Crisis alimentaria por la sequía: productores
Angélica Enciso L. Ť La sequía que afecta al país por segundo año consecutivo ocasionará una crisis alimentaria que llevará a elevar las importaciones de granos básicos, al tiempo que se desmantela el sector agrario y se agudiza la miseria de los 25 millones de campesinos que viven del autoconsumo, consideró Víctor Suárez, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Sector Social (Anec).
El dirigente precisó que en los cuatro primeros meses del año se han importado 1.8 millones de toneladas de maíz, lo que indica que se rebasará el cupo establecido por el TLC de 2.9 millones de toneladas para todo el año, incluso se podrían superar las 6 millones de toneladas que se compraron al exterior en 1996.
Agregó que el año pasado las importaciones fueron de 2.8 millones de toneladas de maíz, y las pérdidas ocasionadas por la sequía en el grano sumaron casi 1.6 millones de toneladas. Las reservas en este momento son muy bajas y tanto Conasupo como las harineras importan maíz amarillo.
En entrevista, el director de la organización que agrupa a cerca de 30 mil productores en el país, dijo que la baja presencia de lluvias afecta el ciclo primavera-verano, que es básicamente de temporal, y que ya hay retraso en las siembras de Puebla, estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Zacatecas y Durango. Además, esta situación también ocasionará que haya poca disponibilidad de líquido para riego.
Agregó que en este momento el problema ya se ha declarado en el altiplano, lo cual tendrá fuertes impactos en la producción de maíz, y este mes es definitivo para las zonas temporaleras tanto de ese grano como del frijol. En este momento, expresó, los productores compran con cautela el fertilizante para la siembra, ya que hay incertidumbre y temor por el retraso de la lluvia.
Detalló que en el altiplano el periodo tradicional de siembra ya pasó, debido a que son casi dos años de sequía total o parcial, y en los estados mencionados la situación es crítica, mientras que en el Bajío y en Jalisco aún no se ha declarado el problema de sequía, ya que ahí tienen todavía la primera semana de junio, en caso de que llueva, para sembrar.
Sumado a la sequía, agregó, se tiene el grado de indefensión de los productores derivado de la desarticulación de las políticas gubernamentales que no dan seguridad alimentaria y que han desmantelado sus instrumentos de previsión y reserva.
El gobierno, consideró, ha confiado todo al mercado, a la ayuda internacional y a las importaciones, pero la situación puede ser catastrófica, a pesar de que las autoridades piensen que con los bajos precios internacionales pueden importar los granos. La pregunta, señaló, es qué ocurrirá con los 25 millones de campesinos que viven del autoconsumo y que no tendrán suficiente frijol y maíz para comer.
A ellos, indicó, el maíz amarillo barato que se compra a Estados Unidos no les llegará a bajos precios por la especulación. En este momento los campesinos ya adquieren el kilo a cuatro pesos, sobre todo en Oaxaca, Guerrero y Zacatecas. Aseveró que Diconsa no es suficiente para abastecer del grano por la reducción en su presupuesto.
Expresó que ante el hecho de que no hay producción, la respuesta de las instituciones encargadas de la distribución no es la adecuada y esto puede generar más hambre, desnutrición y migración en las zonas rurales.
El problema de la sequía ha sido recurrente ya que en el ciclo 1995-96 hubo una situación climatológica similar que llevó a que en 1996 se hicieran las más altas importaciones de maíz en la historia: 6 millones de toneladas.
El gobierno -continuó- debe reconocer que el campo vive una urgencia nacional, no sólo por la sequía que se puede generalizar y agravar las condiciones de producción y de disponibilidad de alimentos, sino por toda la situación del campo en lo que tiene que ver el bajo crecimiento del PIB agropecuario, el déficit de la balanza comercial del sector agropecuario, el crecimiento de la pobreza, la migración, la proliferación del cultivo de estupefacientes, la afectación de los recursos naturales, la insatisfacción social y el surgimiento de conflictos sociales.
Sostuvo que las instituciones no responden a las necesidades de la población, y tanto el gobierno como el Congreso ``deben reconocer que el campo mexicano vive una situación de crisis''. Estamos, alertó, en riesgo de sufrir un problema alimentario nunca visto en el país.