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Tres millones de enfermos de sida en el mundo, 17 millones de seropositivos: tal es un balance realizado por la OMS. El sida vuelve a cuestionar las falsas seguridades: de cinco casos descubiertos en 1981 a 40 millones de personas infectadas para el 2000, cifras que lo convierten en una de las ``plagas de nuestra época''.
En su libro De los virus y los hombres (colección El Ojo Infalible, de Editorial Oceano), el investigador francés Luc Montagnier, descubridor del virus por parte del Instituto Pasteur de Francia, comparte con los lectores una reflexión profunda del origen del sida y hace comprender la historia de una enfermedad cuyos mecanismos no están bien definidos.
Montagnier traza las coordenadas del camino recorrido en los últimos 10 años: ``En 1981 se identificó la dolencia. En 1983 se aisló por vez primera el agente responsable de la enfermedad. En 1984 la demostración del papel causal de ese agente en el sida fue admitida por el conjunto de la comunidad científica. En 1985 aparecen las primeras pruebas comerciales de detección. La rapidez de ese avance hizo creer que la lucha contra el sida iba a ser una guerra relámpago, ganada en seguida. Hoy en día lo que libramos es una guerra de posiciones (...) Pese a todo, sería falso decir que la investigación se estanca o que la medicina ha fracasado (...) Hoy en día, el combate debe ser llevado a cabo con el mismo vigor y en tres frentes simultáneos: se trata de seguir comprendiendo, pero también -y más que nunca- de cuidar y prevenir''.
Pero ¿cómo mantener un discurso de salud pública sobre comportamientos privados? ¿Cómo emitir un mensaje racional fundado en estadísticas acerca de lo que está sujeto particularmente a lo irracional, como son el amor y el deseo sexual? ¿Cómo dirigirse a la mayoría de la población al mismo tiempo que a las minorías más expuestas sin señalarlas y marginarlas? Toda la dificultad en materia de prevención del sida reside en esas contradicciones. La clave, para Montagnier, está en un cambio de actitud cultural que pase por la educación: la prevención sólo puede descansar en la responsabilización de cada uno y en la solidaridad de todos.