La Jornada 4 de mayo de 1998

La enorme brecha salarial, el gran imán, reconoce la dependencia

David Aponte Ť Los patrones de migración de los trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos han variado en los últimos cuatro años. Actualmente, los connacionales emprenden el viaje a la frontera desde los 12 años de edad con un objetivo muy claro: tener un empleo con un salario 10 veces más alto que en México, según un análisis de la Secretaría de Gobernación.

De esa forma, un empleado del área de servicios, por ejemplo un cocinero, tiene posibilidades de recibir más de 100 mil dólares al año en Estados Unidos, una percepción superior a la de cualquier profesionista ganaría en territorio mexicano, hace notar el estudio.

Entre las causas de los flujos migratorios, la dependencia federal reconoce ``la insuficiente dinámica de la economía nacional para absorber el excedente de la fuerza de trabajo; la demanda de mano de obra mexicana en los sectores agrícola, industrial y de servicios de Estados Unidos; la considerable diferencia salarial entre ambas economías; la tradición migratoria hacia el vecino país del norte, y la operación de complejas redes sociales y familiares que vinculan los lugares de origen y destino, las cuales facilitan la experiencia migratoria de los mexicanos''.

El estudio, elaborado por la subsecretaría de Población y Servicios Migratorios, a cargo de Fernando Solís Cámara, describe de manera gráfica la enorme brecha existente entre las percepciones en México y en Estados Unidos, como uno de los factores más importantes de los flujos de trabajadores mexicanos hacia el vecino país.

Por ejemplo, expone que un obrero del sector de la manufactura ganó 1.23 dólares por hora en México durante 1996, mientras que en el país vecino logró 12.6 en el mismo tiempo.

Las diferencias en otros rubros de las economías -unidas por un Tratado de Libre Comercio- son brutales: en 1997, un cocinero ganó 14 mil 272 dólares en México, mientras que otro que viajó a Estados Unidos obtuvo 101 mil dólares. Lo mismo sucede en otros empleos del área de servicios: un pintor ganó aquí, en 12 meses, 13 mil 434 dólares, en tanto que en suelo estadunidense recibió 138 mil dólares, indica el análisis.

Los nuevos factores económicos de ambos países han modificado los patrones tradicionales de la migración. Antes de 1994, cuando comenzaron entrar en vigor los programas antinmigrantes en Estados Unidos y antes de la crisis económica en México, los connacionales que emprendían el viaje tenían edades que fluctuaban entre 15 y 44 años. Los mexicanos procedían de los estados de Michoacán, Jalisco y Guanajuato, en ese orden de importancia, señala.

La mayoría de los migrantes entraba y salía de Estados Unidos. Buscaban un trabajo temporal y volvían, pero ahora permanecen en Estados Unidos. ``El gradual desgaste de los mecanismos de circularidad del fenómeno se expresa en una estancia cada vez más larga de los migrantes en el vecino país o bien en el establecimiento de su residencia permanente'' continúa.

Las nuevas características de los flujos han sido definidas de la siguiente forma: 95 por ciento de los migrantes son hombres; 70 por ciento tienen entre 12 y 34 años de edad; dos de cada tres tenían empleo en México, y más de la mitad laboraba en actividades industriales y de servicios. Actualmente, 52 por ciento proviene de las entidades tradicionales y el resto de otras zonas del país que no estaban marcadas como zonas de expulsión de mano de obra.

La migración observa una creciente diversificación ocupacional y sectorial. Los mexicanos que desempeñaban una ocupación ya no son una mayoría en su lugar de origen ni en el de destino (California, Texas e Illinois). En pocas palabras, existe una notoria presencia de migrantes procedentes de las zonas urbanas de México, aclara.

Adicionalmente, existe ``una creciente diversificación regional del flujo. El origen geográfico de los migrantes se ha extendido más allá de las entidades y municipios tradicionales de migración. Hoy en día, estados como Puebla, Hidalgo, estado de México, Distrito Federal y Morelos, que en el pasado no se contaban entre las entidades con tradición migratoria, constituyen el origen de cuantiosas corrientes migratorias al vecino país'', según los cambios ocurridos en las últimas tres décadas.

El documento agrega que en contraparte existe una reducción en el número de personas que emigran hacia Estados Unidos, derivada de ``las dificultades reales o percibidas de entrar de manera indocumentada o de encontrar empleo en ese país, y un incremento en los costos de traslado desde el interior de la República hasta el territorio estadunidense''.

Sin embargo, el documento no precisa el monto de la disminución en los flujos ni menciona que unos 300 mil connacionales viajan todos los años a Estados Unidos a buscar mejores condiciones de vida, y que la mayoría establece su residencia en aquel país.

De acuerdo con las cifras del gobierno mexicano, más de 7 millones de mexicanos nacidos en nuestro país viven en Estados Unidos. Entre 4.7 y 4.9 millones son residentes documentados y entre 2.3 y 2.4 millones carecen de papeles migratorios.