La Jornada 11 de abril de 1998

Abrieron fuego sin advertencia, relata; un niño, el único otro testigo

La Jornada de Oriente, Puebla. Pue., 10 de abril Ť Uno de los dos sobrevivientes del grupo de leñadores de Santa Catalina Cuilotepec, acribillados en Hueyapan, Morelos, aseguró que fueron policías morelenses vestidos de negro quienes, sin que mediara diálogo o una advertencia, ``llegaron disparándonos, no sabíamos qué pasaba, lo único que nos quedó fue correr''.

La balacera duró cerca de dos minutos, ``fue tupida, se escuchaban ráfagas'', narró el testigo que pidió el anonimato, y dijo que los policías usaron armas largas. El y un niño corrieron durante mucho tiempo y, a pesar de que a él uno de los uniformados le gritaba ``párate, hijo de la chingada, porque te vas a morir'', logró ocultarse en la maleza del paraje Vaquería y después ingresó a territorio poblano, lo que al parecer le salvó la vida.

De los dos únicos testigos, el niño aún no puede describir lo que vio. Mientras que el adulto, por acuerdo de la asamblea comunitaria de la inspectoría de Santa Catalina Cuilotepec, poblado cercano al volcán Popocatépetl, guardará su identidad en el anonimato hasta que la próxima semana declare ante el Ministerio Público.

Santa Catalina Cuilotepec es una comunidad marginada carente de casi todos los servicios básicos, de apenas 500 habitantes, quienes en su mayoría sobreviven de la leña que cortan en el bosque de terrenos ejidales. Pero como recientemente se terminaron los árboles que pueden ser cortados según la autorización de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, empezó a escasear el dinero en los hogares. Eso llevó a un grupo de siete hombres, en su mayoría menores de edad, a internarse en territorio de Morelos, sin autorización de los mayores, para cortar algunos troncos.

Primero lo hicieron el sábado pasado, y entonces un dirigente de bienes comunales de Hueyapan les advirtió que llamaría a las policías Preventiva y Judicial para que ``los sacaran'', según narró el padre de uno de los jóvenes asesinados. El domingo hicieron lo mismo, luego de dos horas de camino a caballo, a las 8 de la mañana empezaron a cortar con tres motosierras un árbol caído, del que pretendían obtener seis polines de madera, por los que les pagarían 57 pesos en algún mercado comunal.

El testigo adulto cuenta que entre las 8:30 y las 9 de la mañana los policías ``llegaron disparando''. El se encontraba junto a Filemón Barrera y no veía a los demás porque estaba en una vereda. Al escuchar los tiros empezó a correr. Sólo distinguió que quienes disparaban vestían de negro, ``como los uniformes de las policías judiciales''.

Escuchó los gritos de sus otros compañeros, pero no supo más de ellos, hasta que el miércoles pasado Filemón fue encontrado en Ocuituco, Morelos, mientras que Cristóbal Rodríguez Rodríguez, de 18 años; Gaspar Guzmán Huerta, de 30; Rodrigo Carmona Parada, de 17, y Juan Carlos Guarneros Ramírez, de 19, aparecieron tirados en la barranca la Herradura de Jolalpan, Puebla.

El domingo llegó el hombre que pudo escapar a la comunidad y contó lo sucedido, pero hasta el martes salió una brigada de pobladores a buscar a los desaparecidos y a denunciar lo ocurrido al Ministerio Público de Morelos y Puebla, pues creían que sólo estaban detenidos.

Un hombre asegura que en Tetela del Volcán, Morelos, un grupo de personas le contaron que el domingo vieron pasar una camioneta pick up color crema con negro en la que iban los uniformados y llevaban ``a alguien boca abajo; no se sabe si vivo o muerto, pero como iba muy rápido no vieron más detalles''.

Jorge Barrera, hermano de Filemón Barrera, asegura que una brigada fue a Vaquerías y localizó el lugar de los asesinatos, descubrió rastros de sangre y seis cartuchos quemados, ``dos cortos y cuatro largos''. También había muchas pisadas, ``por lo que sospechamos que sí se los llevaron todavía con vida''.

Al mediodía de este viernes, en una de las dos aulas de la escuela del pueblo, la asamblea de pobladores decidió pedir al gobernador de Puebla, Manuel Bartlett Díaz, que intervenga para que se esclarezcan los homicidios, y anunciaron su determinación de no permitir que queden impunes los asesinatos.

Más tarde, en un rústico panteón ubicado en una loma, fueron enterrados los seis cadáveres que llegaron al pueblo a las 5 de la madrugada.

Posible tortura

La tarde de este viernes, el director de la Policía Judicial de Puebla, Miguel Méndez Marín, rechazó la versión de que podrían haber sido policías poblanos los agresores. Aunque indicó que tampoco hay indicios de que hayan sido integrantes del Ejército o de otra corporación policiaca de alguna otra entidad federativa.

Primero, en un boletín de la Procuraduría General de Justicia del estado, se indicó que los cadáveres de los leñadores ``presentan señales de tortura, antes de ser victimados por impactos de bala, de los que aún no se específica el calibre''. Después, Méndez Marín dijo que no hay todos los elementos contundentes para asegurar que sí hubo tortura.