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Clásico de clásicos

A más de una centuria de su publicación, y considerada obra clásica de la literatura universal por su aportación al conocimiento humano, la obra de Charles Darwin, El origen de la especies, continúa vigente.

Pero es hasta hoy que por vez primera la UNAM se dio a la tarea de editar en un solo tomo -con un estudio introductorio de Juan Comas- los dos volúmenes que se consideraron definitivos en 1869. El libro forma parte de la colección Nuestros Clásicos, dirigida por Augusto Monterroso.

Criticada, polémica y controvertida durante su época y aun en la actualidad, la obra de Darwin rebasa la esfera científica y forma también parte de las discusiones religiosas y sociales que explican el origen de la vida y la diversidad de las especies a partir de cuatro teorías generales: 1. la eternidad y permanencia de las condiciones actuales; 2. el creacionismo; 3. los cataclismos y creaciones sucesivas, y 4. la evolución orgánica, como fin de una transformación divina, donde las especies son sustituidas por otras diferentes, explicándose así la discontinuidad en el registro fósil.

Aunque otros autores, entre ellos su abuelo Erasmus (Zoonomía), escribieron trabajos de investigación, Darwin es el primero que presenta una teoría evolucionista clara y congruente, y trata de explicar el gran cúmulo de hechos observados durante cuatro años y nueve meses en un viaje de circunavegación a bordo del Beagle a través de Tenerife, Cabo Verde, las costas de Brasil, Uruguay, Argentina, Tierra del Fuego, Chile, el archipiélago de las Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Santa Elena, Ascensión y Azores, para afirmar que las especies tienen estructuras similares pero con usos diferentes, y señala que la herencia de los caracteres adquiridos permite la sobrevivencia del más apto en la selección natural.