La Jornada 27 de abril de 1998

Hasta 24 delitos puede cometer un hampón antes de ser detenido

Humberto Ortiz Moreno Ť Investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal documentan el grado de impunidad de la delincuencia: hay malhechores que son detenidos por primera vez tras competer un promedio de 20 a 24 delitos, en tanto que el común de los internos ha sido capturado y procesado luego de haber ejecutado un mínimo de 8 a 9 ilícitos.

Por ello, el modelo de cero tolerancia es ahora aplicable en la ciudad de México y, al efecto, el procurador Samuel del Villar está en Nueva York para recabar información y asesoría que adapten ese sistema a la realidad del crimen en la urbe capitalina.

En este sentido, José Luis Pérez Canchola, director del Instituto de Formación Profesional de la PGJDF, advierte que en la actualidad el universo de menores que está en riesgo de ser de la calle es mucho mayor que el que ya está en ella. Y es que hay influencias externas e internas que les dan mensajes claros: el crimen es redituable y permite una vida fácil, de impunidad.

Hoy, señala el funcionario, de los 10 a los 17 años de edad, niños y jóvenes adquieren una formación criminal que a su mayoría de edad los ha convertido en peligrosos delincuentes.

Por tanto, juzgó imperativo aplicar estrictamente la ley contra todo tipo de infractores, así sean menores, pues la impunidad tiene efectos multiplicadores en la sociedad.

Propuso un ejemplo de cómo podría sancionarse y someter a los menores delincuentes en un proceso de rehabilitación: retomar el proyecto que estableció el general Cárdenas, de crear granjas productivas y educativas que permitan reintegrar a los jóvenes a la vida útil. ``No los podemos seguir dejando en las calles, argumentando un derecho que no puede estar por encima del derecho de la sociedad a meter orden...''.

Un menor que cae en drogas, que no tiene control de ninguna naturaleza, no hay mucho que pensar para llegar a la conclusión de que será un delincuente mayor. ``Muchos de ellos están condenados ya a morir en la calle...''.

Se pronunció por una presencia de la autoridad ``notoria'' en centros escolares, de modo que inhiba toda intención de delinquir. Una o dos patrullas con uniformados muy visibles, dijo, sería lo adecuado.

Recalcó que el hilo conductor de este círculo vicioso es la impunidad. Una autoridad que no investiga, subraya, es responsable del incremento de la criminalidad. Y la que no sanciona al infractor ni repara el daño a la víctima, también lo es.

El joven que delinque por primera vez en su vida y esto le permite obtener recursos que le dan para vivir y gastar durante varios días, seguramente lo repetirá si no lo castigaron. Pero si al menor delito se le persigue con la misma furia que un homicidio, ``mandamos un mensaje claro a la sociedad, que vamos a investigar y a sancionar todo, hasta el robo de una cartera...''.

Pérez Canchola asume como pernicioso el hecho de que, según encuestas en reclusorios, hay malvivientes que son detenidos por primera vez luego de que cometieron 24 delitos, pero el común del interno es capturado luego de ocho ilícitos.

``Quiere decir que los primeros delitos nunca se investigan ni se sancionan, con lo que la autoridad civil construye un escenario de cientos de miles de gentes que con toda facilidad hacen carrera criminal''.

Incluso, deplora, hay delincuentes que llegan a valorar el monto de su acción ilegal para evitar determinado tipo de penas, o sea que conocen perfectamente la fianza que tienen que pagar para salir.