La Jornada lunes 1 de junio de 1998

Héctor Aguilar Camín
Archivos de Bucareli

Con el título ``Archivos de Bucareli'', empezará a circular esta semana la edición de junio de la revista Nexos. Se trata de una insólita publicación de documentos del archivo de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), fechados entre los años de 1964 y 1972. En la portada de la revista pueden leerse tres botones de muestra:

1) Telegrama del secretario de Gobernación, Luis Echeverría, a los gobernadores, 8 de agosto de 1968. Dice así:

Jovenes estudiantes o falsos estudiantes han sido comisionados por agitadores partido comunista y su expresión juvenil llamada central nacional de estudiantes democraticos para promover agitacion con pretextos diversos pero netamente subversiva en ambientes juveniles punto Permitome sugerirle particular busqueda estas comisiones fin expulsarlas esa entidad y especial atención a cualquier síntoma inquietud con fin contrarrestarlo.

2) Tarjeta al secretario de Gobernación sobre el grupo paramilitar Halcones, que reprimiría sangrientamente una manifestación estudiantil el 10 de junio de 1971. La tarjeta está fechada el 25 de septiembre de 1969. Dice así:

En relación con los actos de terrorismo y provocación a los estudiantes, se considera que estos pueden ser impulsados por corrientes afines al Departamento Central, incluso cadetes de la Escuela de Policía, se afirma que han actuado en estos últimos y miembros del grupo ``halcones'' quienes en número de 1,500 están recibiendo adiestramiento especial y un salario mínimo de $70.00 diarios los rasos''.

3) Tarjeta del general Juan Barragán, jefe del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (cerca, 1969). Dice así:

Sr. Lic. La revista Impacto me va a entrevistar mañana Jueves a las doce horas y me anunciaron me formularán estas tres preguntas: 1a. ¿Qué haría usted si fuera el próximo Presidente de la República? 2a. ¿Qué le pediría usted al próximo Presidente? 3a. ¿Quién será el próximo Presidente de la República? Suplícole me diga mis respuestas enviándomelas este mismo día para tenerlas listas mañana.

Los documentos reproducidos incluyen informes de la DFS sobre movimientos guerrilleros y grupos trotskistas, intervenciones telefónicas en dependencias oficiales y el PRI, cartas de amigos, aliados y peticiones al presidente y al secretario de Gobernación, así como las declaraciones circunstanciadas de la actividad delictiva de dos miembros de los Halcones, luego que el grupo fue disuelto. Basta echar un vistazo a estos expedientes para entender hasta qué punto ha estado y está fuera de la mirada pública una zona esencial de la vida política del país: la que se procesa en los circuitos confidenciales de los servicios de inteligencia.

En este puñado de documentos hay elementos suficientes para pensar que mientras no se tenga acceso a esos archivos, la historia política reciente del país será sólo aproximativa, cuando no fantasmal. Hay pasajes que obligarían a replantearse por completo nuestra visión del pasado inmediato. En una declaración del 28 de abril de 1969, sobre la situación del estado de Guerrero, en el que proliferaban las guerrillas, el secretario de la Defensa, Marcelino García Barragán, afirma: ``No se puede considerar como especial la situación de las guerrillas en el estado de Guerrero, porque existen situaciones similares en la mayor parte del territorio nacional''. (Subrayado mío.)

Si éste es el país que existía realmente en 1969, la comprobada paranoia del gobierno frente a los riesgos de la ``subversión'' podía ser sólo un acto de realismo. Pero si ese país infestado de guerrillas existía realmente, existía nada más para los gobernantes, no para la sociedad, que tenía más bien la certidumbre de vivir en un pozo de estabilidad institucional. ¿Qué sucedía realmente? ¿El gobierno se hacía cargo de las tareas duras y sucias del Estado, y vendía a la sociedad una imagen limpia y segura de su situación? ¿Hasta allá llegaba el paternalismo autoritario del Estado y la minoría de edad política de la sociedad mexicana?

Los editores de Nexos publican estos expedientes ``en el contexto del clamor público porque sean abiertos los archivos de 1968''. Pero no quieren pasar por alto ``el escándalo civil frente al tamaño de la intromisión de los aparatos del Estado que estos documentos revelan''. Si eso podía hacerse hace treinta años, preguntan, ¿qué no podrá estarse haciendo ahora? Agregan: ``Hay que fijar reglas claras para el acceso del público a los archivos reservados del gobierno. Hay que fijar también reglas claras en lo que respecta a las garantías de privacidad de los ciudadanos (...). Ningún Estado moderno puede sobrevivir sin eficientes servicios de inteligencia, pero ninguna sociedad democrática puede desenvolverse sin reglas claras al respecto''.