Señora directora: En relación con la nota publicada ayer en La Jornada, página 15, de su enviado a Navil, Chiapas, Hermann Bellinghausen, en la que señala que ``en otras partes se dice que en ese helicóptero viajaba Emilio Rabasa, espantando señoras y niños'', me permito aclarar que el Coordinador para el Diálogo y la Negociación en Chiapas retornó a la ciudad de México en el vuelo comercial de Aerocaribe número 7926, precisamente el día de antier.
Es una total falsedad que Rabasa Gamboa haya viajado en helicóptero ayer a Navil; más aún, durante su reciente estancia en Chiapas para nada utilizó ese medio de transporte. Su trabajo, en cumplimiento de la estrategia general del gobierno federal para el desarrollo de esa entidad, se limitó en esta ocasión a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Es obvio que la seriedad y profesionalismo de La Jornada fueron sorprendidos por rumores o dichos totalmente infundados y sin confirmación alguna.
Agradezco de antemano la publicación de la presente en las páginas de La Jornada, y la saludo atentamente.
Ignacio Lara, director general de Información y Difusión de la Secretaría de Gobernación
Carta de despedida de los observadores italianos de Un puente en vuelo por Chiapas
Señora directora: Le solicitamos publicar la siguiente carta:
El gobierno del presidente Zedillo decidió que nunca más podríamos regresar a México. Así, de hecho, admitió frente a la comunidad internacional que la actividad de observación de los derechos humanos en México está bajo el control de las autoridades gubernamentales y por ellas está limitada y condicionada. Los observadores o son amansados y dispuestos a ver solamente aquello que al gobierno les gusta que vean, o si no son unos criminales terroristas o simplemente amigos y simpatizantes del EZLN.
Bien. Por fuerte que sea el dolor que sentimos al saber que nunca más podríamos regresar a este país que tanto amamos, estamos satisfechos de que haya caído la máscara. Ahora ya nadie podrá seguir afirmando que en México existe el derecho al libre tránsito, ya que a un observador le quedan menos derechos y garantías que a un simple turista, a quien ningún gobierno del mundo le pediría visitar algunas localidades en lugar que otras.
En los diez días que estuvimos en el país conocimos las dos caras del México moderno. La cara de las comunidades indígenas en fiesta, listas a recibirnos con generosidad y hospitalidad, y la cara de los retenes militares donde respiramos el clima de un país en guerra. La cara de aquella parte de la sociedad civil que nos ayudó en nuestra labor, la cara de aquellos que nos agredieron, amenazaron e insultaron viendo en nosotros un peligro, a unos metiches, a una molesta observación de aquello que no se quiere que el mundo sepa.
Aquellos que nos han insultado tal vez sienten pena por el estado en el cual viven las comunidades indígenas o tal vez quieren simplemente seguir actuando impunes, organizando los grupos paramilitares, amenazando y matando sin ser molestados.
La guerra sucia no quiere ni ojos ni oídos, debe golpear sin ruidos, debe sembrar muertes en pequeñas dosis y así evitar el involucramiento de la comunidad internacional.
Hemos encontrado en nuestro camino una prensa libre e independiente, dispuesta a escucharnos y a tomar en cuenta nuestras razones, y también hemos encontrado una prensa arrodillada frente al poder, que nos ha entrevistado, fotografiado, grabado, filmado en decenas de ocasiones sin jamás reportar nuestro punto de vista.
Estábamos preparados para enfrentar todo eso. Salimos de Italia para observar, para comprender, y también para llevar nuestra solidaridad. En ese mundo no podemos ser imparciales sin ser cómplices. Nosotros, sociedad civil italiana, gente de distintas profesiones y sectores sociales, escogimos desde hace tiempo de estar al lado de quienes sufren, de quienes no tienen derechos ni voz.
Creemos firmemente en la solidaridad entre los pueblos, en la necesidad común de librarnos de la jaula neoliberal que nos oprime, en el idioma común y simple de la gente sin poder, sin derechos y sin embargo con la dignidad de seres humanos.
Estábamos preparados para las dos caras de México y las enfrentamos con serenidad. Fuimos hasta Taniperla, municipio autónomo Flores Magón, porque era nuestro deber de hombres y mujeres ir allá donde se nos señalaban violaciones perpetradas contra 140 de nuestras hermanas. Sentimos no haber podido viajar hasta Amparo Aguatinta, municipio autónomo Tierra y Libertad.
Otros seguirán nuestra labor, Nuestro viaje, estamos seguros, impulsará una nueva y gran ola de ayudas y de solidaridad hacia las comunidades indígenas no sólo de Chiapas; servirá de impulso a un gran movimiento internacional para que se respeten los Acuerdos de San Andrés.
Nosotros no regresaremos nunca más a ese México hermano, oprimido, hermoso, sangriento y violado .
Desde Europa seguiremos la lucha para que las sombras de la noche pasen lo más pronto posible, y cuando vislumbraremos las luces del amanecer volveremos a apretarnos en un abrazo que no conoce fronteras, ni visas, ni expulsiones.
Hasta pronto México
Los italianos de la delegación de observación Un puente en vuelo por Chiapas
Ejemplifica con Ana Ma. Vera casos en que el Estado ``cierra las puertas''
Señora directora: Solicito la publicación de la presente:
Cuando Ana María Vera Smith me visitó en las oficinas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, no pude evitar regalarle una mecedora de muñecas que tenía yo sobre mi mesa de trabajo. Una mujer que sobrevive a la soledad respecto de su género en condiciones de extrema adversidad, bien merece el homenaje de un juguete, el gesto que la remite a la infancia y le devuelve la memoria de los días habitados en las llanuras del juego. Para las mujeres, la niñez es casi siempre una tierra revisitada y poblada con las floraciones del crecimiento. Un refugio incierto en ocasiones, pero vivo y nutriente.
Festejaba que había logrado salir de la prisión de alta seguridad donde estuvo recluida en Puente Grande, Jalisco. Una sentencia absolutoria por una parte, y la compurgación de su pena por la otra, le valieron la libertad. Lo celebraba con la decisión de no abandonar su lucha cívica por los derechos humanos de los internos. Desde hace 26 días duerme en el Zócalo de la ciudad de México y se somete a una huelga de hambre. La libertad no le redujo la memoria ni la conciencia de solidaridad. Ha renunciado a dormir bajo techo para exigir el traslado de 10 de sus compañeros, dos recluidos en Almoloya y ocho más en Puente Grande, a las prisiones comunes del Distrito Federal. El medio que ella ha elegido para hacerlo puede ser cuestionable, y de hecho le es cuestionado por sus amigos, que la prefieren viva, íntegra y con ellos. La acompaña en la huelga Antonio Aguilar.
Durante años, Ana María estuvo en un reclusorio del Distrito Federal. Luego fue segregada de personas de su género, lo cual fue una irregularidad (eufemismo para nombrar de otra manera una transgresión) fuera del orden constitucional, habida cuenta de lo que el artículo 18 de la Constitución federal señala para las prisiones de mujeres, y trasladada al Cefereso de Jalisco. Allí casi cumplió un año en términos extremadamente difíciles de sobrevivencia, por el quebranto a la estructura de la personalidad a que se ven sometidos los habitantes de tales centros, de lo cual dan cuenta y testimonio numerosos estudios de la Tercera Visitaduría General para Asuntos Penitenciarios de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Ana María no pide impunidad para nadie que haya delinquido. Su opción es por el orden jurídico. Su camino es el cívico. Sólo pide traslado a lugares humanos donde sus compañeros presos puedan sobrevivir sus procesos o compurgar las penas. Para las mujeres no es difícil entender la fortaleza de un Estado que cierra puertas a quien ha decidido dormir sin alimento en la vía pública.
María Guadalupe Morfín Otero, presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco
Pide el STUNAM justicia en un caso de mujer asesinada
Señora directora: Agradecemos publicarlo en El Correo Ilustrado.
Los defensores de los derechos humanos del STUNAM hacemos una petición con carácter de urgente al honorable gobernador de Chihuahua, Francisco Barrio Terrazas, para que se lleven a cabo las acciones encaminadas a detener al homicida de Nora Elizabeth Flores, víctima inocente de violencia irracional, y que con ella suman ya 18 homicidios con características similares, que mantienen en zozobra a la sociedad civil de Ciudad Juárez.
Unidos con los derechos humanos para el bienestar social.
Promotores y defensores derechos humanos; Francisco Castro Meléndez, Adrián Pedrozo Castillo, Alicia Andrade Rodríguez, María de Lourdes González, Carmelo de Jesús Hernández, Mariano Flores Nieto, Horacio Sereno Casas