La Jornada 12 de mayo de 1998

Zedillo, por una política social eficaz, ``no fundamentalista''

Jesús Aranda Ť Ante la insuficiencia de desarrollo y el consecuente ``agravamiento'' de las carencias sociales, el presidente Ernesto Zedillo convocó ayer a partidos políticos, gobiernos estatales y organizaciones sociales a construir consensos y acciones a fin de crear una política de Estado para el crecimiento. Tras subrayar que el propósito del gobierno federal es el de ``institucionalizar'' la política social, el jefe del Ejecutivo sostuvo que una política de Estado en la materia deberá darse ``no como producto de una ideología o de un fundamentalismo economicista, sino por su eficacia probada, tanto en México como prácticamente en todo el mundo''.

Después de destacar el esfuerzo de su administración por combatir el rezago social, enumeró los logros alcanzados bajo su gobierno para superar la crisis económica de 1994, y dijo que la ``evidencia'' de sus palabras es que, mientras que en ese año y 1998 el gasto programable total del gobierno federal, ``debido a las circunstancias por todos conocidas'', ha disminuido casi uno por ciento en términos reales, el gasto social habrá crecido más de 10 por ciento, también en términos reales.

En el mismo periodo, dijo durante su intervención en el salon López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos, el gasto social dirigido específicamente a combatir la pobreza extrema habrá crecido casi 15 por ciento en términos reales.

Ante la comunidad de economistas y los secretarios de Gobernación y Hacienda, Francisco Labastida y José Angel Gurría, respectivamente, el primer mandatario destacó también que en el presente año fiscal y después de dos ajustes presupuestales, mientras que el gasto programable tendrá un incremento del cero por ciento respecto a 1997, el gasto social para este año habrá aumentado casi 7 por ciento real, y su componente destinado a combatir la pobreza extrema se habrá incrementado en más de 19 por ciento. Y esto, insistió, ``en el difícil contexto de finanzas públicas derivado del derrumbe en los precios internacionales del crudo''.

Recordemos, dijo, que hace diez años el porcentaje del gasto programable federal dedicado a programas sociales era de 30.7 por ciento, en 1995 de 53 y ahora, en 1998, será de 58.5 por ciento.

En términos prácticos, agregó, significa que hemos invertido más en salud, nutrición, educación, servicios básicos, caminos y apoyos al campo, pero ``lo estamos haciendo con un enfoque nuevo''.

Al hablar durante la ceremonia en la que tomó protesta al Consejo Nacional Directivo del Colegio Nacional de Economistas -en el que fue evidente la ausencia del ex dirigente del organismo, Enrique del Val (quien renunció apenas la semana pasada a su cargo de subsecretario de Desarrollo Social por su desacuerdo con la política económica vigente)-, el presidente Zedillo sostuvo: ``Atrás debe quedar la política social como vehículo de paternalismo, protagonismo, de control político y hasta de lucimiento personal''.

Previamente, había señalado que por más de dos décadas, nuestro país ha tenido un crecimiento económico ``claramente insuficiente'' para responder a la dinámica de la población y a las necesidades y rezagos que vive una parte muy importante de ella. Sobre el particular, censuró que ésta insuficiencia de crecimiento y el consecuente agravamiento de las carencias sociales hayan ``estado asociados a ciclos sexenales marcados por crisis económicas recurrentes.

Sostuvo que los mexicanos queremos una política social clara, vigorosa y comprometida con quienes menos tienen, pero también -subrayó- queremos una política social incluyente y participativa, integral, federalista e institucional.

En este contexto, dijo que sólo un crecimiento sostenido basado en el ahorro interno nos otorgará los recursos necesarios para abatir los grandes rezagos sociales acumulados en nuestro país durante décadas, e incluso en algunos casos, durante siglos.

Reiteró que es fundamental que ``todos reconozcamos'' la necesidad de mantener finanzas públicas sanas, de crecer con estabilidad de precios y, sobre todo, profundizar el cambio estructural que ha permitido ``eficientar la economía'', de modo que en la actualidad la inversión privada se está convirtiendo en el motor más importante para su crecimiento, junto a las exportaciones y la recuperación global del consumo interno.

Insistió en que los partidos políticos, los poderes del Estado y los órganos de gobierno deben asumir plenamente su responsabilidad en la construcción del futuro mejor al que todos aspiramos. ``No basta con la crítica, ni es deseable el apoyo incondicional; al compartir la responsabilidad de ser gobierno es necesario compartir el compromiso de la propuesta constructiva, de la formación de consensos y de la acción'', sostuvo.

``Tenemos las condiciones para lograr consensos y en esto no podemos fallarle a los mexicanos, porque quien falle estará colocándose a favor de la crisis y en contra de la certidumbre, estabilidad y crecimiento'', dijo.

En la convocatoria que hizo a partidos políticos, entidades y organizaciones, el presidente Zedillo indicó que los mexicanos tenemos la obligación de esforzarnos para lograr acuerdos fundamentales ``a partir de nuestra propia experiencia, de nuestros requerimientos específicos, de las carencias de nuestra economía, de nuestra sociedad y de nuestro régimen político''.

Esto significa, comentó, que las personas, las familias, las comunidades ``sean los verdaderos protagonistas de este desarrollo, lo cual explica el propósito del gobierno federal de ``institucionalizar'' la política social para que ésta amplíe sostenidamente la cobertura de servicios, promueva eficazmente un desarrollo equilibrado en todas las regiones del país, y ``atienda más y mejor'' a los grupos y a las zonas con mayores desventajas políticas y sociales.

Finalmente, dijo que todos los actores políticos tienen que demostrarle al pueblo que la democracia ``sí funcionará'' para defender sus intereses, porque ``para eso es que el pueblo de México ha votado, no debemos decepcionarlo'', acotó.