Ulster: se une U2 a las dirigencias de protestantes y católicos por el sí
Jim Cason, enviado, Belfast, 19 de mayo Ť El cantante del grupo de rock U2 participó aquí en un concierto por el sí al acuerdo de paz sobre el Ulster, e invitó a los dirigentes de los dos partidos políticos más grandes de Irlanda del Norte, uno protestante y el otro católico, a subirse junto a él para respaldar el histórico convenio que será sometido a referéndum aquí y en Irlanda el próximo viernes.
``Es un gran momento para estar en Belfast, para estar con hombres que dejan de lado mucho para que esto prospere'', declaró Bono esta noche. ``Estamos aquí para intentar convencer a algunas de las personas con preocupaciones reales sobre el acuerdo de paz para que voten sí''. Interrogado sobre cómo pensaba convencer a aquellos que se oponen al acuerdo, Bono respondió: ``los podemos ensordecer, ¿o no es ese el papel del rock and roll?''.
Pero el rock, sin importar a que volumen se escuche, podría ser insuficiente para detener las divisiones en el seno de la comunidad mayoritaria protestante unionista y probritánica con respecto al acuerdo sobre el Ulster, pactado el mes pasado entre Gran Bretaña e Irlanda.
Por ello es que mañana se espera aquí la llegada del primer ministro británico Tony Blair, para que participe en un esfuerzo final a favor del acuerdo. En los últimos dos días, Blair ha intentado mediante una serie de entrevistas asegurar a las comunidades protestantes que el acuerdo de paz sí marcará el fin del conflicto en el Ulster y que garantizará sus derechos.
Ya que el acuerdo cuenta con un apoyo abrumador de los partidos católicos, incluyendo al Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés (ERI), y el Partido Laboral Social Demócrata, las encuestas sugieren que el acuerdo de paz será aprobado. Pero funcionarios británicos también describen lo que llaman un escenario ``pesadilla'' en el que el acuerdo queda aprobado, pero sólo con el apoyo de la mitad de los protestantes unionistas.
El problema, según algunos funcionarios, es que la segunda fase del acuerdo es la elección de un nuevo Parlamento semiautónomo para Irlanda del Norte. ``Esencialmente, los protestantes unionistas opuestos al acuerdo podrían bloquear el funcionamiento del nuevo Parlamento local y detener la puesta en marcha del acuerdo'', explicó a La Jornada el analista político Ed Moloney, quien escribe para el Sunday Tribune.
El concierto de alto perfil de esta noche, trasmitido en vivo por algunos canales de televisión, fue un intento más de superar los obstáculos políticos al culminar con la imagen de David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster, y John Hume, líder del Partido Laboral Social Demócrata, dándose la mano en el escenario, en lo que los organizadores esperan sea un símbolo de la paz venidera. Ambos políticos expresaron que el acuerdo es la mejor esperanza de detener la violencia y promover una paz duradera.
Divisiones entre unionistas
Pero el protestante Trimble se ha visto sometido a crecientes ataques de su partido, en el que seis de cada diez políticos electos han expresado públicamente su oposición al acuerdo. Robert McCartney, legislador unionista opuesto al acuerdo, acusó hoy a Trimble de ``traidor'', y dijo que el concierto fue ``un intento cínico de comprar votos'' para una causa derrotada.
Según encuestas difundidas esta semana, amplio margen de votantes permanecen indecisos sobre cómo votaran el viernes, y señalan el temor de que la violencia no llegue a su fin con el referéndum como una de sus principales razones. Algunos entrevistados en las calles de Belfast expresaron su preocupación de que la decisión del gobierno inglés de liberar a varios activistas del ERI para permitirles participar en una conferencia del Sinn Fein hace diez días para expresar su apoyo al acuerdo, pudo haber provocado un reacción negativa en sectores protestantes. ``Yo creo que liberar terroristas es algo malo'', dijo a La Jornada Aileen Quinton, cuya madre murió por una bomba del ERI.
Al mismo tiempo, parientes de católicos asesinados o heridos por pistoleros protestantes también están enfurecidos ante la posibilidad de que muchos de los acusados de esos crímenes pudieran ser liberados próximamente como parte del acuerdo de paz. ``Uno no puede olvidar que casi la mitad de los hombres que están en prisión son unionistas (protestantes) que han matado a gente en nuestra comunidad'', dijo un hombre en un programa de televisión en el que participaba Blair. Según cifras del gobierno británico, unas 3 mil 600 personas han muerto y otras 40 mil han sido heridas en ataques políticos en los últimos 30 años. Otros 400 han muerto a manos de las fuerzas de seguridad pública.
Después de su concierto esta noche, Bono fue interrogado de nuevo por una radio local sobre qué diría a esa gente que ha sufrido por la muerte de un pariente en el conflicto político durante estos últimos 30 años. ``Mire, qué podría decirles yo, un rockero mimado'', respondió suavemente. ``Pero sí diré que acabo de reunirme con algunas personas de ambos bandos que han pasado por estas cosas terribles y que están trabajando juntos, haciendo cosas que yo nunca podría pedirles después de atestiguar estos actos horrendos'', comentó. ``Pero creo que votar por el no es entrar en el juego de los extremistas''.
Jim Cason, enviado, Belfast, 19 de mayo Ť ``Vote no a prisioneros, vote no a terroristas en el gobierno'', se lee en un graffiti pintado al lado de un puente, visible para quienes pasan por carretera en la entrada a Belfast. A sólo tres días de que el electorado decida aprobar o no un acuerdo cuyos promotores insisten en que es el camino a la paz en Irlanda del Norte, se manifiesta una fuerte oposición en algunas comunidades.
Quienes promueven el acuerdo contrataron a la agencia de publicidad británica Saatchi & Saatchi para diseñar la campaña publicitaria del sí, y en el centro de Belfast abundan los carteles con una flecha apuntando hacia arriba y un sencillo lema: ``Sí, es el camino adelante''.
Pero fuera de la ciudad, el panorama es algo distinto. En las comunidades republicanas nacionalistas y mayoritariamente católicas hay pocos carteles o anuncios de cualquier tipo. ``No estamos centrados en el referéndum, estamos concentrándonos en las elecciones de la asamblea'', explicó un vocero del Sinn Fein. El vocero, quien como muchos de los representantes asociados con el ala política del Ejército Republicano Irlandés (ERI), se identifica sólo por su nombre, Marcus, dijo que ya que se espera que las comunidades nacionalistas voten abrumadoramente a favor del acuerdo, los partidos se centran en la siguiente etapa, empezando con elecciones para constituir una asamblea legislativa local semiautónoma.
Pero el apoyo al acuerdo no es tan entusiasta entre los grupos unionistas de Ulster, concentrados en las comunidades protestantes probritánicas. Y aunque el líder del Partido Unionista de Ulster, David Trimble, lo ha apoyado, un recorrido por una de estas comunidades --en East Belfast-- evidenció hoy una activa campaña a favor del no.
En las afueras de Belfast, Trimble fue recibido con gritos de ``Judas'' y ``traidor'' cuando habló en un mitin el domingo. Y opositores al acuerdo congregaron a unas 500 personas en tres mítines separados esta semana. Trimble rechazó hoy estos ataques que, dijo, sólo representan las opiniones de una minoría muy local de la comunidad. Pero en respuesta a una pregunta de La Jornada, su vocero reconoció después que los opositores están atrayendo a más gente a sus mítines que los que ha podido convocar Trimble a los suyos en días recientes.
Irlanda del Norte es una provincia británica de ciudades pobres rodeadas de campos ricos. En la comunidad agraria de Banbridge, el lunes por la noche, opositores al acuerdo declararon que nunca permitirán una Irlanda unida. ``Reino Unido sí, Irlanda Unida no'' se leía en los carteles que portaban unas 500 personas. La comunidad protestante ha favorecido históricamente al gobierno de Gran Bretaña en Irlanda del Norte, y los oradores en Banbridge reiteraron que votar no era la mejor garantía para mantener esta relación. ``Si votan no el viernes, el gobierno del Reino Unido continuará gobernando Irlanda del Norte'', declaró William Ross. ``Esto se trata de qué vamos a ser, ciudadanos británicos o ciudadanos irlandeses''. Para muchos de los políticos unionistas aquí éste es el punto clave, ya que el acuerdo declara que la voluntad de la mayoría debe decidir si el Ulster es parte de Gran Bretaña o Irlanda, y eso conlleva el posible fin de la situación actual.
Pero mas allá de los políticos, también existe una palpable frustración y un cansancio profundo por las décadas de violencia en esta provincia. ``Encontrará que somos un pueblo muy grato, sólo que no somos muy gratos con nosotros mismos'', dijo un residente de una comunidad protestante, quien pidió el anonimato. ``Me gustaría ver un arreglo, pero temo no poder imaginar que se permita al Sinn Fein ingresar al gobierno, sin que acuerde el fin a la guerra y decomise armas al ERI''.
Y es que aquí se teme que la violencia y las matanzas continúen. Pero como reconocen los propios opositores de línea dura al acuerdo, la violencia no proviene de un sólo lado. En enero, hombres del Frente de Libertad de Ulster mataron a tres católicos por el solo delito de ser católicos. Líderes de ambos lados en pro del acuerdo admiten que ningún pedazo de papel puede acabar con la violencia, y que eso sólo se logrará cuando los acuerdos sean ejecutados y cada partido obtenga confianza para promover el proceso político.