La Jornada 19 de mayo de 1998

Unos fueron invitados a jugar en Las Vegas; otros, a una junta

David Brooks, corresponsal, Washington, 18 mayo Ť Unos fueron invitados a una reunión sobre oportunidades para mejorar sus actividades de lavado de dinero y otros a jugar en un casino en Las Vegas, pero llegaron desde México para caer en la trampa de la operación Casablanca, caracterizada aquí como la mayor acción de seguridad pública contra el blanqueo de narcodólares en la historia de este país.

Los 22 ejecutivos de ``medio nivel'' de 12 bancos mexicanos fueron arrestados por lavado de dinero en California y Las Vegas, Nevada, culminando así una operación encubierta de tres años en seis países, y que se espera resultará en unos 200 arrestos en total, unos 157 millones de dólares confiscados, 100 cuentas bancarias congeladas en Estados Unidos, tres bancos mexicanos acusados por lavado de dinero y otros más bajo investigación y posible clausura de sus sucursales en Estados Unidos por blanqueo, además de nuevas pruebas de una maquinación criminal entre los cárteles de Juárez y Cali con la banca mexicana.

Según importantes funcionarios del gobierno de Bill Clinton, una parte de los 22 ejecutivos mexicanos arrestados llegaron el pasado fin de semana a invitación de sus contactos aquí para discutir sus negocios ilícitos y jugar en el casino Casablanca del pueblito de Mesquite, cerca de Las Vegas. Otros fueron invitados a una reunión de negocios para discutir formas ``más efectivas y seguras'' de lavar dinero, después a una cena. Los actos fueron programados hace tiempo. Al final de ellos fueron detenidos. Sus anfitriones eran agentes federales de Estados Unidos.

En conferencia de prensa, el subsecretario de Tesoro, Raymond Kelly, comentó que estos ejecutivos venían frecuentemente a Estados Unidos ``y pensaban que había una fiesta, venían a disfrutar este fin de semana, a un tipo de celebración''.

Pero fue el fin de una operación encabezada por el Servicio de Aduanas comenzada en noviembre de 1995, cuando la oficina de esta agencia, parte del Departamento de Tesoro, se enteró de que los cárteles estaban lavando dinero de ventas de drogas en las sucursales de bancos mexicanos en la frontera con Estados Unidos. La investigación se amplió para incluir la infraestructura financiera del cártel de Juárez. Al concluir, el operativo se había llevado a cabo en seis países: Italia, Canadá, México, Colombia, Aruba y Estados Unidos.

Agentes del Servicio de Aduanas bajo identidad inventada lograron infiltrar las operaciones financieras de los cárteles al presentarse como intermediarios entre los capos y los banqueros. La maquinación funciono así, detalló Kelly: los agentes clandestinos recibían las ganancias de ventas de drogas en las ciudades estadunidenses y depositaban estos fondos en cuentas bancarias controladas por el Servicio de Aduanas.

Estos fondos eran después trasladados electrónicamente a bancos mexicanos, donde trabajaban los ahora arrestados ejecutivos. Giros bancarios sobre las cuentas estadunidenses de bancos mexicanos fueron entregados de vuelta a los agentes clandestinos en Estados Unidos.

Finalmente, estos fondos fueron repartidos bajo instrucciones de los narcotraficantes a México, Colombia u otros destinos para ser depositados en sus cuentas. Según la acusación formal, los banqueros mexicanos arrestados este fin de semana sabían que estos fondos eran ganancias del narcotráfico y recibían una comisión para sus servicios.

Hoy, operadores de los cárteles están siendo arrestados, informó el gobierno estadunidense, en Chicago, Nueva York, El Paso y Los Angeles, y dos lavadores colombianos fueron arrestados en Aruba.

-¿Hay un vínculo con Raúl Salinas de Gortari? -preguntó un reportero en la conferencia de prensa en la que el secretario de Tesoro, Robert Rubin, y la procuradora general, Janet Reno, anunciaron los resultados de la operación encubierta.

-No hay mención sobre eso en la acusación formal -respondió Kelly.

La operación encubierta, encabezada por Aduanas, contó con la participación de la DEA, de la División Criminal del Departamento de Justicia, fiscales federales en varias ciudades y la Reserva Federal. Pero nadie más tenia conocimiento de su existencia.

Hasta hoy, según estos funcionarios, nadie en los gobierno de México o Colombia sabía de esta investigación por lo delicado del caso, el riesgo que implicaba para agentes y otras razones de seguridad.

Sin embargo, durante estos tres años la palabra ``cooperación'' la ha repetido el gobierno estadunidense en torno a su relación con México. Rubin intentó hoy desestimar esto, al asegurar: ``Estamos ansiosos de trabajar con las autoridades mexicanas sobre esta investigación al proceder, y más generalmente, trabajar conjuntamente para combatir el lavado de dinero y el narcotráfico''.

Pero sólo hoy Rubin comunicó a su contraparte José Angel Gurría de la existencia de esta operación; la cooperación, al parecer, es por invitación después de la fiesta.

Por otra parte, la investigación descubrió que sólo los extranjeros son corruptos en este caso, ya que ``hasta la fecha'' no se ha detectado ningún delito por parte de los banqueros estadunidenses en todo esto.