La Jornada martes 28 de abril de 1998

GONZALEZ SCHMAL: RENUNCIA PROCEDENTE

La dimisión al cargo del hasta ayer oficial mayor del gobierno capitalino, Jesús González Schmal, tiene diversas significaciones para esta primera autoridad urbana electa y para la vida política de la ciudad en general.

En primer término, debe subrayarse la transparencia de la renuncia, en la cual se descartaron explícitamente los hermetismos y los lenguajes elusivos que han sido tan característicos de la clase política. El dimitente, por el contrario, señaló su intención de enfrentar como simple ciudadano las múltiples acusaciones de que ha sido objeto, tarea para la cual carecía de márgenes en tanto que funcionario público.

Asimismo, son destacables los motivos de González Schmal de evitar que el costo político de sus errores --especialmente la difusión, en semanas pasadas, de una supuesta lista de aviadores que resultó no ser tal-- siguiera siendo facturado al conjunto del equipo que gobierna la metrópoli.

Por lo que hace a la decisión del jefe del gobierno capitalino, Cuauhtémoc Cárdenas, de aceptar la dimisión del político forista, puede apreciarse en ella la determinación de mantenerse fiel a una conducta que no escatima la rectificación de actos de autoridad cuando ella se hace necesaria. Es claro, ciertamente, que el deterioro de la imagen del ex oficial mayor ante la sociedad hacía recomendable y necesario su abandono del cargo.

En términos más generales, el episodio refleja hasta qué punto están cambiando, en la ciudad y en el país, las relaciones entre gobernantes y gobernados, así como la creciente presencia de la opinión pública y su función de posible contrapeso ante actos de gobierno equivocados o impopulares. Estos fenómenos auspiciosos, producto de los procesos de democratización en los que está inmerso México, reducen el margen de maniobra de los funcionarios públicos, acotan sus posibilidades de persistir en el error y, por otra parte, aceleran los ritmos del desgaste político al que están sujetos los hombres del poder.

Al mismo tiempo, el hecho contrasta con el empecinamiento de otros funcionarios y representantes populares provenientes del partido político gubernamental --ahí están los casos de los gobernadores Roberto Madrazo y Jorge Carrillo Olea, entre muchos otros, o, hace unos meses, en la misma ciudad de México, el ex secretario de Protrección y Vialidad, Enrique Salgado Cordero-- en aferrarse a los puestos a pesar de los clamores sociales que demandan su salida.