``Rápido y bien, no ha habido quién''

La asimetría cerebral

Marco Antonio Sánchez Ramos

Al menos una vez en nuestra vida hemos estado con el ``tiempo encima'' al realizar alguna tarea, sea ésta un compromiso escolar, de nuestro trabajo o familiar. Si la tarea no es muy compleja y no requiere demasiado análisis o concentración, podremos hacerla ``con la mano en la cintura'', es decir, sin mucho esfuerzo mental ni físico.

El problema se presenta cuando tenemos que trabajar bajo presión y nuestra tarea nos obliga a ser analíticos; en estos casos solemos cometer errores, cuyo número va creciendo mientras menos tiempo tenemos para resolver el problema. Por el contrario, cuando tenemos el tiempo suficiente para realizar nuestro trabajo, lo que sucede en muchos casos es que pecamos de perfeccionistas y nuestra labor se atrasa por cosas tan absurdas como decidir entre si la palabra ``periodo'' se escribe así o con acento (dicho sea de paso se escribe al gusto del cliente).

En general, nuestro cerebro tiene dos formas de trabajar:

1) Cuando la tarea que vamos a realizar o los estímulos que vamos a integrar tienen la característica de ser holísticos, esto es, se presentan como un todo, utilizamos preferentemente el hemisferio cerebral derecho, el cual no es muy analítico sino que aprecia el conjunto de los estímulos. Ejemplos de las tareas que puede desempeñar este hemisferio cerebral es el reconocimiento de caras, como diferenciar entre si la cara que estamos viendo es de un chango o de un humano. Aunque hay algunas personas cuyas caras nos pueden traer confusión, es innegable que casi todos podremos decir ``con la mano en la cintura'' quién es quién. Otro ejemplo es cuando personas sin mucho conocimiento musical oyen una pieza sinfónica en un disco; sin mucho problema podrán tararearla, pero quizás no reconocer en qué momento entró el contrabajo o el clavicímbalo. Este tipo de tareas no requieren un tiempo tan largo para ser ejecutadas, por lo que decimos que nuestra parte derecha del cerebro es rápida para responder porque ``no se mete en camisas de 11 varas''.

2) Cuando la tarea es un poco más compleja que el simple reconocimiento de la cara o el tarareo, el hemisferio izquierdo es el que asume casi toda la responsabilidad, ya que su especialidad es integrar la información y responder ante tareas que requieren análisis. Siguiendo con los mismos ejemplos, supongamos ahora que en lugar de diferenciar entre la cara de un chango y la de un humano, se nos pide que describamos con detalle las características del rostro de una persona que estamos viendo. En este caso nos serviremos de la capacidad del hemisferio izquierdo para reconocer que la ceja del individuo es recta, curva, escasa, abundante, pelirroja, etc. Además, este hemisferio cerebral tiene la capacidad de poder comunicar verbalmente nuestras observaciones, lo cual implica un mayor grado de análisis y abstracción que no expresa el hemisferio cerebral derecho. En el ejemplo de la música, las personas con cierta preparación musical ya no utilizarán el hemisferio cerebral derecho para apreciar la Fantasía Coral de Beethoven, sino que con su hemisferio izquierdo podrán analizar la pieza y reconocer lo que están tocando los violines, a pesar de que los coros casi no permitan oírlos. Por supuesto, requerimos un tiempo considerablemente mayor para poder realizar adecuadamente estos ejercicios, por lo que podemos decir que el hemisferio izquierdo es ``lento pero seguro''.

¿Qué pasa cuando requerimos hacer una tarea analítica y nos dejan poco tiempo para ejecutarla? Supongamos ahora que llegamos a cualquier oficina del Ministerio Público y nos piden que describamos la cara de un tipo que nos acaba de asaltar y que sólo lo vimos una fracción de segundo. Aparte del susto, tenemos que ejecutar una tarea analítica utilizando los pocos elementos de información a los que tuvimos acceso. Es decir, estaremos obligando a nuestro hemisferio derecho, que es rápido en sus respuestas a hacer una tarea que no le corresponde, un análisis.

Ante eso empezaremos por lo que sí sabemos o creemos saber a través del trabajo del hemisferio derecho, y responderemos firmemente si era humano o chango, si era hombre o mujer, si era alto o chaparro, si nos pidió el dinero a gritos o tarareando una pieza de Ray Coniff. Pero donde empezaremos a dudar y a tardarnos en responder es sí tenía los ojos café claro u obscuro, si sus cejas eran rectas u oblicuas, si en la cara tenía cicatrices, etc., y lo más seguro es que estaremos inventando las características. La consecuencia de todo es que cometeremos una gran cantidad de errores porque estaremos ocupando una parte de nuestro cerebro que, aunque rápido para responder, no es demasiado analítico.

En condiciones normales, nuestros dos hemisferios funcionan en forma coordinada para analizar e integrar la información que nos llega del exterior. Aunque en tareas específicas utilizamos con preferencia uno de los dos lados de nuestro cerebro, el hemisferio opuesto siempre se entera de lo que está haciendo su contraparte gracias a una vía de comunicación llamada cuerpo calloso.

Desafortunadamente, cuando no somos capaces de planificar nuestro tiempo y tenemos que hacer una tarea analítica en poco tiempo, el hemisferio izquierdo se entera, a través del cuerpo calloso, que su compañero derecho es un digno representante de aquella frase que dice ``Rápido y bien, no ha habido quién''.

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