La Jornada 17 de abril de 1998

En el banquillo, el procurador recibió más epítetos que críticas

Juan Antonio Zúñiga M. y Humberto Ortiz Moreno Ť Calificado por la fracción panista en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) de ``abogado de tercera'' y conocedor de las ``estrategias chicaneras'', el procurador capitalino, Samuel del Villar, exhortó a la diputación local de todos los partidos a cambiar las normas para mantener el orden público en la ciudad de México y perseguir y sancionar eficazmente a la delincuencia.

Al comparecer ante el pleno de la ALDF, Del Villar recibió más que certeras críticas, severos epítetos de los partidos de oposición, en particular de Acción Nacional, cuyos legisladores dejaron de lado los aspectos medulares del comportamiento y evolución de la criminalidad en la ciudad de México, para centrar sus intervenciones en las características de personalidad y carácter del procurador.

Incluso, el presidente de la Comisión de Seguridad Pública, Armando Salinas Torre, dio una peculiar interpretación al acuerdo pactado por los partidos para dar agilidad a la comparecencia y, prácticamente obligó al representante del Poder Judicial local a abandonar la tribuna, mientras él formulaba desde ella sus críticas para que fueran escuchadas por el procurador desde una curul.

La presidenta en turno de la mesa directiva, Sara Isabel Castellanos Cortés, del Partido Verde Ecologista, convalidó la posición del panista ``e hizo una excepción'', que se convirtió en regla a partir de ese momento para los interrogadores del PAN y del PRI.

Por parte del tricolor, el diputado Oscar Levín Coppel consideró que el diagnóstico de la situación heredada en el aparato judicial del Distrito Federal ``es un documento provocador'', pero reconoció la actitud propositiva mostrada por Del Villar.

No obstante, lo incluyó ``en el grupo de élite de la torpeza política del gobierno actual, junto con (Jesús) González Schmal y (Rafael) Debernardi'', al que calificó como ``trinca infernal''.

Aunque tuvo la delicadeza de ofrecer al representante del Poder Judicial capitalino ``quedarse en ella si así lo desea'', en su turno, también desde la tribuna, el priísta Alfonso Rivera Domínguez, secretario de la Comisión de Seguridad Pública, lo acusó de desaprovechar su comparecencia ``que debió ser un acto eminentemente republicano, democrático y sobre todo político, para convertirlo en un ejercicio irresponsable de autocomplacencia''.

Pero, sereno, el procurador respondía una a una las preguntas que le eran formuladas, mientras la impaciencia --particularmente de los panistas-- iba en ascenso. subió a la tribuna Fernando Pérez Noriega, quien dijo que el titular de la PGJDF ``tiene un total desprecio a las instituciones, no nada más a esta Asamblea, sino principalmente al Poder Judicial, tanto federal como local''.

Villar respondió: ``de ninguna manera tenemos un desprecio al Poder Judicial, tenemos un absoluto respeto a su desempeño. Estamos tratando de desarrollar, a partir de una comisión compartida en la justicia, los programas respectivos dentro de las áreas de nuestras competencias y con el más absoluto respeto a sus poderes''. Y también recurrió a la ironía. Zumbón dijo: ``para usar el término que usted usó, mis policías no siembran calaveras. Eso se lo puedo garantizar''.

Así iban las cosas hasta que el vicecoordinador del PRD, René Arce Islas, sintetizó la participación de los legisladores de las principales minorías opositoras: ``están descompuestos porque se ha hecho un diagnóstico que efectivamente puede ser muy duro y puede incluso hasta lastimar. Pero no es menos el diagnóstico que ha hecho el presidente Ernesto Zedillo en su momento acerca de hasta dónde ha penetrado el crimen organizado a las instituciones de seguridad (...) Aquí se está haciendo y se quiere hacer escarnio. Hay que reconocer cuando las cosas se dan bien, como también en su momento hay que saber criticar''.

La exasperación alcanzó a la presidenta Castellanos, quien interrumpió al perredista durante su intervención. Al final de la comparecencia Virginia Jaramillo subió a la tribuna para evaluar el desempeño de la diputada del PVEM: ``me parece muy grave que usted, siendo la presidenta de esta mesa directiva, no conozca el reglamento. Me da mucha pena decirlo públicamente''. Ahí inició otro debate que terminó a gritos, cuando ya se había retirado el procurador.