Operaron aquí un agente encubierto y un informante, confirman en EU
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 27 de mayo Ť Un funcionario del gobierno estadunidense reconoció hoy en entrevista que un agente encubierto de Estados Unidos cruzó la frontera a México durante la operación Casablanca y documentos federales del caso mencionan que un informante que participaba en la investigación viajaba frecuentemente a este país.
La acusación penal preparada por la oficina del fiscal de Estados Unidos en Los Angeles documenta que por lo menos en una ocasión el agente encubierto de seguridad pública estadunidense no sólo atestiguó reuniones en México, sino que recibió dos giros bancarios como parte de la operación encubierta de lavado de dinero.
El documento también detalla varias visitas a México de un informante confidencial del gobierno de Estados Unidos, que viajó a Tijuana, Baja California, y a Tepatitlán, Jalisco, como intermediario entre los banqueros y sus contactos en Estados Unidos.
Mientras los funcionarios estadunidenses preparan su respuesta a las quejas del gobierno mexicano por posibles violaciones a la soberanía nacional al realizar una operación encubierta en territorio mexicano sin previa notificación a las autoridades de este país, varios empleados del gobierno de Bill Clinton desestiman la importancia de este aspecto de la operación.
Señalaron que los agentes del Servicio de Aduanas que viajaron a México como parte de la operación Casablanca sólo participaban en algunas reuniones y no realizaron parte de una operación encubierta como tal. Un agente de la DEA que ha trabajado en varios países latinoamericanos explicó que, por ejemplo, no se considera que una comida con un sospechoso de narcotráfico en un país extranjero sea una operación, ``pero si en esa reunión hay drogas o dinero que cambia de manos, sí se considera una operación e informaríamos al país anfitrión''. Eso fue precisamente lo que ocurrió en México el 19 de diciembre de 1997. La acusación presentada como resultado de la operación Casablanca --de la cual La Jornada posee una copia-- señala en su sección titulada ``Estados Unidos de América vs. Víctor Manuel Alcalá Navarro et al'', en el párrafo 227: ``El o alrededor del 19 de diciembre de 1997, en Tijuana, México, el acusado Rosendo Ramírez Linares entregó dos giros bancarios por un total aproximado de 148 mil 681 (dólares) a un oficial de seguridad pública encubierto''.
Un funcionario con conocimiento del caso explicó que en esta acusación penal ``oficial de seguridad pública encubierto'' es una referencia a un agente de Aduanas que se hace pasar por un criminal; sin embargo, insistió en que los agentes estadunidenses ``casi nunca'' cruzaron la frontera para este tipo de operaciones. Por ejemplo, señaló que el 16 de enero de 1998 un agente de seguridad pública encubierto fue a Tijuana con un informante confidencial, identificado en la acusación penal como CW-1, para reunirse con un grupo de banqueros mexicanos.
De hecho, el visitante más frecuente durante esta operación, según los documentos, es el informante CW-1. ``El o alrededor del 19 de diciembre de 1997, durante una reunión en Tijuana, México, el acusado Rigoberto Ley Gutiérrez le dijo a CW-1 que lavaría dinero para él si las cosas se hacían de manera profesional'', dice la acusación en el párrafo número 197.
Un poco más tarde, el aparentemente muy ocupado CW-1 recibe un consejo muy preciso de uno de los acusados: ``El o alrededor del 16 de enero de 1998 el acusado de Tijuana, México, José Arnoldo Muñoz Tirado, le dijo a CW-1 que si deseaba mover montos grandes de dinero debería abrir una cuenta de negocios en el Banco Santander Mexicano''.
En la acusación penal hay varias referencias a los viajes de CW-1 a México, principalmente a Tijuana y Tepatitlán, además de decenas de reuniones en Estados Unidos con los banqueros mexicanos.
Aunque varios funcionarios aquí sostienen que este informante, al que no se identifica con detalle, no es miembro de alguna agencia de seguridad pública de Estados Unidos, una fuente del Departamento de Justicia cercana a esta investigación reconoció que CW-1 trabajaba para el gobierno de Estados Unidos en esta operación. ``Técnicamente, era agente de Estados Unidos porque estaba cooperando con este país y probablemente se le pagó (por sus servicios)'', comentó esta fuente.