La Jornada 29 de abril de 1998

El priísta De la Vega incluso pidió perdón al ``señor secretario''

Juan Antonio Zúñiga M. y Raúl Llanos Ť El secretario de Seguridad Pública, Rodolfo Debernardi, entró ayer por la puerta grande a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y salió por la chica y de reversa.

Esto, para eludir el embate de unos 150 ex policías preventivos que, tras de él, gritaban ``¡fuera, fuera de la Secretaría!'', y mostraban mensajes en cartulina alusivos a la corrupción que prevalece en esta dependencia del gobierno local.

Fueron unos cuantos minutos los que marcaron el contraste entre una comparecencia que transcurrió más apacible que el Don por espacio de casi cuatro horas, y una manifestación de hombres de cabello cano y visible ausencia dental, que siguieron, por no decir que corretearon, al secretario de Seguridad Pública por una cuadra de la calle de Allende, hasta que el vehículo Cutlas gris que llevaba a Debernardi dentro, dio vuelta en República de Cuba para alejarse del sitio.

De la contraesquina de Donceles y Allende salieron inmediatamente los walkie talkies que portaban individuos de civil, mientras dos grandes camionetas Suburban realizaron movimientos de distracción, que más contribuyeron a tensar el ambiente. Había tantos indicadores a la salida de Debernardi, que en ese momento, las 15:55 horas, esta parte del Centro Histórico podría haberse confundido con el Indice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa, o con el Indice Nacional de Precios al Consumidor, del Banco de México.

Después, todo volvió a la calma y la calle se uniformó al ambiente que prevalecía dentro del recinto legislativo, donde aún resonaba el epígrafe con el que Rodolfo Debernardi inició la reflexión final de su comparecencia: ``Si ante la insistente gota de agua la roca se perfora, ante la tenacidad del hombre la palabra imposible se evaporará''.

Las ``críticas'' formuladas por los diputados locales fueron tenues frente a lo anunciado días antes; en tanto que, agilizado por agentes de tránsito, como nunca, no se escucharon bocinazos de automóvil en la esquina de Donceles y Allende mientras el secretario de Seguridad Pública comparecía.

Antes de la llegada silenciosa y pacífica de los manifestantes, esta parte del Centro Histórico se convirtió por unas horas en un remanso que animó a salir al Tirantes vestido de impecable negro, de los zapatos hasta la pluma del sombrero que habitualmente porta, para relucir su enorme escapulario plateado en el pecho. Hasta pudo poner su larga silla a metro y medio de la banqueta, frente al local de compraventa de oro y plata que posee este singular personaje.

Hasta el perredista Víctor Manuel Soto Camacho, vicepresidente de la Comisión de Seguridad Pública de la ALDF, quien se ha caracterizado por la virulencia de las críticas formuladas a Debernardi, se vio tenue.

A lo más, planteó a nombre de su partido: ``usted, señor secretario, se lo digo franca y positivamente, debe hacer como nunca, un examen riguroso y considerar la dimensión del reto histórico que desde el pasado 5 de diciembre tiene ante sí la Secretaría de Seguridad Pública. La ciudad espera en la SSP un liderazgo, una visión que moralice, que una, que concientice y logre la plena dignificación de la policía preventiva''.

Pero quien puso la nota discordante fue el priísta Nezahualcóyotl de la Vega, quien en una expresión inesperada y hasta sorprendente para los diputados perredistas, pidió ``perdón'' al ``señor secretario'' por los cuestionamientos vertidos al momento de fijar la postura del PRI:

``Ojalá, señor secretario, ya no es posible vivir y así me lo han dicho mis compañeros de la fracción parlamentaria, y así lo dicen los habitantes de la ciudad, ya no es posible vivir con la zozobra de salir de casa sin tener la seguridad de regresar, cómo regresar y qué encontrar en casa''. Fue ésta la expresión más dura expuesta por el priísta.

Por parte de la fracción panista, que se ha caracterizado por el sistemático enjuiciamiento a la labor del secretario de Seguridad Pública hasta pedir su renuncia, el diputado Armando Salinas Torre, presidente de la Comisión de Seguridad Pública, centró sus baterías en la opinión de altos funcionarios franceses que participaron en un encuentro binacional hace unos días.

``En este evento se llevó a cabo una profunda crítica a la inseguridad pública en México, los señalamientos sobre nuestros graves rezagos fueron diversos, pero destacaron dos programas que vale la pena señalar: primero, se dijo que el 90 por ciento de los delitos denunciados quedan impunes; segundo, la contraparte francesa expresó total incredulidad sobre nuestra incidencia nacional, anual, reportada en un coloquio por la Secretaría de Gobernación'', dijo.

Así, al término de la comparecencia, dentro del recinto legislativo sólo faltaron los aplausos y, afuera, sobraron las mentadas.