DobleJornada, 4 de mayo de 1998



CAMPAÑA MUNDIAL POR UNA MATERNIDAD SIN RIESGOS

MORTALIDAD MATERNA, UN PROBLEMA DE JUSTICIA SOCIAL

Lucia Lagunes

Ser madre este fin de siglo sigue siendo un riesgo. La muerte materna es uno de los lastres de la humanidad y existe por razones de pobreza y descuido, pero también por el poco valor que se da a la mujer. Tras diez años de iniciativas, propuestas, difusión y esfuerzos, la tasa de muerte por causas ligadas a la maternidad sigue siendo la misma en países y regiones pobres del mundo. México no es la excepción. La meta es lograr que las mujeres que así lo decidan, vivan y ejerzan su embarazo y parto sin riesgo y sin complicaciones.

En 1987 se lanzó la campaña mundial en Nairobi, Kenya; seis años después nació en México el Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos. Este año, la Organización Mundial de la Salud insiste: el 7 de abril, Día Mundial de la Salud, llamó a luchar por una maternidad saludable y esta campaña se extenderá un año.

En 1998, igual que en 1987, cada minuto muere en el mundo una mujer por complicaciones en el embarazo, 300 más conciben sin haber deseado ni planeado su embarazo; otras 200 adquieren una enfermedad de transmisión sexual, y 100 más sufren complicaciones asociadas con el embarazo. Las cifras de la OMS son contundentes.

En México la mortalidad materna cobra la vida de 4.8 mujeres por cada 10 mil nacidos vivos, informó el Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgo (CPMSR), que integrado por más de 19 organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, ha conseguido apenas magros logros.

Tan sólo en 1996, se registró la muerte de mil 291 mexicanas por esta causa, cifra conservadora en tanto que se mantiene un subregistro de hasta 50 por ciento, según reconoce la secretaria técnica del CPMSR, María Carmen Elú, a pesar de las acciones emprendidas.

Lo más grave es que el 95 por ciento de estas defunciones podría evitarse, si las mujeres accedieran a servicios de salud, si además éstos fueran de calidad y todas las embarazadas recibieran atención prenatal, aseguró por su parte José Luis Zeballos, el representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en México.

Detrás de cada muerte materna, una historia de desigualdad

Según la Carpeta Informativa Maternidad Sin Riesgo en México, publicada por el CPMSR, el peligro de morir se incrementa conforme empeoran las condiciones de marginación de las localidades que habitan las mujeres.

Un estudio realizado en nuestro país a lo largo de once años y que concluyó en 1990, demostró que en las regiones con menos de 2 mil 500 habitantes, se acumuló el 55 por ciento de las defunciones maternas, en los lugares de 2 mil 500 a 20 mil habitantes se produjo el 17 por ciento, y el 28 por ciento restante se presentó en localidades urbanas.

Y aún hay más: el estudio reveló que las defunciones por problemas en el parto, hemorragias e infecciones ocurren más frecuentemente en áreas rurales, y las muertes por aborto y toxemia son comunes en las áreas urbanas.

La falta de acceso a servicios de salud con calidad, la escasa educación, la pobreza, la desigualdad que viven las mujeres, entre otros, son algunos factores que contribuyen a mantener la elevada tasa de muertes maternas.

Por esta razón, la mortalidad materna es uno de los indicadores utilizados para medir el desarrollo humano de las naciones, asegura el representante de la OPS, quien agrega que la mortalidad materna explica las grandes diferencias de desarrollo entre los países.

Mientras en Norteamérica el riesgo de que una mujer muera por complicaciones en el embarazo es de una en 3 mil 700, en América Latina y El Caribe es de una en 130, mientras la mortalidad infantil es 7 veces más alta que en los países desarrollados, la mortalidad materna es 18 veces mayor.

Y algo más, señala la OMS: por cada muerte materna hay 100 mujeres con lesiones irreversibles en su salud.

Las principales causas que provocan la mortalidad materna en todo el mundo son: hemorragias (25 por ciento), infecciones (15 por ciento), abortos (13 por ciento), hipertensión (12 por ciento), entre otras.

En México, hasta 1992, la hemorragia en el embarazo y parto representaba el 27 por ciento de las causas de la mortalidad materna y la toxemia el 25 por ciento.

La mortalidad materna podría evitarse hasta en un 33 por ciento si las mujeres que no desean más hijos pudieran evitar el embarazo, advierte la carpeta informativa Maternidad sin Riesgos.

Reducir las desigualdades en las políticas sociales y económicas, proteger y promover los derechos de la mujer, sus elecciones y autonomía, son elementos fundamentales para reducir la muerte materna y lograr que el embarazo, nacimiento y el postparto ocurran en las mejores condiciones para la madre, el bebé y la familia, dijo el director de la OPS, George A. O. Alleyne, en su mensaje del 7 de abril, con motivo del Día Mundial de la Salud, que este año se enfocará a la Maternidad sin Riesgo.

Finalmente, señala la OPS, es necesario tomar conciencia que la mortalidad materna, más allá de ser considerado como un problema de salud pública es un problema de justicia social. Por eso la meta para el año 2000 de disminuir la mortalidad materna al 50 por ciento sigue siendo la esperanza, en beneficio de toda la humanidad y en justicia de todas las mujeres y sus familias, reto que comparte en nuestro país el Comité por una Maternidad sin Riesgo, que festejará su primer lustro con diversas actividades a lo largo del presente año.