Eduardo Montes
PRD, partido en el gobierno

La decisión del Partido de la Revolución Democrática de constituir una comisión especial para examinar los problemas políticos y de conducción del gobierno del DF, revela la comprensible preocupación de la directiva partidaria por la compleja problemática que enfrenta el equipo encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas.

Tal inquietud e impaciencia por el desempeño y la suerte del primer gobierno democráticamente electo en la capital del país, debe subrayarse, no es exclusivo de los círculos dirigentes del perredismo; en realidad se extiende a todos los que apoyaron activamente su candidatura y votaron por él, apuestan al éxito de su gestión y están vivamente interesados en que este gobierno de izquierda signifique un verdadero cambio, el que es posible hoy, tras varios decenios de administración priísta. La gente no espera milagros pero sí muestras concretas de cambios de estilo, de formas de gobernar y de relacionarse con la sociedad.

Es indiscutible, sin embargo, que el PRD tiene una responsabilidad particular como organización que postuló a quien encabeza el gobierno y a la mayoría de diputados federales y locales de la capital. Para ello necesita definir con claridad su posición y conducta frente al equipo que llevó a posiciones de gobierno. No lo ha hecho y no es fácil, pero sin conseguirlo serán mayores las dificultades y tropiezos.

De entrada no debe repetirse el viejo y gastado esquema que practican el PRI-gobierno, que pervierten la política y frenan la democracia. El PRD es, y debiera asumirlo así plenamente, partido en el gobierno, con responsabilidades políticas de gobierno; pero no está ni debe ensamblarse con el aparato gubernamental pues perdería su independencia y libertad de acción, anulándose como partido. Además sería dañino para el propio gobierno de Cárdenas, pues llevaría a su interior, como en cierta medida ha ocurrido, algunas de sus pugnas partidarias de grupo (de cuotas, de posiciones) estrechas, lejanas del proyecto político por el cual votaron casi dos millones de ciudadanos.

Lo que debe esperarse y exigirse al PRD como partido con responsabilidades de gobierno, son opiniones francas, abiertas, sobre la problemática del DF, desarrollos del programa Una ciudad para todos y, sobre todo, iniciativas de organización y movilización social que contribuyan a la creación de nuevas relaciones entre la sociedad y el gobierno. Es mucho pedir dada la debilidad orgánica de este partido, pero es la mejor de las formas de cumplir sus responsabilidades. Otra forma es la opinión crítica responsable (no debe temerse a las diferencias si éstas son reales), el debate público de políticas o conductas erróneas de funcionarios del gobierno, pues debe aspirarse a relaciones, francas y transparentes entre el gobierno y el partido. Simultáneamente debe intervenirse con energía en la discusión con quienes desde el PRI o el PAN o desde los medios sueñan y trabajan por el fracaso de Cárdenas y la izquierda en el gobierno.

En todo caso, la relación PRD gobierno del DF es un tema de interés para quienes los apoyaron en las elecciones del 6 de julio histórico y entienden que son problemas que no pueden ni deben resolverse en corto, en los marcos de aparato gubernamental o partidario, sino deben ventilarse a la luz del día.

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