La Jornada 1 de junio de 1998

Afirma CSG que la distribución del ingreso mejoró en su sexenio

La tendencia hacia la globalización, definida como el aumento en la integración de las economías a través de las fronteras, el libre flujo de bienes, servicios y capital, tiene la apariencia en estos días de inevitable, escribió el ex presidente Carlos Salinas de Gortari en la edición de ayer del matutino español El País.

La globalización no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar propósitos sociales, económicos y políticos. Si estos propósitos no son alcanzados, y si las políticas adecuadas no son introducidas, pronto no quedará nada de lo inevitable de la globalización. En realidad, anotó Salinas de Gortari, ``estamos en un punto del ciclo económico mundial que puede ocultar las vulnerabilidades del sistema, las cuales se levantarán a perseguirnos cuando el ciclo se dé la vuelta''.

Debe construirse un consenso político que apoye la continuación y expansión de estas estrategias. Ese consenso no existe hoy, ni entre las naciones industrializadas del norte, ni entre las del sur. Según el ex mandatario mexicano, la globalización ocurre sobre la liberación económica, y ésta no es ni más ni menos que el esfuerzo para crear condiciones que permitan introducir las innovaciones. La teoría moderna del crecimiento económico y la necia realidad han probado que, para que una nación se convierta en líder económico, tiene que abrirse con eficacia a los cambios y a las innovaciones, sostuvo.

Y son las innovaciones introducidas por los empresarios en un clima de intensa competencia y en un contexto complejo de información, educación, desarrollo de infraestructura, la manera como la actividad empresarial es conducida y controlada, y por quién, lo que explica el periodo impresionante de expansión que las economías están viviendo hoy en el mundo. Pero la resistencia se manifiesta en los grupos afectados por las innovaciones. Estos grupos, según Salinas de Gortari, son muy poderosos y numerosos, por lo que no van a dejar el campo libre para los reformadores. Asimismo, pueden sumar muchos votos a su causa, como para revertir la liberación y la apertura económicas, pues los cambios y las innovaciones significan tremendos ajustes y afectan a millones de personas.

Consenso para el cambio y la apertura

Existe una lucha en la arena política entre los innovadores y los intereses creados. Y hay una lucha potencial en el horizonte, si la política y las políticas no cumplen sus promesas de elevar los niveles de vida de la mayoría de la población, advirtió el ex presidente. Por ello, los cambios y la liberación no serán permanentes si no se reconoce que hay que ganar esta lucha. Hay que construir un consenso político para mantener la dinámica actual de cambio y apertura. Esto requiere que, junto a la revolución del mercado, se logre mejorar la calidad de vida, en un medio ambiente de oportunidad, seguridad y justicia, sostiene Salinas.

Existen experiencias que muestran que la globalización puede producir mejoras en el nivel de vida de la mayoría de la población. Se requiere para ello la intervención estatal para promover instituciones que difundan las innovaciones. Salinas sugiere también crear programas sociales que no sean una mera red de protección, sino medios para abrir la vía a una notable y amplia participación popular, poniendo esos planes en manos de comunidades organizadas, aumentando así el capital social. Programas como esos tienen que permitir que los más pobres puedan acumular capital físico y humano, así como un esfuerzo eficaz de educación básica.

Para Salinas de Gortari es así como el crecimiento puede generar más equidad, y ésta a su vez se vuelve promotora de más crecimiento. Se puede pasar de los círculos viciosos de la pobreza, a los círculos virtuosos de la justicia. Dos instituciones internacionales independientes han publicado resultados que permiten evaluar políticas que se han aplicado para alcanzar el propósito de mejorar los niveles de vida dentro de la liberación económica. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó en 1997 su estudio sobre pobreza y desigualdad durante la última década. En abril de este año, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) hizo un análisis que incluyó el programa social de la administración salinista, Solidaridad.

Estos dos estudios apoyan, según Salinas de Gortari, la afirmación de que es posible alcanzar tanto metas sociales de equidad, como metas políticas de participación, en el marco de la liberación económica y la eficiencia productiva.

Las mejoras de la distribución

Los datos de la Cepal prueban que en México entre 1989 y 1994, la distribución del ingreso (medido a través del llamado coeficiente Gini), mejoró tanto en las áreas urbanas como en las rurales. El índice de concentración descendió casi 5 por ciento en las primeras, y 4.3 por ciento en las segundas. Para Salinas, este resultado es importante, sobre todo si se considera como referencia que en Estados Unidos, en un periodo de 40 años, entre 1950-1991, el coeficiente Gini en realidad empeoró, al aumentar 5.3 por ciento.

Por lo que hace a la reducción de la pobreza en México, para Salinas la Cepal muestra que, durante la primera mitad de los noventa, 40 por ciento de la población de los estratos más bajos de ingresos, aumentó su participación en el ingreso nacional 6 por ciento en las áreas urbanas, (llegando a 9 por ciento), y casi 15 por ciento en las zonas rurales (llegando a 11 por ciento). Y el 10 por ciento más rico de la población redujo su participación en el ingreso nacional en 6 por ciento en las áreas urbanas (bajando a 34 por ciento) y más de uno por ciento en las rurales (disminuyendo a 27 por ciento).

Según el ex mandatario, las cifras objetivas de la Cepal muestran que parece haber caminos para tener liberación de mercados, privatización y apertura de la sociedad con mejoras en la equidad y en la reducción de la pobreza.

Logros del programa Solidaridad

Dados los niveles de concentración del ingreso y de la pobreza acumulados en México a lo largo de generaciones, no se pueden considerar estos resultados como satisfactorios. Sin embargo, para Salinas de Gortari lo que resulta alentador es que, durante la primera mitad de la década, la tendencia hacia la concentración del ingreso y el aumento de la pobreza en México no sólo se detuvo, sino que se revirtió. Esto sucedió porque fue posible financiar el mayor programa social en la historia moderna del país, Solidaridad, sin deuda y con equilibrio fiscal y estabilidad de precios.

En el estudio publicado por la OCDE se afirma, según Salinas, que ``dada la magnitud del programa, éste puede percibirse no sólo como un verdadero programa de combate a la pobreza, sino también como un programa de promoción de las iniciativas básicas de una comunidad''.

Solidaridad tenía como objetivo introducir el liberalismo social, que haría posible reducir los costos sociales de modernizar el país. Para el ex presidente, se trataba mucho más que de un programa de alivio a la pobreza, ya que transformó su combate en una acción participativa y fortalecedora de la comunidad, consistente en la descentralización económica y la eficiencia.

El programa destacaba la participación, la responsabilidad y la rendición de cuentas. Corresponde a las naciones del sur introducir políticas que cumplan los propósitos de eficiencia, equidad y democracia. El norte, sin embargo, no puede darse el lujo de permanecer indiferente.

Como lo han mostrado crisis recientes, primero en América Latina y ahora en Asia, los mercados están íntimamente conectados a nivel internacional. Y, según el ex presidente mexicano, el éxito de la liberación económica en el sur es el medio más importante para las naciones en desarrollo para cumplir sus responsabilidades globales en el siglo XXI.

Cualquier repliegue del norte, ya sea por un resurgimiento del aislacionismo o de un proteccionismo del primer mundo, así como del atractivo del unilateralismo o de la ``mano pesada'' del intervencionismo en los asuntos internos de otras naciones, sin duda echaría abajo este proceso. También lo haría la pasividad del sur.

Para Salinas de Gortari se requiere un debate sobre la reforma de la reforma. De otra manera, ``podremos contemplar una alianza que crece entre los críticos de la apertura, y que paradójicamente incluye a los pequeños negocios protegidos por la sobrerregulación y los grandes oligopolios protegidos por aranceles y licencias de importación''. Entre organizaciones campesinas formadas alrededor de políticas clientelistas y grandes agricultores beneficiarios de precios agrícolas subsidiados, incluso entre intelectuales de izquierda y derecha.

Según Salinas, esta alianza ``inconcebible'' está ya presentando un reto y un cuestionamiento a la globalización y preparando el terreno para revertir la tendencia a la apertura y la liberación. Advierte que cuando ``nos alcance la caída del ciclo económico'', el momento será oportuno para una propuesta profundamente revisionista. Se requiere, alerta, un esfuerzo serio para definir y defender los beneficios de la integración y de la apertura económica y política, así como para articular las políticas y los valores sociales y políticos que lo sostienen. También de la sociedad civil organizada, de la tolerancia, de la civilidad, de la transparencia y la oportunidad, del consenso, de la soberanía y la solidaridad, concluye el ex presidente Carlos Salinas.