Se afirma que contactó a la policía para negociar su entrega
Francisco Guerrero Garro, corresponsal, y Juan Manuel Venegas, enviado, Cuernavaca, Mor., 23 de mayo Ť Según información que trascendió aquí, Daniel Arizmendi López, jefe de la banda de secuestradores, contactó con la Procuraduría General de la República (PGR) con el propósito de negociar su posible entrega a las autoridades, presionado y acorralado por la captura de varios de sus familiares. En algunas corporaciones policiacas del estado se dijo, ya avanzada la tarde, que el capo del secuestro ya había sido detenido en el estado de México, en donde encontró refugio luego de escapar del operativo del jueves pasado.
Lo que sí es un hecho, advirtieron en la delegación estatal de la PGR en Morelos, es que sobre Arizmendi López el cerco ``está tendido'', y el rastreo que se intensificó desde el jueves ``muy pronto tendrá que dar resultados''.
Hoy mismo, por la noche, soldados de la 24 Zona Militar de Cuernavaca, la Policía Federal de Caminos (PFC) y agentes de la Policía Preventiva del estado y metropolitana, desplegaron nuevamente un operativo similar al de hace tres días -cuando se logró la captura de dos hijos, la esposa y la nuera de Arizmendi López- y por el rigor en la inspección vehicular, callejera y carretera que llevaron a cabo, no se descarta que de un momento a otro se logre la aprehensión de uno de los hombres más buscados en el país.
El delegado de la Procuraduría General de la República en Morelos, Daniel Arturo Montero Zendejas, manifestó su confianza en que ``pronto daremos con él''.
La investigación, hasta lo más alto de la administración estatal
En tanto, se dijo que con la información que las autoridades empiezan a allegarse con la captura de los Arizmendi, ``se podrá'' avanzar en las líneas de investigación que actualmente se desarrollan, para determinar el grado de corrupción y complicidades con las que contó la banda de secuestradores que extendió su red de operaciones hacia los estados de Jalisco, Nuevo León, Guanajuato, México, Guerrero y el Distrito Federal, entre otras entidades.
Entre los investigadores se da como un hecho que la protección con la que contó la familia Arizmendi se logró a través de ``importantes sumas de dinero'' repartidas entre los mandos medio y alto de las instituciones encargadas de la procuración de justicia, y no se descarta que las complicidades alcancen ``lo más alto'' de la estructura estatal de la gestión del gobernador con licencia, Jorge Carrillo Olea.
``Contó con la complacencia estatal'', apuntó una fuente directamente involucrada en las indagatorias, y si no, se preguntó el personaje: ``¿Dónde están Carlos Peredo Merlo, Armando Martínez Salgado y Jesús Miyazawa Alvarez? ¡Nomás hay que ver!''.
Otro que se menciona con insistencia, como uno más de los funcionarios que habrían colaborado en la protección a los secuestradores, es el coordinador administrativo de la Procuraduría de Justicia del estado, Guillermo Enrique Sánchez Pérez, identificado como ``hombre de toda la confianza y protegido de Carrillo Olea''.
Sánchez Pérez fue el enlace para el cambio de gobierno de Antonio Riva Palacio a Carrillo Olea, y aunque se le mencionaba al inicio del sexenio del militar retirado como personaje que ocuparía un importante cargo, finalmente se quedó en la Procuraduría, donde ganó la plena confianza del ex titular de la dependencia estatal, ahora en prisión, Carlos Peredo Merlo.
En las instituciones policiacas de esta entidad, Sánchez Pérez tiene fama de haberse ``enriquecido'', entre otras cosas, a través del control que ejerce sobre sexo-bares, casas de cita y los prostíbulos de Cuernavaca. Aparentemente sigue en funciones, aunque desde el cambio de gobernador nada se sabe de él.
Lo mismo sucede con Cuauhtémoc Torga, ligado al grupo del ex jefe de la desaparecida Unidad Antisecuestros de la Procuraduría estatal, Armando Martínez Salgado -también bajo proceso penal por su presunta participación en el homicidio de El Moles, jefe de una banda de secuestradores contraria a los Arizmendi- en la Dirección de Seguridad Pública. Hay quienes señalan a Torga como involucrado en los hechos del jueves pasado, cuando se tendió un contraoperativo para ``distraer y colapsar'' la persecución de Daniel Arizmendi Arias, misma que terminó en un enfrentamiento a balazos, lográndose finalmente la captura del secuestrador, aún hospitalizado por las heridas que recibió al pretender contrarrestar la acción policiaca.
No sólo eso, algunos aseguran que él habría sido el encargado de dar el pitazo que Daniel Arizmendi López aprovechó para darse a la fuga.
En Morelos -advierten los funcionarios y agentes consultados- la industria del secuestro alcanzó tales magnitudes que, cuando se conozcan, ``muchos se van a ir de espaldas'' por las cantidades de dinero que obtenían las bandas, concretamente la de los Arizmendi, y los niveles de corrupción a los que se llegó.
En la entidad -según estimaciones oficiales- en 1996 se registró ``casi un secuestro por día'', y por las sumas de dinero y organización que llegaron a alcanzar los grupos criminales, ``se puede decir que aquí se tendió la cama para el parto natural de lo que efectivamente es la industria del secuestro en el país''.