No masacraré a los zapatistas: Zedillo
Rosa Elvira Vargas y Josetxo Zaldúa, enviados, Santiago de Chile, 17 de abril Ť El límite de la negociación con el EZLN está en la integridad territorial de México y, pese al estancamiento del diálogo con los zapatistas y la ``guerra de propaganda, no voy a poder firmarles un papel en blanco pero tampoco los voy a masacrar'', declaró ayer el presidente Ernesto Zedillo.
A corto plazo ``estamos sujetos a toda esa campaña calumniosa, a la guerra de Internet, a la fascinación que en los intelectuales europeos y de Norteamérica ha despertado la figura del señor Rafael Sebastián (Guillén), mejor conocido como Marcos, pero obviamente yo no puedo tomar decisiones de Estado bajo el impulso de esa propaganda. Estoy perfectamente vacunado contra ese tipo de cosas'', dijo el presidente Zedillo, quien además reiteró que el EZLN ``no ha mostrado tener realmente la convicción ni las ganas de resolver políticamente el conflicto''.
Chiapas, los indígenas y el EZLN
La situación prevaleciente en Chiapas y el tema de la democracia concentraron gran parte de la conversación que sostuvo el presidente Ernesto Zedillo con directores y editores de diarios y cadenas de televisión de Venezuela el pasado miércoles. La transcripción de esa parte de la entrevista fue entregada la tarde del jueves a los reporteros de la fuente por el personal de Comunicación Social de la Presidencia de la República.
Para el presidente Zedillo es evidente que el EZLN tiene toda una organización ``para estar haciendo denuncias falsas, la mayor de las veces calumniosas, sobre una serie de hechos que no ocurren y que, obviamente, no reflejan lo que ellos sí hacen, porque es una fuerza opresiva sobre comunidades indígenas del estado de Chiapas que nosotros hemos tenido que manejar muy cuidadosamente, porque todo ello constituyen actos de provocación''.
Zedillo confesó que le repugna la violencia y que por lo mismo no cree en el Estado represor ``y menos contra personas débiles y manipuladas, como son los indígenas''. Lamentó también que cada vez que una autoridad va a ejercer un acto de Estado de Derecho ``lo primero que hacen es aventar niños y mujeres indefensos para ver si a algún soldado se le va un balazo o un macanazo y entonces poder desatar una guerra de propaganda''.
En opinión del gobernante mexicano, la dirigencia del EZLN está apostando a dos cosas: ``Que bajo la presión internacional y la guerra de propaganda el gobierno diga: estoy dispuesto a aceptar lo que sea, pero deja de molestar; pero eso no lo puedo hacer responsablemente, porque están pidiendo cosas que son francamente inaceptables.
``Yo como presidente de México no voy a hacer nada que atente contra la integridad de nuestro territorio, no voy a hacer nada que pueda sembrar el germen de una violación a nuestra soberanía, nada que nos fragmente''.
En este sentido, Zedillo explicó a su auditorio venezolano que ``esa guerra civil ya la vivimos en el siglo XIX y la ganaron felizmente los que creían en la República, los que creían en la unidad nacional. La guerra la ganaron los liberales y la perdieron los conservadores y esa guerra ya no se va a repetir, esa guerra está ganada. Entonces yo les he dicho: `Muchachos, ni voy a ser el anti Juárez ni voy a ser el Santa Anna de fines del siglo XX. Entonces no pidan absurdos. Ese es el límite de la negociación'. No voy a poder firmarles un papel en blanco, pero tampoco los voy a masacrar''.
El titular del Ejecutivo expresó su confianza en que, ``gradualmente, ellos se van a ir convenciendo de que deben tomar cualquiera de los asideros que ya les ha dado el gobierno y los muchos más que podemos hacer para que ellos tengan una salida política''.
México y la democracia política
Al referirse a la ``nueva normalidad democrática'' que se vive en México, el presidente Zedillo destacó el hecho de que los mexicanos empiecen a reconocer que todos los partidos políticos serios, ``y tenemos afortunadamente un buen número de ellos en México, por lo menos tres, y creo que eso es bueno, son un instrumento muy importante para la vida democrática del país, porque estoy absolutamente convencido de que no puede haber una buena democracia sin buenos partidos políticos y reconozco que hay una crisis, hasta cierto punto de varios grados, en cuanto a cómo ve la sociedad a los partidos políticos''.
Zedillo explicó entonces que el país sufrió en 1994 ``una serie de eventos dramáticos, algunos, diríamos, excepcionales, que marcaron un escepticismo de la gente hacia los partidos, pero señaladamente hacia mi partido político, y vivimos esa crisis. Yo tenía mucho miedo de que al venir las eleccciones federales de 1997 la participación de la gente fuera realmente muy baja (...) y realmente no ocurrió eso. La gente volvió a acudir a votar masivamente y creo que a partir de ese momento estamos viendo otra vez que la gente ve a los partidos como el medio a través del cual hay que influenciar las decisiones, el curso del país, las preferencias, manifestar los intereses y tengo confianza en que ésto se va a afianzar en los próximos dos años hacia las elecciones del 2000''.
Preguntado sobre la salida de destacados militantes del PRI hacia otras agrupaciones, el Presidente dijo que ``hemos perdido gente, alguna qué bueno que se fue, otra no tanto porque se nos han ido pillos, pero hay otros que a mí en lo personal sí me ha dolido mucho, pero siento que si eso sigue, si esa aireación, si esa apertura continúa, entonces también van a llegar jóvenes y van a llegar mujeres y van a llegar personas que a lo mejor eran muy escépticas de la política del PRI o de la democracia mexicana, y todo eso nos va a fortalecer''.
Para cuidar a la democracia, agregó Zedillo, hay que cuidar a los partidos políticos. ``No debemos perdonar la corrupción, no debemos perdonar los desvíos en el cumplimiento de la ley, eso es una cosa; pero sí tenemos que distinguir entre los individuos y las instituciones, y ahí sí, como amigos, lo digo con el mayor afecto y respeto hacia los medios de comunicación, a veces por la misma necesidad de ser sintéticos, o a veces para ser incisivos y para conmover a la opinión pública, lo cual yo creo que siempre es importante, en los medios no hay una suficiente distinción entre lo que son personas y lo que son las instituciones, y tenemos un ejemplo muy bueno, el de Chiapas''.
En aquella entidad, precisó el gobernante mexicano, ``al que no es zapatista, los zapatistas le dicen priísta, y es probable que esa gente, efectivamente, tradicionalmente vote por el PRI. Cuando hay algún conflicto, porque siempre hay provocaciones, desgraciadamente, ese es el proceso que tenemos que superar y no de hace cuatro años, es de toda la vida, hay un primitivismo que tenemos que superar a través de la educación y el desarrollo. Cuando hay un hecho de violencia, y a veces los llamados zapatistas pues agreden e incluso matan a un indígena que es supuestamente priísta, o llega a pasar como la tragedia que vivimos en diciembre: que después de que les habían matado a 18, éstos fueron y mataron cruel, absurdamente, a 40 y tantas personas, niños y mujeres en su mayoría, y efectivamente a los que mataron en esa ocasión se les identificaba como priístas.
``Entonces la noticia que dio la vuelta al mundo es que el PRI había matado a 45 niños y mujeres, y ésto no es veraz, no es justo, ¿verdad? Por eso yo creo que es importante distinguir lo que son las personas de lo que son las instituciones''.