Al escribir este artículo, aún no había acuerdo entre los partidos y el gobierno para abrir un periodo legislativo extraordinario. El obstáculo mayor para la elaboración de la agenda, es la posición del PRD respecto al conflicto de Chiapas. Pero también un asunto de muy alta temperatura: el problema del Fobaproa.
Respecto a la reforma constitucional sobre el tema indígena, hemos de repetir lo dicho en este espacio: no tiene como propósito dar satisfacción al EZLN, sino a los 10 millones de indígenas mexicanos. Corresponde al Poder Ejecutivo resolver el asunto de la paz en Chiapas, y al Poder Legislativo resolver la reforma constitucional que dé paso a los programas, apoyos y oportunidades necesarias para incorporar plenamente a las comunidades dotadas con sus instrumentos de autonomía, a la sociedad global; terminar de una vez por todas con su marginación histórica. México, dijo recientemente el presidente Ernesto Zedillo, no es un país opresor de indios. Es quizá la expresión más excepcionalmente insólita que haya pronunciado nunca. México ha sido por siglos, y sigue siendo, un bárbaro opresor de indios. Todo mundo sabe que los indígenas se hallan en el más bajo peldaño de la escala social de este país, que su vida transcurre en la indigencia infrahumana. ¿Dé qué habla el Presidente?
Por cuanto los poderes federales no pueden violar la soberanía de los estados, la reforma constitucional tendrá que ser muy general a efecto de que las reformas de las constituciones estatales y la hechura de leyes secundarias, sean elaboradas a la medida de las comunidades específicas de cada entidad federativa. Pero es obvio que en el caso de Chiapas, la reforma a su Constitución sólo puede surgir de la conformación de unos poderes locales genuinamente legítimos. De aquí que, tan importante como la agenda para el periodo extraordinario, lo es la supresión, de una vez por todas, del suplente del suplente del suplente, y la elección incuestionable de un gobierno surgido de la composición política real chiapaneca.
Bien podría el gobierno contribuir a terminar con la atroz situación social de ese estado suriano, firmando con los partidos una renovación de poderes a la brevedad posible, al tiempo que gobierno y partidos se comprometen a incluir en la agenda la reforma indígena: las comunidades del país no pueden continuar esperando que por arte de birlibirloque se desate el pétreo nudo hecho por el Ejecutivo, Marcos y el EZLN, y los partidos, especialmente el PRD, negado como está a contribuir a resolver el asunto indígena, dado su lamentable seguidismo de los delirios del subcomandante.
Otro tema candente que podría terminar calcinando a todos, es el del llamado paquete financiero, especialmente el asunto Fobaproa. El PRD por ahora sigue volteando la cara para otra parte, frente a este delicadísimo asunto, en lugar de cumplir sus obligaciones de llevar sus puntos de vista, sus críticas y sus propuestas, al seno de la Cámara. Dice el PRD que en septiembre, durante el periodo ordinario, podrá revisarse el tema. Todo indica que este partido simplemente le está sacando la vuelta con muy escasa conciencia acerca de que cada día que pasa la situación empeora velozmente, y que septiembre puede ser demasiado tarde.
Bien podría el PRD hablar con los banqueros, los expertos, el gobierno, el Banco de México, el FMI y con quien se le ocurra, para tener un entendimiento cabal del problema. Es obvio que las decisiones sobre fobaproas, udis y demás genialidades financieras, fueron un yerro de grandes magnitudes. Nadie espere que Hacienda, o el Banco de México, o la Presidencia, acepten sus fenomenales equivocaciones.
Pero más allá de la responsabilidad del gobierno en los inservibles parches que puso a una cartera vencida que no ha dejado de crecer como bola de nieve, lo que está en juego es la posibilidad de un colapso del sistema de intermediación financiera y, por tanto, una ruptura de la cadena que enlaza los intercambios comerciales. Si ello ocurriera el costo político que recaería también sobre el PRD sería de dimensiones análogas a la crisis financiera que ya nos amenaza.