Enrique Salazar
Un nicho impenetrable

La ciencia, además de ser un verdadero negocio (muy a pesar de las opiniones en contra de un cúmulo de investigadores mal pagados), se ha convertido en un nicho impenetrable. Es verdad que hoy en día buena parte de los físicos y astrónomos del país perciben salarios de miseria y se ven obligados a ejercer como maestrines de preparatoria abierta, reporteros o músicos.

Dicho sea de paso, así de versátiles son nuestros hombres de ciencia. Resulta evidente que tales personajes han quedado fuera del esplendoroso negocio que encierra el quehacer científico. Al que bien le va en México, tiene una beca vitalicia del Conacyt y otra de la ANUIES. Con ambas se cubre algún sonado tema de investigación, por ejemplo, ``Aplicaciones de la baba de nopal en su fase semigaseosa en combinación con nitrocloruro de selenio en el tratamiento de la leucemia temprana en la hormiga africana'', un tema que por cierto ya fue tratado hasta el cansancio y con inumerables variantes por medio centenar de antecesores.

Nuestro citado personaje, si se jacta de citado, pertenece además al Club de Leones y al SNI, o como se llame, porque es sabido que cada cierto tiempo cambia de nombre tan renombrada institución. A lo anterior habrá que adicionar el título de catedrático honorífico de la UNAM, con una carga de materias equivalente a 63 horas diarias, esto según se asienta en el contrato; ya en la práctica, equivale a una hora de clases de 40 minutos cada tercer día, con 15 semanas de descanso al año y el consabido, por no decir religioso, año sabático.

Finalmente, y esto se omite en todo currículum medianamente decente, el ya mencionado imparte un taller teórico-práctico de reparación de lavadoras los domingos en Chapultepec y da clases en alguna secundaria o prepa nocturna. Sume usted todo lo anterior y después de impuestos, bonos más bonos menos, le alcanzará para adquirir, a precios actuales, exactamente siete kilogramos y tres cuartos de tortillas (sin papel) a la semana.

Se preguntara usted: ``¿Dónde está, pues, el pululante negocio?'' Es muy sencillo, en la venta de proyectos tecnológicos a las paraestatales y ocasionalmente a la industria privada. La cosa funciona más o menos así: una empresa gubernamental, por ejemplo la Secretaría de Protección a la Liebre Silvestre y Especies Menores, contrata a la Universidad Tecnológica de San Patricio el Chico. El proyecto consiste en el desarrollo de un sistema automático para alimentar a una colonia protegida de liebres. Se diseñan entonces los planos para construir un complejo artificio electro-mecánico controlado por computadora, capaz de administrar el alimento en raciones dosificadas con una precisión de microgramos.

El proyecto, originalmente concebido para ser completado en siete meses, dilata cuatro años a un costo tal que bien hubiese convenido importar liebres de la isla de Borneo, con lo cual se hubiese salvado a la especie. El proyecto queda suspendido el mismo día que muere la única liebre restante, después de haber sobrevivido a tres intervenciones quirúrgicas practicadas por pasantes de la citada universidad como parte de un proyecto paralelo para incrementar la capacidad de reproducción del animalito.

El prototipo del dispositivo en cuestión queda en eso, en prototipo; eso sí, los planos son dignos de un museo de arte por su minucioso detalle y la calidad del papel empleado, el cual fue importado de Palermo especialmente para el proyecto. Al final, todos felices. La universidad obtuvo los necesitados fondos. Varios estudiantes consiguieron titularse como parte del programa de apoyo a la investigación y el valle de Amatizac consiguió deshacerse al fin de la peste de liebres.

Por ese heroico hecho, los agricultores de Amatizac hicieron un cuantioso donativo a la universidad que sirvió para la construcción de un flamante laboratorio de química, el cual, después de escaso un año, quedó convertido en cafetería por problemas políticos de la propia universidad, todo en el mejor espíritu de evitar un conflicto aun mayor. Bien lo decía mi abuela: ``Por mi raza hablará el espíritu''.

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