La llamada Cumbre de las Américas convocada por el presidente Clinton de Estados Unidos, reunió en Miami a los representantes de todos los gobiernos del hemisferio, excepto a Cuba, en diciembre de 1994.
En esta ocasión, los mandatarios acordaron impulsar la creación de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para entrar en vigor en el año 2005, así como promover la liberalización de los mercados de capitales y del sector de telecomunicaciones, y el desarrollo de infraestructura y cooperación energética.
Después de cuatro reuniones ministeriales (Denver 1995, Cartagena 1996, Belo Horizonte 1997, y Costa Rica 1998), la tendencia de construcción del ALCA apunta a privilegiar la apertura comercial y de inversiones, y la eliminación de regulaciones sobre los servicios en general, por sobre las cuestiones de carácter social.
El considerado como ``proceso de integración en curso más ambicioso en el hemisferio'' quiere dar impulso a la agenda corporativa, buscando consolidar y ampliar en la integración regional los ``triunfos'' logrados en la Ronda de Uruguay del GATT y en la OMC, así como en la negociación en marcha del Acuerdo Multilateral de Inversiones.
La segunda Cumbre de las Américas, que deberá realizarse en Santiago de Chile los días 18 y 19 de abril de 1998, concluirá esta parte del proceso, evaluando los avances del trabajo realizado desde la cumbre de Miami y formalizando, seguramente, el inicio de negociaciones del ALCA.
Hasta ahora, el proceso de consultas y discusiones oficiales ha dejado fuera --como ya es costumbre-- a los distintos sectores de la sociedad, salvo los grandes empresarios. De ahí que desde Miami hasta Santiago se están presentando distintas luchas de organizaciones y grupos sociales exigiendo la democratización del proceso.
Estas organizaciones han convocado a participar en la Cumbre de los Pueblos de las Américas, paralela a la cumbre de gobiernos, con el objetivo de crear un contrapeso social continental frente a los intereses hegemónicos de las empresas nacionales y trasnacionales, para formular alternativas y continuar con el proceso de construcción de una alianza social continental.
En esta cumbre social, donde se definirán estrategias de la sociedad civil del hemisferio frente al ALCA, se incluye la discusión y formulación de propuestas sobre temas como: alternativas económicas, ética y comercio, derechos humanos y democracia, derechos laborales, educación, derechos de los pueblos indígenas, igualdad de género, agricultura y medio ambiente.
Los distintos foros temáticos definirán un Plan de Acción para enfrentar este proceso que pretende repetir la experiencia del TLCAN para el resto del continente.
En la cumbre social confluirán, entre otras, cuatro experiencias importantes de articulación social regional en el continente.
Las redes sociales de México, Estados Unidos, y Canadá, quienes han venido trabajando conjuntamente desde el inicio de las negociaciones del TLCAN en 1991 y hasta la fecha, tratando de incidir primero en la negociación del Tratado, y posteriormente en el análisis de los impactos del TLC sobre los pueblos de la región, así como en la construcción de alternativas.
Las organizaciones sindicales del Mercosur (Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina), quienes elaboraron la Carta de los Derechos Fundamentales de los Trabajadores en el Mercosur, que cuentan con estatus consultivo y forman parte del Subgrupo de Trabajo Número 10 sobre asuntos laborales, empleo y seguridad social.
Las organizaciones de Centroamérica que participan en la ICIC (Iniciativa Civil para la Integración Centroamericana), que nace como un esfuerzo de articulación intersectorial, con estatus consultivo, en el Sistema de integración Centroamericano.
La experiencia de Rechip (Red Chilena de Acción por una Iniciativa de los Pueblos), quien se opone a la inclusión de Chile como socio del TLCAN.
Estas cuatro experiencias unitarias junto a la acción de organizaciones sociales tan importantes como la ORIT (Organización Regional Internacional del Trabajo), organizaciones campesinas como RIAD, Vía Campesina y las Mujeres frente a la Globalización estarán presentes en la cumbre social, insistiendo en un proyecto de desarrollo decidido democráticamente por el conjunto de sectores y del continente, alternativo al proyecto de exclusión que el ALCA quiere imponer a todos los pueblos de América.