Erecciones de laboratorio

Patricia Vega Ť Después de ocho años de investigación, ha sido lanzada al mercado la llamada píldora del amor, que ``mejorará la calidad de vida'' de casi 100 millones de hombres en todo el mundo.

Varones que han visto alterada su vida sexual al enfrentar problemas de impotencia lograrán una erección -garantizada en 80 por ciento si el origen de la disfunción es psicológico, y en 60 si es debido a cuestiones de carácter fisiológico- con sólo tomar una pastilla azul 30 minutos (máximo cuatro horas) antes del acto sexual, siempre y cuando experimenten excitación.

Viagra -contracción de las palabras vigor y Niágara- es el nombre de la píldora que simboliza la esperanza de una masculinidad centrada en la erección: ``Los impotentes ya pueden'', señaló el diario español El País, a principios de abril.

El medicamento, lanzado apenas hace tres semanas en Estados Unidos por los laboratorios Pfizer -su comercialización en México fue autorizada por la Secretaría de Salud el pasado 28 de abril y se espera que en un plazo máximo de 30 días se encuentre disponible en las farmacias del país-, Viagra ha logrado en ese periodo más de 350 mil prescripciones médicas. El costo de una pastilla es de 10 dólares -cada frasco contiene 30-, y de acuerdo con la revista BusinessWeek, las proyecciones más optimistas prevén una venta anual de 11 mil millones de dólares.

El anuncio de su próxima venta en México -incluso antes que en España- ha acaparado la atención de los medios masivos de comunicación, principalmente los electrónicos, obligando a las autoridades de la Secretaría de Salud, particularmente al director general de Control de Insumos para la Salud, Francisco Higuera Ramírez, a aclarar que ``el Viagra en México no va a tener una venta indiscriminada porque no representa un potenciador sexual, sino un apoyo para una disfunción patológica. Su aplicación debe ser necesariamente por receta para evitar efectos indeseables para la salud en organismos sanos. Las excesivas campañas publicitarias que lo presentan como afrodisiaco no corresponden a la realidad''.

Por lo pronto, ni en la representación mexicana del laboratorio Pfizer ni en la compañía Burson Marsteller pudieron proporcionar información sobre el precio de venta del Viagra en México, pero si nos atenemos a su costo en Estados Unidos, se podría pensar que aquí cada frasco de 30 pastillas costará aproximadamente unos 2 mil 500 pesos. He ahí la primera crítica pública formulada al producto farmaceútico: los impotentes ya pueden, pero sólo los que tienen suficiente dinero para pagarlo.

¿Cómo funciona?

En dosis de una tableta diaria como máximo -según indicaciones del propio laboratorio-, el medicamento funciona mediante la inhibición de la enzima encargada de poner fin a la erección después de haber cumplido con la actividad sexual, al degradar una sustancia química denominada monofosfato cíclico de guanosina (GMFc), que se genera junto con el óxido nítrico durante la estimulación sexual. Cuanto más tiempo esté el GMPc inhibido, mayores son las perspectivas de una erección suficiente y duradera.

De acuerdo con la información proporcionada por Burson Marsteller, la disfunción eréctil o impotencia es la incapacidad persistente de alcanzar o mantener una erección sufuciente que permita lograr una actividad sexual satisfactoria. Se trata de un problema recurrente que requiere tratamiento médico. Entre sus causas pueden mencionarse problemas circulatorios que afectan el flujo de sangre que conduce a la erección del pene, problemas en el sistema nervioso, ciertos hábitos como el tabaquismo, el consumo de alcohol o drogas, algunas enfermedades neurológicas, problemas psicológicos, lesiones de la médula espinal o la pelvis, cirugía prostática radical, radioterapia y el uso de algunos medicamentos que suelen emplearse en el tratamiento de la hipertensión, la depresión o en complicaciones cardiacas y úlceras gástricas.

Un chiripazo

Incialmente, la panacea de la erección fue concebida como un medicamento cardiaco, pero su destino cambió el día que los pacientes informaron de un aumento en la frecuencia de sus erecciones. Sin embargo, hay que aclarar que el principio activo de la píldora Viagra, el sildenafilo, no es un afrodisiaco: no crea deseo sexual donde no lo hay.

De acuerdo con algunos comentaristas, el mayor impacto de ese medicamento podría generarse al cambiar la vida de los ``hombres mayores'': esos sesentones que, de acuerdo con el modelo cultural prevaleciente, ya no están para los ajetreos sexuales. Estaríamos en la puerta de la llamada ``revolución sexual de la tercera edad'' masculina.

Efectos secundarios

Obviamente, la información del laboratorio Pfizer omite las referencias a los efectos secundarios de la píldora Viagra: dolor de cabeza, diarrea, molestias gástricas e hipersensibilidad a la luz, además de modificar la percepción de los colores azul y verde -alteración que puede durar de unas cuatro a cinco horas- y desmayos, entre otros.

Sin embargo, para muchos hombres es un precio que están dispuestos a pagar a cambio de disfrutar erecciones ``como las de antes''.

Y aunque los efectos no han sido suficientemente estudiados -de hecho el laboratorio se preparó para su lanzamiento masivo cuando aún estaba en fase de experimentación el medicamento-, seguramente los periódicos y las revistas seguirán analizando las implicaciones culturales de una píldora masculina que, en lugar de ser anticonceptiva como se anticipaba, desembocó accidentalmente en un remedio para los impotentes, desarrollado por una compañía que, según datos oficiales, anualmente invierte casi 2 mil millones de dólares en investigación y desarrollo de nuevos productos.

(Para la redacción de esta nota se tomaron como fuentes las revistas Time y BusinessWeek, el diario El País e información de la Secretaría de Salud y de la empresa Burson Marsteller.)