El encuentro efectuado ayer entre el presidente Ernesto Zedillo y los coordinadores de las bancadas parlamentarias -del Senado de la República y de la Cámara de Diputados- es, en sí mismo, un dato alentador sobre el desarrollo de nuestra vida política e institucional.
Cabe recordar que la reunión mencionada fue la primera de esa naturaleza desde la instalación de la actual Legislatura, en agosto pasado, y que desde entonces no se habían realizado encuentros formales entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. El primero pretendía delegar su representación para tal efecto en la Secretaría de Gobernación, pero ésta, bajo la dirección de Emilio Chuayffet, llegó a un franco enfrentamiento con las fracciones no priístas de la Cámara de Diputados, las cuales, en definitiva, se rehusaron a entrevistarse con ese funcionario.
Habida cuenta de que el remplazo del mexiquense por Francisco Labastida Ochoa ocurrió hace ya cinco meses, es obligado notar el retraso de la normalización de las relaciones entre los dos poderes. Con todo, lo más importante es que ésta se haya producido.
En la reunión de ayer, el mandatario y los legisladores abordaron aspectos nodales de la agenda nacional y legislativa, empezando por la situación de las reformas constitucionales en materia de derechos y cultura indígenas, y cabe esperar que el diálogo permita superar trabas y malos entendidos en éste y otros temas que deben ser resueltos de manera urgente. Uno de ellos es, sin duda, la decisión que habrá de adoptarse en torno a las presuntas irregularidades e ilegalidades --señaladas por los propios diputados--en la constitución y operación del Fobaproa, entidad que ha causado un severo daño económico, social y político al país.