Renuncia Castillo Peraza al PAN; se dedicará a ``la vida intelectual''
Juan Manuel Venegas Ť Carlos Castillo Peraza renunció a su militancia en el PAN. Aseguró que la muerte de su ``querido y admirado amigo Octavio Paz'' lo puso en una ``disyuntiva estrictamente personal: la de optar entre la vida intelectual fuera de toda militancia partidista y la pertenencia a Acción Nacional''. Optó por lo primero.
Ex presidente nacional del PAN, Castillo Peraza tuvo su peor revés político cuando contendió el año pasado por la jefatura del gobierno del Distrito Federal y llevó a su partido al tercer lugar de las preferencias electorales.
Ayer puso fin a 34 años de militancia: ``He tomado la decisión de retirarme de la política partidista. Me enganché libremente como tripulante de este barco que es Acción Nacional. Ingresé, a la manera de tantísimos otros compañeros, como grumete y me fue dado ascender --en esto consiste la verdadera democracia-- sin haber sido hijo de marineros ni heredero de armadores ni asignatario de navieros.
``No me propongo dejar la mar, pero en los muelles del puerto en que ahora estoy he decidido emprender lo que suele llamarse la ruta en solitario.''
En su campaña por el gobierno del Distrito Federal, la personalidad de Castillo Peraza, reconocen algunos panistas, afectó el avance de su partido en la capital del país.
Sin carisma ante grandes concentraciones, ajeno su discurso a las clases medias-populares y peleado con un amplio sector de los medios de comunicación por los insultos y el desdén con que trató a varios reporteros, el ahora ex panista se aleja también de los reflectores y con ello, acepta, evitará perjudicar al PAN.
``Tampoco quiero comprometer a la institución con mis juicios, mis opiniones ni con mis puntos de vista. Es de ese modo personal, pero no partidista, como de aquí en adelante concretaré mi compromiso con nuestro país: lejos de los reflectores, pegado a la reflexión, sin marca a la que mis productos perjudiquen, sin etiqueta que los catalogue antes de ser probados, sin nada que dé razón o pretexto para sospechar que una opinión o un juicio míos están respectivamente motivados por o relacionados con aspiraciones y operaciones, incluso legítimas, orientadas por el afán de conquistar algún poder o algún puesto político, ni dentro ni fuera de Acción Nacional''.
La Dirección de Comunicación Social de la dirigencia panista informó anoche del retiro de Castillo Peraza y dio a conocer parte de una carta que el filósofo y político yucateco envió al presidente del PAN, Felipe Calderón Hinojosa.
Como dirigente nacional, de 1993 a 1996, a Castillo Peraza le correspondió uno de los mayores crecimientos electorales del PAN en todo el país: ganó la gubernatura de Jalisco y refrendó las de Guanajuato y Baja California.
Antes, durante el liderazgo de Luis H. Alvarez, el político yucateco y Diego Fernández de Cevallos se convirtieron en los principales operadores del panismo nacional en las negociaciones con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. A los tres se les atribuye haber inaugurado la era de las concertacesiones: el arribo, en 1991, de Carlos Medina Plascencia a la gubernatura de Guanajuato.
A la caída del priísta Ramón Aguirre Velázquez --ordenada por Salinas y acordada con los panistas-- siguió, meses después, otra decisión que marcó las personalidades políticas de esos tres dirigentes: la quema de los paquetes electorales que contenían las actas de escrutinio de los comicios presidenciales de 1988.
Estos hechos forman parte del torrente que envolvió el quehacer político de Castillo Peraza y que, a la postre, influyó en la aplastante derrota de Acción Nacional en la capital del país. en 1997.
Al refugio de la soledad
Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y con una maestría en filosofía política por la Universidad de Friburgo, Suiza, Carlos Castillo Peraza ingresó al PAN en 1964. En 1979, cuando ganó la primera de sus dos diputaciones federales, fue designado también consejero nacional de su partido, cargo que no dejó hasta su renuncia.
En la carta a Calderón argumenta: ``Tú y muchos de mis compañeros más próximos saben que mi vocación personal, íntima, es la de la lectura, la reflexión, la escritura, la investigación y la enseñanza''.
Agrega que se trata de ``una opción por las ventajas y las desventajas de la independencia y de la libertad intelectuales, semejante a las que han hecho algunos de mis maestros mexicanos y extranjeros (...) Dados los años que he cumplido y las reflexiones que suscitó en mí la muerte de Paz--releí, entre otras, aquela frase suya: `La única profesión de fe del intelectual debe ser la crítica, el examen y la duda'--, he decidido retornar definitivamente a mi ruta original y consagrarme única y exclusivamente al trabajo que considero específicamente mío, durante el tiempo que Dios me conceda aún de vida''.
Le reitera, empero, su ``convicción de panista'' y asegura que seguirá siéndolo ``de alma y corazón, pero no de uniforme y credencial''.
Pide a Calderón transmitir su decisión al PAN y le manifiesta su certeza de que al final de sus 34 años de militancia ``pesa mucho más lo que me fue dado que lo que di. Con sólo contar las amistades leales y verdaderas que me obsequió el partido estoy de sobra pagado. Nada tengo que reclamar, recriminar ni lamentar. Todo que agradecer, especialmente al corazón y al alma del partido; los miles de panistas que en pueblos, municipios, distritos y estados compartieron conmigo afecto, entusiasmo, dolor, anhelos, esperanzas, marchas, mítines, persecución, represión, derrotas y victorias.
``Mucho tengo, por otra parte, de que pedir perdón a quienes en cualquier circunstancia herí u ofendí. Estoy convencido, estén seguros todos los panistas, de que Acción Nacional, por su doctrina y su historia, no sólo es el mejor: es el único partido político de México hasta hoy. Lo que sucede es que, por las razones que he dado y sólo por ellas, he decidido no formar parte de partido político alguno. Ni del mejor''.