La Jornada 27 de mayo de 1998

El peruano-mexicano Bellatin: mi obra, ``narrativa insólita'', no de maldad

César Güemes Ť Mario Bellatin es leído por mucho de lo que es y también por mucho de lo que no es. No es verdad que su obra, por ejemplo, verse sobre la maldad. A cambio, trata de lo insólito, de lo extremo o radical. No es verdad, tampoco, que el prosista sea un teólogo a la usanza alemana ni a la española. Pero sabe de teología porque estuvo muy cerca, a través de sus estudios filosóficos, de ella. Además, es mexicano, pero es peruano. Y así, con lo que es y con lo que no es, ha conformado un trabajo narrativo que llega ahora a su sexta novela, Poeta ciego (Tusquets Editores), que ha entrado ya en circulación y que se presentará en un día por confirmar de la semana entrante. Su editor y él mismo, generosos, han accedido a esta conversación por adelantado.

Limpiar el lenguaje

--Los personajes de Poeta ciego, de manera similar a otros varios en sus novelas, carecen de un nombre común y aparecen más bien con una denominación. ¿A qué necesidad responde este hecho en el mundo real?

--Lo que intento en principio es que los libros obedezcan a una sistematización interna, que todos los elementos formen parte de una lógica que me voy inventando o que descubro. Es como buscar la fidelidad al libro dentro de él mismo. El ponerle un nombre determinado a un personaje me parecía arbitrario, y quise entonces rebautizar esa realidad, dentro de la utópica tarea de limpiar el lenguaje. Se trataba de quitar cierta retórica que no me permitía decir las cosas tal cual eran, puesto que había una retórica previa que incluía el nombrar a los personajes. Entonces, bautizo a mis personajes por la lógica que cada texto me indica. Eso dentro de una primera etapa que implica no apelar a un sujeto realista que vaya a un objetivo, sino dentro de una concepción más intelectual. Al cabo, estos personajes se vuelven, espero, más reales que los otros, sólo que por un medio distinto.

--La novela está muy subdividida no en capítulos sino en bloques, muchos de los cuales comienzan con las mismas tres palabras. ¿Esto obedece a que así fue escribiendo la obra o es algo calculado de antemano?

--Esto obedece a un trabajo posterior a la creación en sí misma. No me interesa sencillamente contar cosas, no es ése para mí el elemento principal de la novela. De tal forma que cuando ya tengo el material de lo contable intento durante un lapso transportar una imagen de un punto a otro de la novela. El reto con este tipo de narración es cómo meter al lector dentro de los bloques cerrados, dentro de esas atmósferas e imágenes que son las que realmente me interesan.

``Mi tarea principal es que el lector termine el libro. Si le gusta mucho o no, al final, ya no es tan importante. La batalla está ganada si consigo que transite por todo el libro. Muchos elementos que tradicionalmente se tiende a pensar como principales, en mi caso son pretextos para invitar al lector a que siga conmigo.''

--Hay una muy notoria ausencia de diálogo, si bien los personajes se comunican entre ellos.

--Y esa característica no es sólo de este libro, sino de los seis que tengo.

Recomponer la realidad

--Es toda una marca.

--Una marca un poco pírrica, claro. En este caso una de las reglas era que el punto de vista del narrador fuera como una cámara de video. El narrador solamente puede conocer el momento a través de lo que se mira y lo que se habla. El diálogo, entonces, pasa por el narrador, se procesa y se vuelve a poner. Es un modo de hacer evidente una realidad a partir de una falsa inocencia, hay una recomposición de la realidad. Quiero hacer claro que todo lo sucedido pasa por la mano del narrador. No es la realidad tal cual. De esta manera el lector, al momento de ver con qué puede cotejar la novela, no la contrastará con la realidad sino con las reglas que la propia novela ofrece.

--El género que ejerce es breve, físicamente, aunque las historias puedan ser amplias. A partir de las seis que ha dado a conocer es claro que no se trata de una casualidad.

--Son como novelas reducidas, y no tanto cortas. Me gusta la idea de miniaturizar al género de novela. Como dices, son historias largas, hay cientos de personajes y varios mundos posibles. No es que sea una literatura fragmentada. Es un afán de reducir el texto, quedarme sólo con lo preciso y dejarle lo demás al lector. Eso crea la sensación de que no todo está terminado, de que no hay una verdad que se imponga sino que se abren muchas preguntas. Busco la coparticipación del lector para que se vuelva un poco escritor, así como yo soy un escritor que lee.

``La idea y mi intención es que el texto salga muy limpio, que pueda ser leído por muchos tipos de personas. Me gusta que todo esté claro y que permita interpretaciones varias.''

--Se ha hablado de la maldad en su obra, y quizá no haya tal cosa.

--Es un elemento publicitario y me da un poco de miedo el término porque alguien que lea mis novelas quizá piense que lo engañaron, ya que hay mucha gente más mala por todos lados. Todo esto, sin embargo, forma parte de los pretextos de la historia a los cuales me refiero. Es un elemento extra, de seducción. Hablaría, más que de maldad, de mundos enrarecidos, extraños, insólitos casi. Si me pidieran una denominación, preferiría el de narrativa insólita, más que malvada.

--Las novelas que ha escrito hasta ahora han tenido buen recibimiento en España y Latinoamérica. Bryce Echenique dice de ellas que ``funcionan siempre, son eficaces y sobrias''. ¿Esto hace que escriba más, o al contrario, lo hace aún más reflexivo respecto de lo que tiene listo para publicar?

--Hay una satisfacción interna cuando personas así tienen unas líneas para el libro, pero no es algo que realmente marque el trabajo.

Respetar los procesos de creación

--Sin embargo, en su caso, hay un apoyo notorio de la editorial. Quizá tenga ya un contrato firmado por una novela que no ha escrito aún.

--Trato de mantenerme al margen de eso y creo que hasta ahora lo he logrado. Respeto los procesos de creación. Escribo nada más sobre lo que sé. En una época difícil económicamente, más difícil que ésta, me propuse hacer un libro comercial. Intenté ver qué cosa gustaba. Y no pude hacerlo. A la segunda página ese proyecto se convirtió en algo mucho más alejado y mucho más radical que lo de siempre.

``Me decía una persona muy querida que de seguir así un buen día me iba a quedar sin lectores. Sin embargo eso está más allá de una postura o de una elección. Aunque hay otro elemento que me parece interesante: lo que escribo me hace posible seguir escribiendo. Lograr eso para mí ya es la meta. A veces es muy difícil sostener la propia escritura. En la medida en que pueda sostener eso, estoy bien. A todo lo demás no le veo un vínculo con la literatura, salvo un comentario tan generoso como el de Bryce, que recibo y escucho.''

--Quedarse sin lectores puede ser un camino viable, después de todo. Indica que la propia obra se cerró, que se ha cumplido el ciclo.

--Lo que me puede preocupar de eso es que no pueda seguir escribiendo. Por lo demás, si me quedo sin lectores por algo será.