La Jornada miércoles 13 de mayo de 1998

Astillero Ť Julio Hernández López

Es posible que sea hasta hoy cuando el ingeniero civil Jorge Enrique Tello Peón se entere de que el general brigadier Jorge Carrillo Olea anunció ayer su decisión de dejar la gubernatura del estado de Morelos.

Tello Peón es actualmente el director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) de la Secretaría de Gobernación, pero tal como le ha venido sucediendo en infinidad de casos menores (y en otros graves como el levantamiento zapatista o el asesinato de Luis Donaldo Colosio) pareciese ser el último en enterarse de lo que sucede.

Experto en asuntos hidráulicos (su tesis profesional, presentada en la UNAM, en 1979, se tituló Simulación de alternativas para abastecimiento de agua potable a la ciudad de México, y en 1980 terminó en la misma universidad un posgrado en hidráulica), Tello Peón ha sido, desde 1993, el responsable de la inteligencia política del Estado mexicano. Antes, de 1991 a 1993, había ocupado el cargo de director general del Centro de Planeación para el Control de las Drogas (Cendro), dependiente de la Procuraduría General de la República.

La peculiar habilitación de este ingeniero en máximo responsable del combate al narcotráfico, y de la investigación y la seguridad nacionales, tuvo como artífice al ahora abatido Carrillo Olea, y su prolongada estancia en tan estratégicos cargos, a José Córdoba Montoya.

Ciertamente, el ingeniero Tello Peón (quien dentro de 10 días cumplirá 42 años de edad) tenía una vocación ajena a las tareas del espionaje y los policías. Fue analista de la empresa Dirac y de Asesores en Diseño y Planeación, jefe de proyectos de IPESA Constructores, gerente general de Fierro y Acero del Caribe, y coordinador de las áreas de física y de matemáticas y director de la Preparatoria Vallarta.

Pero, de 1980 a 1982, el joven Tello Peón inició una carrera, como analista y luego como jefe de área, al lado de Carrillo Olea, ocupando diversos cargos en los Astilleros Unidos de Veracruz y de Mazatlán (temas hidráulicos a fin de cuentas) de los que era director general el militar que ahora ha peddo licencia a su cargo de gobernador.

A la sombra de Carrillo Olea, el ingeniero Tello Peón ha sido asesor del subsecretario de Gobernación (1982-1985), subdirector de Desarrollo Tecnológico de la Dirección General de Investigaciones y Seguridad Nacional (1985-1987), director de servicios técnicos del Cisen (1989-1990), coordinador de asesores de la Coordinación General para la Atención de los Delitos contra la Salud (1990-1991) y luego, de 1991 a la fecha, director general del Cendro y luego del Cisen.

Juntos, Carrillo Olea como jefe, y Tello Peón como subordinado, tuvieron una participación estelar durante el salinismo en el proceso de desmantelamiento del aparato tradicional de espionaje y seguridad nacional.

Dirigidos por Córdoba Montoya, Carrillo Olea y Tello Peón fueron piezas clave para desplazar al secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, del control de estas áreas sustanciales para el salinismo--cordobismo, y para sustituir al viejo personal por otro de corte tecnocrático.

Desde entonces, persiste en las áreas de inteligencia y seguridad nacional la sensación de que los viejos policías corruptos (torturadores, protectores del narcotráfico, partícipes de negocios ilícitos varios) cumplían mejor las altas tareas de espionaje que las nuevas generaciones cordobistas.

En el medio político oficial suelen contarse anécdotas de los terribles yerros del aparato gubernamental de inteligencia, y con frecuencia hay críticas, en privado, al hecho de que varios de los análisis hechos por el Cisen sean en realidad reportes realizados con base en las lecturas de los periódicos del día y en versiones de segunda mano.

Hay quienes aseguran que ningún jefe de inteligencia de otro país podría seguir en su puesto después de que hubiesen ocurrido tantos incidentes lesivos para la seguridad nacional como los que han acontecido durante la gestión de Tello Peón al frente del Cisen, que data de 1993.

No es, sin embargo, don Jorge Enrique, el único cuadro de la inteligencia política del Estado mexicano que ha sido pillado en falta, pues justamente su mentor y promotor, Carrillo Olea, ha aparecido ante los ojos del país entero como un gobernante que ignoraba los graves acontecimientos que sucedían en su entidad.

Experto en combatir al narcotráfico, jamás pudo ver las descuidadas huellas que por doquier dejaban Juan José Esparragoza, alias El Azul, ni Amado Carrillo, conocido como El Señor de los Cielos. Militar educado en la investigación y la seguridad nacionales, jamás se enteró de las pillerías criminales de su procurador de justicia, su jefe de la policía y sus principales comandantes.

Pero tal vez Carrillo Olea (nacido en Jojutla, Morelos, el 19 de noviembre de 1937) pudo haber esperado que, en agradecimiento por los anteriores favores recibidos, su clon Tello Peón le hubiese informado oportunamente de los desaguisados que finalmente le llevarían ayer a dejar la gubernatura.

Pero, por lo que se ve, tampoco el jefe de la investigación y la seguridad nacionales sabía lo que pasaba en Morelos. Ni de El Azul ni de El Señor de los Cielos. Ni de secuestros ni de crímenes.

Es posible, en todo caso, que hoy, al comenzar a leer los diarios, el ingeniero Tello Peón se entere de que Carrillo Olea ha dejado la gubernatura.

También es posible que reciba la noticia, pronunciada con una terrible carga de pesar por haber perdido una pieza en el tablero, de labios de un sombrío personaje de origen francés.

La definición de Granados Chapa

El año próximo deberá elegirse al nuevo gobernador del estado de Hidalgo. Parecerá entonces que se abre una esperanza de cambio a la larga noche que Jesús Murillo Karam ha impuesto a esa entidad. Sin embargo, nada garantiza que se pueda impedir que, con otro nombre, continúe la misma tendencia caciquil y rapaz que ha caracterizado a otros gobiernos priístas anteriores. La única posibilidad de cambio verdadero en Hidalgo, como en otras entidades del país, provendría de la unificación de las principales fuerzas opositoras como, en el caso, son el PAN y el PRD.

En tal tesitura, el ciudadano Miguel Angel Granados Chapa se ha puesto a las órdenes de ambos partidos (para ser candidato, o para promover la candidatura de otro hidalguense) si es que estuviesen dispuestos a sellar una coalición que, así, les permitiese aspirar con viabilidad a derrotar al PRI. El paso que ha dado Granados Chapa es trascendente porque empuja a los dos principales partidos de oposición a mostrarse públicamente como preferentes de un proyecto de beneficio colectivo y no sólo de la captación de cifras electorales que, aunque no les den la victoria buscada, sí les ayude a conseguir porcentajes y asignaciones partidistas.

Además, el periodista Granados Chapa muestra públicamente --con los riesgos de incomprensión y de manipulación adversa que pudiese recibir su actitud-- el tamaño del compromiso cívico de quienes, siendo el periodismo su profesión, y ejerciéndola diariamente con seriedad y responsabilidad plenas, tienen no sólo el derecho, sino también la obligación de participar activamente en la lucha por mejorar a su nación.

Astillas: Hoy, a las siete de la noche, Horacio Labastida, Arturo Bonilla y José Angel Conchello participarán en una mesa redonda que en relación con diversos aspectos de la soberanía nacional ha organizado, en el Foro Cultural Coyoacanense, el comité Frida Kahlo, de Coyoacán... Ignacio Morales Lechuga está presionando para que Miguel Alemán acepte un debate público. El priísta ha dicho que él debate y dialoga con el pueblo. El ex priísta, por su parte, acusa al esquivo de adoptar la política del avestruz...

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