La Jornada 7 de mayo de 1998

Una incógnita, el destino de $2 mil millones que reunió Servimet: Murúa

José Galán Ť En los tres años de gestión de Oscar Espinosa Villarreal como último regente de la ciudad de México, la paraestatal Servicios Metropolitanos (Servimet) -la agencia inmobiliaria del gobierno citadino--, remató activos sociales por más de 2 mil millones de pesos, incluyendo camellones, plazas, parques públicos y predios de interés público, además de edificios, casas y departamentos.

Sin embargo, este dinero ``no se sabe a dónde fue a parar, porque no se tradujo en obra pública, en otros activos sociales, ni siquiera en pago de la deuda pública'', dijo la diputada Sara Murúa Hernández, diputada del PRD y presidenta de la Comisión de Uso y Aprovechamiento de Bienes Públicos de la Asamblea Legislativa.

Señaló que parte de los predios de gran extensión de la ciudad fueron otorgados, en condiciones ``sumamente ventajosas'', a grandes cadenas internacionales de tiendas departamentales propiedad de capitales franceses y estadunidenses, en el marco de la política de favorecer este tipo de comercio, ``incluso por encima de los mercados públicos y de otras instalaciones sociales de abasto y distribución.

Añadió que incluso predios destinados como reserva territorial fueron rematados a grandes cadenas de tiendas departamentales propiedad de capitales franceses y estaduunidenses, mientras que predios ubicados en zonas estratégicas, particularmente del Centro Histórico, fueron concesionados para estacionamientos.

``La práctica de la gestión de los priístas dio lugar a licitaciones misteriosas o de plano inexistentes'', comentó la legisladora, quien catalogó a Servimet en aquella época como ``la caja grande de Oscar Espinosa Villarreal''.

Una caja grande donde ``a nadie le interesó aplicar normatividad. Incluso existen, como se ha señalado, un gran número de bienes inmuebles del gobierno capitalino que carecen de escritura pública, como se puede comprobar en el Registro Público de la Propiedad'', práctica que tuvo sustento ``en el uso a discreción de los bienes propiedad de todos los capitalinos y que ahora han beneficiado sólo a parientes, amigos y socios de los anteriores funcionarios''.

``La práctica de privatizar espacios comunes llevó a restar iumportancia incluso a la elaboración de un padrón real de las propiedaes inmobiliarias del gobierno. Bueno, ni siquiera hay folios reales de cada una de las propiedades, no dejaron expedientes'', dijo. ``Todo el mundo vendió predios como se les dio la gana''.