Eduardo R. Huchim
Televisa: el desperdicio

Jacobo Zabludovsky se fue, como se está yendo el régimen de partido de Estado al que él y Televisa sirvieron con eficiencia, pero en vez de que los noticiarios de ésta entraran, como el país, en una etapa de transición democrática, más bien se ha instaurado en ellos la regresión, particularmente en su principal noticiario nocturno. Su oficialismo no evitó que Zabludovsky desplegara sus facultades profesionales y, sesgado y todo, hiciera de 24 Horas un noticiario interesante y casi una biblia para un cierto segmento de la sociedad mexicana, aun cuando también resultara odioso y manipulador para la porción más pensante de esa misma sociedad.

El retiro de Zabludovsky dejó en la pantalla de Televisa un vacío que, al margen de los ratings, no está siendo llenado por Guillermo Ortega Ruiz, quien ha optado por imitar los vicios de Javier Alatorre en Hechos, en lo cual influye el que el productor de Ortega, Federico Wilkins, lo haya sido antes de Alatorre. Entre los vicios de ambos noticiarios destacan:

a) La tendencia al sensacionalismo o amarillismo, ya sea delincuencial o político. Por momentos, pareciera que Fuera de la ley y Ciudad desnuda no desaparecieron sino solamente cambiaron de horario.

b) La pretensión de hacer reportajes (o historias) de casi todo material informativo, cuando lo requerible en la mayoría de los casos es, sencillamente, la noticia.

c) El antiperredismo, que se refleja sobre todo en las continuas críticas, muchas de ellas producto de la manipulación, contra el gobierno de la ciudad de México. Esta práctica es más acentuada en TV Azteca que en Televisa.

Hoy por hoy y a pesar de sus rigideces, el único noticiario que se salva parcialmente de esos vicios, en la TV de antena abierta, es Enlace, con Sergio Uzeta, en Canal 11. En medio de tanta sangre y escándalo, su sobriedad es agradecible. Dicho sea esto sin mengua del notable trabajo informativo que se hace en el Canal 40 y en Multivisión, en este caso por Carmen Aristegui y Javier Solórzano.

Más allá de los discutibles ratings -¿alguien mide lo que se pierde cuando un sector pensante, cuya influencia multiplica su opinión, rechaza una oferta televisiva?-, Televisa está desperdiciando la oportunidad de dar un salto cualitativo en materia noticiosa y obtener una credibilidad de tal magnitud que no se la creería Emilio Azcárraga Jean.

Televisa tiene en sus filas al personaje idóneo para ello: Ricardo Rocha, con quien -conviene aclararlo para no dar impresiones erróneas- jamás he cruzado palabra y sólo opino con base en su trabajo.

Limitado ahora a un programa semanal en el Canal 2 (en el que acaba de lograr un sonado éxito con la primera parte de su especial sobre secuestros), Rocha es el autor de dos de los más importantes reportajes televisivos de esta década por lo menos: la matanza de Aguas Blancas y los desplazados de Chiapas -documento fílmico que precedió a la matanza de Acteal-, aparte de haber conducido una variada gama de programas anteriores como su recordado En vivo. Adicionalmente, en radio ha logrado la hazaña de convertirse, con Detrás de la noticia, en competidor de José Gutiérrez Vivó, de Monitor, líder indiscutible en los noticiarios radiofónicos.

Tal hazaña la ha logrado al conjuntar un entusiasta equipo de profesionales que incluye a periodistas como Julieta Lujambio, Estela Livera, Agustín Granados y Carlos Loret de Mola -nieto del ex gobernador de Yucatán de igual nombre e hijo del fecundo autor de bestsellers, Rafael Loret de Mola-. No sólo eso, entre sus comentaristas cuenta con los dos Carlos más importantes de la literatura y el análisis político, Monsiváis y Fuentes. (Hay que deplorar la salida del aire del interesante noticiario vespertino que conducían Luis Acevedo, José Reveles y Rodolfo Guzmán.)

Ricardo Rocha posee una moneda muy escasa entre nosotros: credibilidad. Si se encargara del principal noticiario de Televisa, sin duda que sus caudales de esa moneda serían una renovadora aportación a ese espacio. Y conviene precisar que este capital no es importante por razones ideológicas sino porque aporta, además de talento profesional, un ejercicio tenaz de pluralismo que enriquece el debate, evita la manipulación y permite formarse opiniones mejor fundadas.

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El PRI, que domina electoralmente Hidalgo, estará en los próximos comicios de gobernador ante un difícil panorama si se concreta la candidatura en ciernes del prestigiado columnista Miguel Angel Granados Chapa, quien sería postulado por el PAN y el PRD. En las elecciones federales de 1997, el PRI obtuvo 315 mil 464 votos, contra 269 mil 757 de los mencionados partidos de oposición.