente el agente de seguridad ``no estaba cumpliendo ninguna encomienda para el gobierno de Tabasco y es pertinente aclarar que la administración pública estatal no tiene asignados para sus funcionarios, incluido el gobernador, vehículo alguno con las características como el que tripulaba el señor Ramón Requeijo''. Aún más, repudió el hecho, pidió a las autoridades proceder con todo el rigor de la ley y dio por terminado el contrato que los unía.
Extrañamente, ni el chofer del tráiler ni la empresa cervecera han presentado denuncia alguna hasta el momento.
En Villahermosa, el secretario de Gobierno, Víctor Manuel Barceló Rodríguez, negó que Requeijo trabaje en la policía judicial estatal, aunque admitió que prestaba servicios de seguridad privada.
Los antecedentes
Requeijo Abad está identificado en el libro Entre la historia y la esperanza, de Andrés Manuel López Obrador, como el diseñador del sistema de seguridad de la casa de gobierno de Tabasco, conocida como la Quinta Grijalva.
En el texto, el líder perredista advierte que el día 20 de mayo de 1995, ``con la asesoría del jefe de la policía de Gurría, hoy director del penal de Villahermosa, Hernán Bermúdez Requena, (se) contrató un servicio de seguridad en la ciudad de México que incluye un equipo especial de 90 guardaespaldas y un sistema de circuito cerrado de televisión y otros componentes de los más sofisticados y costosos que existen en el mercado mundial.
``Este servicio fue contratado con la empresa Nutriónica, cuyas oficinas se ubican en la avenida Edgar Alan Poe 215, de la colonia Reforma Polanco. La empresa es propiedad del español Ramón Requeijo Abad'', asegura en su libro López Obrador, quien afirma tener los documentos probatorios de la adquisición de ese equipo.
En total, el sistema de seguridad de la Quinta Grijalva tuvo un costo de 3 millones 566 mil 352 pesos, aunque en este desglose no se cotiza el armamento ni la instrucción para los guardaespaldas.
Eso no es todo: el propio Requeijo encabeza la capacitación para los guardias personales del gobierno tabasqueño, con preparadores que dispusieron la compra de armamento y equipo como placas balísticas utilizadas como escudos contra proyectiles de 5.5 milímetros de AR-15, de uso exclusivo del Ejército, y de 7.56 milímetros de AK-47 (cuernos de chivo), utilizados comúnmente por narcotraficantes.
El indiciado habría trabajado para la Cesid --organismo de inteligencia española-- en México en la década pasada y también como coordinador de diversos campos de entrenamiento paramilitar en diferentes partes del país, según informes extraoficiales.