La Jornada 2 de abril de 1998

El rating, ADN de la televisión privada, dice el productor Federico Wilkins

Arturo García Hernández y María Rivera/ I Ť ``El entretenimiento ante todo'', así resume la filosofía de su trabajo Federico Wilkins, promotor de un estilo que ha cambiado el rostro de los programas informativos en la televisión mexicana.

Guionista de Ciudad desnuda en Tv Azteca; después productor en Televisa de Fuera de la ley, de Duro y directo y ahora del Noticiero de la noche, conducido por Guillermo Ortega, las propuestas de Wilkins han sido decisivas en los cambios promovidos por Televisa en sus espacios noticiosos.

El impacto de estos cambios en los ratings tiene de plácemes a los altos directivos de la cadena presidida por Emilio Azcárraga Jean: en estos momentos el noticiario que conduce Ortega triplica los índices de audiencia de su competidor Javier Alatorre en Hechos, de Tv Azteca.

Entrevistado acerca de los propósitos y principios del estilo que ha impulsado en México, calificado por sus críticos como amarillista y superficial, Wilkins vuelve una y otra vez a dos palabras, ejes de su argumentación: rating y entretenimiento. ``El entretenimiento --considera-- está en la esencia de la televisión''.

Hijo de madre cubana y padre mexicano, vivió desde los cinco años en Cuba, luego de la separación de sus padres. Llegó a México para radicar definitivamente en 1994. ``Mi tía Pati Chapoy fue quien me invitó a trabajar en la recién privatizada Tv Azteca. Después de unas semanas en su programa En medio del espectáculo, me pasó a noticias, aprovechando una oportunidad de redactor internacional''. En 1995 fue guionista y después productor ejecutivo de ``un nuevo programa, Ciudad desnuda''. Posteriormente, ``Ricardo Salinas Pliego --presidente de Tv Azteca-- me pasó a Hechos de la noche con Javier Alatorre''. Fue en mayo del año pasado que llegó a Televisa, donde es productor ejecutivo de los nuevos noticiarios.

Conocido en el medio como Mr. Rating, capaz de ``levantar'' cualquier programa, Wilkins remarca: ``La televisión real sólo se explica mediante la industria privada; se consagra como medio cuando la gente la ve. Los canales de la televisión de Estado que no se ven, sólo quedan en buenas intenciones, pero no es la esencia de la televisión. Para producir, la televisión tiene que generar ingresos.

``Basta imaginar cuánto cuesta, por ejemplo, La antorcha encendida en producción o en vestuario. Entonces, la televisión está obligada a obtener ingresos y lo primario es el entretenimiento, porque ese proceso se completa con el rating. La gente sólo ve lo que resulta entretenido. Es el cierre del ciclo.''

--La televisión trabaja en dos vertientes: la del entretenimiento y la informativa, pero las estás fusionando. ¿La sociedad hoy pide más entretenerse que ser informada?

--No veo por qué deban estar reñidas. Creo que una cosa grandiosa que está pasando en este país es la aparición de una segunda cadena privada. El espectro del entretenimiento se abre. Cuando el estímulo se repite, la atención decae. Había fórmulas y bajos ratings en las transmisiones habituales. Aparece una segunda cadena, con nuevas propuestas, y se abre el abanico. Entonces la respuesta es sí, sí, sí. La gente está demandando más entretenimiento, y la demanda creo que viene porque creció la oferta.

El ADN de la tv privada

--¿Aun ante el drama más terrible la información debe ser ``entretenida''?

--Hasta en noticias tan densas como el extraño caso de las licitaciones de las carreteras, que es un fenómeno difícil de explicar, o el caso de la caída de los precios del petróleo, el deber del productor es hacer esta información, aun la más densa, lo más entretenida que se pueda.

--¿Estamos ante una sociedad poco educada?

--¿En qué sentido? Esto tiene que ver con el temperamento. Mira, una película en Suecia, de Ingmar Bergman, con esas grandes secuencias sin edición, en donde alguien aparece dos minutos a cuadro haciendo una reflexión, mirando a lo lejos, mientras una gaviota va volando y el paisaje es nebuloso, responde al espíritu de los nórdicos. Los latinos reaccionan en forma distinta. No es que la gente tenga baja instrucción, es que los temperamentos son diferentes. La otra visión es que hay tantas ofertas de entretenimiento como variada es la sociedad. No es un concepto monolítico. Lo que marca el rating está condicionado por los ingresos que tienen las familias.

``No puedes tener una propuesta suprema para gente cuya preocupación es cómo va a pagar la renta de este mes. Los niveles de instrucción están condicionados por el ingreso familiar. Sólo puedes pensar en cultura cuando tienes el estómago lleno.''

--¿Cuál es para ti el sentido de la comunicación? ¿Para qué sirve?

--La comunicación no se puede meter en un solo concepto. Si lo vemos a partir de los consumidores, resuelve un problema. Forma parte de los hábitos de consumo de la comunidad.

--¿No cumple entonces la comunicación una función social?

--Sólo en relación con el consumo.

--¿Nada más?

--Yo tengo sed de información y es una necesidad de consumo. Pero los medios no pueden suprimir los problemas sociales, de educación ni nada por el estilo. Es decir, la televisión no puede darle de comer al hambriento, sólo puede dar opiniones sobre hábitos dietéticos.

--El rating parece un Dios y los productores sus sacerdotes, sus oficiantes, ¿no se ha convertido el rating en un dogma?

--Es que el rating es la naturaleza del medio. Es el ADN de la televisión privada. Si una cadena privada no tiene altos niveles de audiencia no se anuncian los patrocinadores. Es dinero que no entra para pagarles a empleados, ni para hacer una escenografía, ni para construir un castillo de cartón.

--¿Crees a ojos cerrados en el rating?

--Claro que sí, y quien diga lo contrario la realidad lo rebasa. Tan sólo hay que ver los números. La televisión es un negocio muy caro, y sostener un minuto al aire, en el patrón de pruebas, sin encender una cámara, creo que cuesta 400 mil dólares.