La consolidación de la deuda de Fobaproa como deuda pública hará que esta represente alrededor de 42% del producto de 1998. Pero como dice el subsecretario de Hacienda Werner, esto no constituye un problema mayor, ya que en los países de la OCDE la deuda es en promedio 60% del producto. Y como todos sabemos, empezando por el funcionario en cuestión, las condiciones económicas de México son cuando menos tan buenas como en esos países. Sobre todo la fortaleza de nuestra estructura productiva, la solvencia de los bancos, la solidez de las finanzas públicas y hasta la distribución del ingreso, por no decir, claro está la enorme parte de la población que está en un estado de pobreza. Es muy notoria la incapacidad de los responsables de administrar los asuntos públicos para salirse de una lógica eminentemente contable de la economía que está cada vez más desligada de lo que ocurre en el país y de lo que quiere y necesita la población.
Esta sociedad tendrá que hacerse cargo del costo de la crisis económica provocada por la mala gestión gubernamental en el sexenio anterior y en el actual. Pero aceptarlo no quiere decir que se haga caso omiso de lo que pasó y de las posibles acciones que hayan representado ilegalidad o favoritismo o corrupción. El asunto no es solo el mecanismo de Fobaproa, sino la manera en que los recursos asieron y entraron en ese Fondo. Sobre todo como hacer realmente menores los costos sociales mediante una adjudicación de los mismos a los responsables de la gestión privada de los bancos. También, en la capacidad de vender los activos con los que se ha quedado el gobierno y que siguen perdiendo valor sin que se halle la ahora se espera. Todo eso es lo que queremos saber y entre tanto ni en Banxico ni en Hacienda encontramos respuestas sensatas y convincentes. Como en el poker, pagamos por ver.