En el olvido, 4 millones de habitantes de zonas áridas
Víctor Ballinas, enviado /I, ejido La Pinta, municipio de Vanegas, SLP Ť Los tienen olvidados. De los 6 millones 224 mil habitantes de zonas áridas y semiáridas del país localizadas en 23 estados, 4 millones están fuera de los programas de atención oficiales.
De los 688 municipios que se ubican en este tipo de regiones, la Comisión Nacional de Zonas Aridas (Conaza) y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) atienden apenas a 190 en 11 estados. La Pinta forma parte de los 498 municipios no considerados oficialmente. ``Como quien dice estamos olvidados, no sólo del gobierno sino hasta por Dios... aquí no hay nada de nada'', refiere el ejidatario Juan Ramírez.
A 80 kilómetros de Matehuala, la pequeña comunidad de apenas 12 familias carece de agua desde hace más de dos meses y medio. ``Ya tenemos 75 días tomando agua salada. Se acabó el agua que juntamos en el aljibe, y pues ya no hay. Verá usted, se acabó, igual que hace varios años, y estamos a expensas de otra comunidad que nos la regala''.
María Marcos Morales, cuyo esposo falleció hace siete años, mantiene a sus siete hijos. El mayor tiene 15 años y ya procreó un vástago que tiene un año y dos meses. Su esposa ahora espera un segundo bebé. María, sentada en el piso de tierra de su casa -una serie de tres cuartitos de adobe-, talla la lechuguilla para extraer el ixtle. Con las piernas extendidas a todo lo largo, mueve diestramente las manos, de arriba hacia abajo, una y otra vez, para sacar el ixtle que va apilando a su lado.
En una jornada de las 8 a las 18 horas, María logra sacar tres kilos de ixtle. Cada kilo se lo pagan a 7 pesos y con ese dinero adquiere lo indispensable para pasar el día.
``Aprendí con mis padres a tallar a mano la lechuguilla, con eso los ayudaba. Después ayudaba a mi marido y, al faltar él, tengo que hacerlo yo sola, pero además me paro a hacer la comida, la casa, a darle agua a las bestias...''.
Sólo talla la planta tres días de la semana porque ocupa otros tres en ir a buscar la lechuguilla y cortarla. ``Nos vamos temprano mi hijo el mayor y yo. Hacemos como cuatro horas en llegar y nos ponemos a cortar la planta. Cuando tenemos varios hatos regresamos y, al día siguiente, empiezo a tallar.
``Un día tallo para una cosa, otro día para otra. O sea, un día para el frijolito, otro para la harina, otro para el jabón, y así nos la llevamos'', dice.
``Hace siete años mi marido murió de diabetes y desde entonces me hice cargo de mis hijos y de la casa. El mayor tenía ocho años y el menor todavía estaba en mi vientre. Ahora ahí está, véalo, ese es -dice señalando a un niño sentado a su lado que la acompaña en su trabajo diario-. Es muy pesado esto, pero no hay otra cosa aquí''.
Aquí, como en muchos lados, el agua hace falta, pero en este estiaje ya se acabó la que guardamos en los aljibes y en los recipientes, dice María. ``El agua nos hace falta, mucha falta, con una poquita que hubiera, pero no, no hay...''.
Francisco Alvarado López, comenta: ``está muy difícil aquí la manutención, a veces nada más tenemos tortillas, eso comemos... es dura la vida''.
Ando muy mal, explica él, ``estoy enfermo del orín. Así nomás, pus no se puede trabajar. Mire, yo antes trabajaba mucho, pero ahora ya no puedo. Para curarme necesito pagar un viaje de la camioneta que me saque de aquí, pero esos no fían, con qué le pago, si no hay nada aquí''.
Como estos mexicanos, existen otros 4 millones en los 23 estados del país cuyas regiones áridas no son atendidas por el gobierno federal.
El director operativo de la Conaza, Miguel Angel Rangel, entrevistado en Saltillo, Coahuila, señala que los 11 municipios de Aguascalientes, catalogados entre los áridos, son atendidos.
En contraste, en Coahuila, con 38 municipios áridos, apenas se cubre a 11 y aún no llega el apoyo para 25; de Chihuahua, con 67 municipios, 21 figuran en programas del gobierno y quedan fuera 23 y, de los 38 municipios de Durango, la Conaza debe atender 19 pero con el presupuesto asignado atiende 15, le falta cubrir cuatro.
Hidalgo, con 84 municipios, 45 son áridos y sólo 10 reciben auxilio, están pendientes 35; del estado de México, con 121 municipios, 32 son áridos pero sólo a 18 le llegan los programas federales y falta considerar a los 14 restantes.
En Nuevo León, que cuenta con 52 municipios, 15 de los cuales son áridos y semiáridos, Conaza atiende a ocho y le falta extender sus beneficios a siete. Caso relevante es el de Oaxaca, donde 140 de sus 570 municipios son áridos, pero sólo se atiende a 45 y a 95 más no llega aún el apoyo gubernamental.
En San Luis Potosí, con 56 municipios, 28 en la clasificación de zonas áridas, Conaza, atiende 26; en Zacatecas, con 35 municipios áridos, 14 reciben apoyo y no llega a 21 y, en Tamaulipas, de los 10 municipios áridos que tiene se atiende a nueve.
Hay 12 estados, con 271 municipios en total, adonde Conaza no ha llegado, aunque pertenecen a las categorías de áridos o semiáridos, pues se ubican fuera de las zonas de atención de esa comisión.
Son los cuatro municipios de Baja California, cuatro de Baja California Sur, 13 de Guanajuato, nueve de Guerrero, uno de Jalisco, 16 de Michoacán, 59 de Puebla, ocho de Querétaro, 10 de Sinaloa, 59 de Sonora, 24 de Tlaxcala y 64 de Yucatán.
De acuerdo con el estudio de la Conaza, las zonas áridas y semiáridas del país representan 52 por ciento del territorio nacional, poco más de un millón de kilómetros cuadrados en 23 estados .
En estas regiones son frecuentes las sequías que afectan a los sistemas de producción y rompen los cíclos agrícolas y pecuarios con la consiguiente reducción de ingresos para los campesinos. Las sequías pueden prolongarse durante varios años y provocan desertificación y pobreza.
En un estudio elaborado por la Conaza y el Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se destaca que por las sequías ocurridas desde hace más de seis años, 97 por ciento del suelo del país ha sido afectado en los estados del norte y noreste, donde sucede algún proceso de deterioro, por lo que 60 por ciento del territorio, o sea, un millón 172 mil kilómetros cuadrados de la superficie total del país, está considerado como zona árida o desértica.
Las estadísticas más recientes de la FAO y de la Convención de la Desertificación de la ONU señalan que en el mundo la desertificación afecta a mil millones de personas y abarca mil 900 millones de hectáreas. Subrayan, asimismo, que Africa es la región más perjudicada del mundo, pues 65 por ciento de la superficie total de ese continente es árida.
A finales del año pasado, el Banco Mundial calculó que las pérdidas causadas por este problema podrían haber ascendido a 42 mil millones de dólares. A esa cifra habría que añadirle los gastos económicoos indirectos, como los ocasionados por los refugiados o las pérdidas en la producción de alimentos.
La ONU, en su informe de julio de 1997 sobre la sequía y la desertificación, advierte que ``si los países ricos no detienen el proceso de desertificación del planeta ahora, en el futuro tendrán que asumir las cargas económicas de los refu- giados, la inseguridad alimentaria y la ayuda humanitaria''.
La degradación de la tierra ``es la causa principal de la pobreza en el mundo'', sostiene la Convención de la ONU al referirse a la desertificación. Combatir este proceso ``es la mejor forma de promover la estabilidad política y eliminar los conflictos violentos, como en Africa'', agrega.
Del ejido La Pinta, municipio potosino de Vanegas, la población emigra, abandona su tierra en busca de mejores perspectivas... se van a Saltillo o a Monterrey o también a la frontera con Estados Unidos.