Bertha Luján
El ALCA /II

La Cumbre de Miami en 1994 aprobó una Declaración de Principios y un Plan de Acción. La Declaración propone una Alianza para el Desarrollo y la Prosperidad, y plantea como objetivos el fortalecimiento de las democracias en el continente, la promoción de la prosperidad a través de la integración económica y el libre comercio, la erradicación de la pobreza y garantizar el desarrollo sustentable. A su vez, el Plan de Acción contiene cuatro compromisos: la sujeción a las reglas de la OMC, la complementariedad entre políticas comerciales, ambientales y laborales; el reconocimiento del derecho soberano de cada país para realizar acuerdos comerciales, y avanzar en el proceso para crear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para el año 2005.

A partir de esta reunión y en función de la Declaración y Plan de Acción aprobados por la totalidad de los gobiernos participantes, se crearon once grupos de trabajo que abordarían temas como el acceso a mercados, inversión, compras del sector público, derechos de propiedad intelectual, servicios y normas de origen. Esto es, la Agenda del TLCAN.

A la fecha, los grupos de trabajo han realizado de manera desigual su labor, avanzando en el análisis comparativo de los acuerdos, pactos y mecanismos vigentes de las subregiones del continente como el TLCAN, el Mercosur, el Pacto Andino, la Comunidad del Caribe (Caricom) y el Sistema de Integración Centroamericano (Sica), entre otros. Asimismo, algunos grupos han llegado a propuestas de agenda para las negociaciones hemisféricas, que deberán discutirse en la segunda Cumbre a realizarse en Santiago de Chile este mes de abril.

Estados Unidos y Brasil luchan por el liderazgo del proceso. Desde 1996 Brasil, como cabeza del bloque subregional representado por el Mercosur, ha insistido en que la negociación del ALCA parta de los acuerdos bilaterales y multilaterales existentes en el continente. Por su parte, el gobierno de W. Clinton propone la agenda del TLCAN que podrá negociar de manera limitada, ante la negativa del Congreso estadunidense de autorizar la vía rápida --fast track-- para negociar acuerdos comerciales.

Además de los temas de la agenda económica, los gobiernos del hemisferio han venido discutiendo distintos aspectos de la llamada Agenda Social, como derechos humanos, educación, mujeres, medio ambiente o participación ciudadana, obviamente sin la participación de los actores sociales. Sin embargo, los temas de la agenda social se han venido subordinando a la lógica de la apertura comercial y la desregulación económica. Los graves problemas de pobreza y deterioro social y ambiental que han profundizado acuerdos como el TLCAN quedaron fuera de la agenda gubernamental.

Frente al proceso de negociaciones oficiales, distintas fuerzas sociales del hemisferio tienden hacia la articulación de una agenda común multisectorial y representativa de los intereses de los pueblos de las diferentes regiones.

En México, casi un centenar de organizaciones se reunieron en días pasados en el ``Foro para elaborar propuestas de la sociedad civil mexicana frente al proceso de integración de las América'', acordando participar en la Cumbre de los Pueblos de América, que se realizará de manera paralela a la de los gobiernos en Santiago de Chile.

Además de llevar a los participantes la experiencia del TLCAN y sus impactos negativos para el bienestar de la población, las organizaciones mexicanas decidieron impulsar la creación de un contrapeso social continental frente a los intereses económico-financieros hegemónicos, beneficiarios hasta ahora de los procesos de la integración económica. Asimismo, participar en la formulación de propuestas alternativas a las de los Grupos de Trabajo del ALCA, sobre todo en lo que afecta directamente los intereses populares tales como inversión, acceso a mercados y propiedad intelectual.

Se trata de avanzar en la definición de una agenda propia y en la elaboración de un plan de acción estratégico que propicie, por medio de acciones efectivas, la profundización y continuidad de una alianza social continental.

Distintos grupos sociales de México participarán además en la Jornada Continental, que incluirá movilizaciones en distintas partes del país y acciones en las fronteras norte y sur de México.

Nuestro país debe insertarse en la economía mundial, desde un proyecto nacional de desarrollo decidido por el conjunto de sectores y regiones del país. México y el resto de países del continente no deben dejar su futuro a las fuerzas del mercado, sino intervenir en éste, desde proyectos nacionales, apoyándose en la fuerza de sus pueblos.