La Jornada 11 de abril de 1998

Reiteran éstas rechazo a la iniciativa del Ejecutivo y apoyo a la de Cocopa

Martha García y María Esther Ibarra Ť El rechazo total a la iniciativa del Ejecutivo sobre derechos y cultura indígenas y el respeto a los territorios de estos pueblos fueron ejes del discurso de los representantes de comunidades y organizaciones participantes en la marcha denominada Levantamiento indígena por la paz. Nunca más un México sin nosotros.

La manifestación, convocada por el Congreso Nacional Indígena (CNI), congregó a cerca de cinco mil personas provenientes de diversas regiones del país. Los grupos partieron poco antes de las dos de la tarde del Monumento a la Revolución al Zócalo capitalino, para realizar el acto por el 79 aniversario de la muerte de Emiliano Zapata.

Las comunidades indígenas y campesinas enviaron a sus portavoces tlapanecos, mixtecos, mayos, yaquis, nahuas, otomíes, zapotecas, mayas, tzeltales, tzotziles, triquis, amuzgos y mixes. Todos emplazaron al presidente Ernesto Zedillo a un debate político ``de frente'' sobre su proyecto de ley, tras considerar que su propuesta ``sólo desatará la guerra''.

Desde el principio, los oradores --arriba de un camión habilitado como estrado-- hablaron en su lengua materna. Roque Nava, nahua, se refirió a la muerte de Zapata y a la herencia de lucha que les corresponde seguir. La defensa de la tierra fue otra consigna central de la movilización indígena-campesina de este 10 de abril.

``No tire lumbre a la pradera...''

Según los dichos de pueblo, Cirilo Plácido Valerio exhortó a los indígenas a impedir que Zedillo ``tire lumbre a la pradera'', con su proyecto de ley para las etnias del país, porque la iniciativa, señaló el indígena, ``debe ser pactada''.

El diputado nahua Marcelino Díaz de Jesús advirtió a senadores y diputados: ``No queremos que legislen como lo manda Zedillo'', y dejó claro a quienes piensan que los indígenas quieren balcanizar al país: ``Sólo queremos el reconocimiento de los derechos que por tradición hemos ejercido de autonomía y autodeterminación''.

Este es el tiempo de los indígenas, dijo, al advertir que permanecerán en el Zócalo de la ciudad de México, hasta obtener una tregua legislativa y el retiro de la propuesta oficial sobre derechos y cultura indígenas.

Los oradores refrendaron el apoyo al texto de la Cocopa, a los acuerdos de San Andrés y de igual forma a la Conai. A la vez, rechazaron las iniciativas de PAN y PVEM en materia indígena.

Margarita Xochicahua, de Zongolica, Veracruz, denunció la ola de represión judicial y militar en la sierra. Como si el tono alto de su voz no fuera suficiente, quiso destacar que están en el centro del poder porque ``tenemos coraje, pues''. Junto con Riquilda Hernández, zapoteca, exigió el retiro de ``los ejércitos'' y el desmantelamiento de los grupos paramilitares en las regiones indígenas y la libertad a sus dirigentes.

Las mujeres indígenas reclamaron un alto a la discriminación y exhortaron a sus compañeras a permanecer firmes y organizadas, y ``a no dejar que el gobierno nos desplace''.

Estas demandas se escucharon en medio de las consignas en favor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de la lucha de los pueblos indios, del general Zapata, de Cocopa y Conai.

Los ánimos a pleno sol se revitalizaron cuando se leyó un mensaje del escritor José Saramago. El portugués no olvidó su compromiso de seguir pendiente de los sucesos en Chiapas; su misiva enviada desde Lanzarote al CNI fue bien recibida.

Las etnias ausentes en esta concentración fueron la de los caxlán, yori, téwari o chabochi, es decir ladinos en maya, yaqui, huichol y rarámuri. Excepto por algunos grupos urbanos, estudiantes y académicos, el apoyo de la sociedad civil a esta marcha fue escaso. Entre los miles de asistentes estaban integrantes de las diversas organizaciones del CNI. Se acordó que unas 400 personas se asentarán en el Zócalo para asistir a la protesta pública contra la iniciativa presidencial el martes próximo en el Senado.

Movimiento 10 de abril

Como se había pactado, las doce organizaciones del Movimiento 10 de abril convergieron en la marcha indígena-campesina luego de realizar su asamblea en el local sindical de los tranviarios, en la colonia Doctores. De ahí, partieron al Monumento a la Revolución y marcharon en sentido contrario a la circulación vehicular al cruzar por Bucareli, calle donde se asienta la Secretaría de Gobernación. A diferencia del año pasado, en esta ocasión no había ningún granadero.

En la reunión se acordó emprender y discutir una alianza indígena-campesina rumbo a una gran asamblea nacional el 8 de agosto, aniversario del natalicio de Emiliano Zapata. Esta propuesta de la Central Campesina Cardenista (CCC) incluyó el reto de elaborar un proyecto de nación y la convocatoria para marchar el 1o. de mayo con los obreros.

La Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) resaltó la necesidad de construir un anteproyecto emergente para el campo, que incluya mayores recursos. De igual forma, convocó a los campesinos a ``frenar la iniciativa de Zedillo''.

Al gobierno, sentenció, se le tiene que obligar a cumplir con los acuerdos de San Andrés. Asimismo, consideró que la actual coyuntura política es ideal para conformar una unidad del movimiento campesino e indígena.

En este foro, se planteó la agenda principal para erigir una Unidad Nacional Campesina, cuyo objetivo sea reformar el artículo 27 constitucional como inicio de un nuevo proceso de reparto de tierras y un proyecto alternativo de desarrollo.

Dentro de ese último punto, se abordó el tema de la reglamentación de la fracción XX del artículo 27, en torno a la Ley de Desarrollo Rural Integral. Es en ese contexto, coincidieron los dirigentes, en donde se debe trabajar para lograr desde el Poder Legislativo la alternativa para el campo.

En esta asamblea estuvieron los representantes de las agrupaciones que ayer publicaron una carta abierta: CCC, CNPA, CIOAC, CNPI, UCD, UGOCEP-Grupo Santa Cruz, UNTA, El Barzón y CODUC.