Masiosare, domingo 10 de mayo de 1998


Presupuestos de salud


DINERO A LA BASURA


Patricia Volkow*


El tratamiento de la basura catalogada como residuos peligrosos biológico-infectantes -obligatoria según una nueva regulación-, cuesta en promedio siete pesos por kilo y la realizan compañías expresamente creadas para ello. En lugar de la compra de insumos básicos, ahora los presupuestos de los hospitales literalmente se tiran a la basura.

El hallazgo de jeringas flotando en las costas de Nueva York, durante los veranos de 1987 y 1988, suscitó la elaboración de leyes para el confinamiento de la basura hospitalaria en Estados Unidos. La medida fue resultado de la histeria de algunos, ya que más tarde se comprobó que las jeringas no provenían de hospitales sino de pacientes diabéticos y de drogadictos.

Esta legislación produjo una ola de protestas por parte de la comunidad científica estadunidense, por el alto costo que implicaba instrumentarla y la falta de sustento científico. En efecto, a pesar de que los hospitales tienen siglos de existencia, no se ha dado ningún reporte de enfermedad relacionado con el destino de su basura.

No obstante estos antecedentes y a pesar de que existe gran cantidad de información relacionada con la seguridad y la falta de riesgos a la salud que representa la basura hospitalaria, se estableció y entró en vigor la Norma Oficial Mexicana NOM-087-ECOL-1995, establecida para la regulación de los desechos biológico-infecciosos.

El CDC (Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos), organismo regulador en la prevención de enfermedades infecto-contagiosas, afirma: ``No existe ninguna evidencia epidemiológica que sugiera que la mayor parte de la basura de un hospital sea más infectante que la basura residencial''.

La norma mexicana califica de residuos peligrosos biológico-infecciosos a una larga lista que va desde sangre (o recipientes que la contengan o hayan contenido), dispositivos desechables utilizados para la exploración y toma de muestras biológicas, objetos punzocortantes usados o sin usar, tejidos, órganos y otros más.

El CDC añade: ``Si bien cualquier dispositivo que haya tenido contacto con sangre, exudados y secreciones puede ser potencialmente infectante, no se debe considerar normalmente práctico o necesario el tratar todos estos desechos como infectantes''.

A los autores de la norma mexicana parece preocuparles mucho el desecho de la sangre, pero olvidaron que la sangre que eliminan todos los hospitales de la capital del país es sólo una pequeña fracción de la que desechan a la basura de la ciudad los 2 millones de mujeres que en ella radican: aproximadamente 2 millones de litros anuales.

Lo que para algunos puede parecer paradójico es que la basura residencial contiene un número mucho mayor de bacterias capaces de producir enfermedad que la basura hospitalaria.

¿Cuál es la diferencia entre eliminar salmonella por materia fecal en la casa o en el hospital? ¿Cuándo se le recomienda a un paciente con hepatitis A, cólera, sida o fiebre entérica vaciar cloro en el inodoro de su casa, o manejo especial de los pañales de niños con diarrea o de los pañuelos desechables?

¿Por qué las agujas o los bisturíes no usados se consideran infectantes? Serían entonces infectantes todos los objetos punzocortantes desde el momento de su fabricación. Más de 80% de las jeringas usadas en los hospitales nunca tienen contacto con sangre, ya que se utilizan para preparar medicamentos que se aplican directamente en los sistemas plásticos de terapia intravenosa. Los tejidos que se obtienen en cirugía o necropsia, antes de ser procesados son fijados en formol -sustancia que inactiva prácticamente todo agente patógeno- al menos por 24 horas.

Sin duda la basura que se genera en el hospital requiere de un manejo especial. Por ejemplo, el material del laboratorio clínico y patología conviene que sea tratado localmente con calor para esterilizarlo o, en algunos casos, incinerarlo para después desecharlo a la basura municipal o al desagüe como hasta recientemente se procedía.

El surgimiento del sida y de otras enfermedades transmitidas por sangre como hepatitis B y C obligó a un manejo especial del material punzocortante en contenedores rígidos para evitar los accidentes dentro del hospital, pero ello no debe hacernos caer en exageraciones, inútiles y caras.

La basura etiquetada como residuos peligrosos biológico-infectantes está excluida del sistema municipal de basura, se desecha por compañías especializadas que cobran en peso su eliminación final en sitios de confinamiento especial. El tratamiento del kilo de basura catalogada como residuos peligrosos biológico-infectantes se cobra en promedio a siete pesos. En lugar de la compra de insumos básicos para los hospitales, ahora los presupuestos literalmente se tiran a la basura.

El primer impacto de esta nueva norma es un deterioro del presupuesto para la salud y su principal limitante es carecer de bases científicas que justifiquen este gasto.

Es necesario suspender la aplicación de dicha norma y revisarla con una perspectiva científica para evitar los excesos, que sólo deterioran el presupuesto a la salud sin beneficio para la sociedad.

*Instituto Nacional de Cancerología.