El bloqueo acrecentó el sufrimiento de los pacientes en Cuba
David Aponte, enviado/II, La Habana, 1o. de junio Ť El sistema cubano de salud no ha sido inmune a los efectos del bloqueo económico estadunidense, el mercado negro de medicinas y las deficiencias en la entrega de materiales a la población.
El cerco estadunidense ha acrecentado el sufrimiento de los pacientes. Algunos niños deben pasar más tiempo en terapia intensiva por la falta de alguna prótesis o medicamento. Los médicos de la familia tienen que recorrer grandes distancias en la ciudad para usar los esterilizadores que todavía funcionan.
La ``bolsa negra'' ha propiciado el incremento en el costo de los medicamentos. El burocratismo impide que los materiales, anteojos o material para la impresión de rayos X lleguen de manera oportuna a los beneficiarios y policlínicos.
El bloqueo económico ha tenido efectos dramáticos en los pacientes del sistema sanitario y en la economía de este país. El gobierno se ha visto obligado a recurrir a mercados de Europa y Asia para adquirir medicamentos y equipo, con el consiguiente incremento en los costos de embarque.
``Esa situación nos pega en los precios. Los medicamentos y el equipo nos cuestan más caros, en ocasiones tres veces más. Eso resulta absurdo cuando nuestro mercado natural es Estados Unidos y tenemos que buscar los productos a mil millas o más, en lugar de a 90 millas'', expresa el vicedirector de Docencia e Inves- tigación del Hospital Ameijeiras, Bartolomé Arce.
La vacuna contra el bloqueo
El sistema de salud en esta nación caribeña prevé 12 vacunas. En broma, los isleños dicen que dosis número trece es contra el cerco económico impuesto por Wa- shington.
Si bien es cierto que las sanciones unilaterales de Estados Unidos han obligado a las autoridades cubanas a crear toda una red de medicina preventiva que cubre al 98 por ciento de la población, el impacto del bloqueo lo resienten directamente los pacientes en los consultorios, los policlínicos y las farmacias de la isla.
La Asociación Americana para la Salud Mundial indagó que un hospital infantil carecía de un medicamento utilizado para la quimioterapia. En un informe de marzo de 1997 expuso que ``sin poder contar con este medicamento para prevenir las náuseas, los 35 niños en la sala bajo quimioterapia vomitaban un promedio de 28 a 30 veces al día''.
Los médicos del hospital pediátrico William Soler afirman que esta situación prolonga el sufrimiento de los pacientes. El niño Rubén ``tuvo que pasar 80 días en terapia intensiva por la falta de una prótesis que se pudo adquirir en Estados Unidos. Tuvimos que traerla de Italia y ¿sabe quién la trajo? Un turista que nos hizo ese favor'', detalla la vicedirectora de la institución, Juana Rosa López.
``Por suerte todavía no hemos lamentado la pérdida de algún ser humano en Cuba por la falta de medicamento. Pero tenemos que recurrir hasta a la República Popular China para comprarlos'', menciona la doctora Mercedes Milián, encargada del abastecimiento del hospital infantil.
En términos generales, el embargo frena la entrada a este país de casi la mitad de los medicamentos modernos del mercado internacional, debido que los mismos son desarrollados por empresas farmacéuticas estadunidenses, según la American Association for World Health.
El cerco económico también afecta al equipo médico. Algunos de los policlínicos habaneros no cuentan con material fotográfico para la impresión de placas de rayos X. Los esterilizadores de los consultorios de los médicos de la familia no funcionan por falta de alguna refacción.
``Tenemos que recurrir a otros consultorios para esterilizar el instrumental médico'', aclara la doctora de la familia Amada Rivera.
Los grandes hospitales de la capital tienen que modificar los enchufes eléctricos procedentes de Europa. ``Nuestro equipo utiliza clavijas planas, y los que llegan de las naciones europeas vienen con las clavijas redondas. Eso entorpece un poco el trabajo'', menciona Bartolomé Arce, prestigiado médico del Hospital Ameijeiras.
``Pero el bloqueo nos ha obligado a desarrollar una industria farmacéutica y nos ha llevado a buscar soluciones propias. Buscamos el equipo por otras vías y resolvemos el problema, mismo que nos ha obligado también a hacer un esfuerzo mayor en el sistema de salud y a lograr indicadores mejores los de países desarrollados'', afirma.
La bolsa negra y el sociolismo
El programa de salud de Cuba también ha sido afectado por especuladores que venden las medicinas a sobreprecio. Los cubanos deben recurrir al mercado negro para adquirir algunos medicamentos no asequibles en las farmacias estatales.
Pese a que la red de establecimientos manejados por el Estado cuenta con un inventario que permite a los médicos de la familia estar al corriente de las existencias, y de esa forma recetar medicamentos que las farmacias sí tienen, los especuladores manejan gran variedad de productos en pesos cubanos y en dólares americanos. El precio es alto. Los pacientes pagan en ocasiones hasta 10 veces el valor del medicamento; por ejemplo, un producto para el asma que cuesta un peso cubano en la farmacia estatal, llega a costar hasta 10 pesos en la calle (un peso equivale a 50 centavos de dólar). Cualquier medicina puede ser encontrada en la bolsa negra, como le llaman los cubanos.
Por otra parte, el robo de medicamentos ha generado un mercado negro para los turistas. El conocido PPG, utilizado para reducir el colesterol y al que se le atribuyen efectos para elevar la potencia sexual, tiene un costo de 20 dólares en las farmacias especializadas, sin embargo, puede obtenerse por 5 dólares la caja en las calles de la capital.
Otro factor de impacto en el sistema de salud es el burocratismo en la distribución del material. El promedio de entrega de un par de anteojos --servicio requerido mayoritariamente por personas de la tercera edad-- es de un año.
Algunas personas tienen que recurrir al sociolismo, a la ayuda de algún conocido o a la entrega de alguna dádiva, para recibir el material indispensable para los ojos. Otros ancianos han muerto en espera de los preciados anteojos.
Lo mismo sucede con el material para placas de rayos X. El producto no es distribuido de manera regular a los policlínicos. Los pacientes deben buscar la manera de obtener la materia prima o esperar hasta que el Estado la haga llegar a las instituciones médicas.
Turismo médico y solidaridad cubana
Las autoridades del sector han creado una red de atención médica para los turistas con el propósito de obtener recursos que en su mayoría son reinvertidos en el esquema de salud pública del país. Los hospitales nacionales cuentan con una sala para este renglón, amén de las instituciones dedicadas exclusivamente a los visitantes extranjeros, como el hospital Cira García.
Los hospitales ofrecen toda clase de intervenciones, desde un chequeo general por 650 dólares hasta una cirugía de vesícula por dos mil 95 dólares con una noche de hospitalización. De acuerdo con los médicos cubanos, los precios resultan módicos con respecto a los de otros países.
En muchas ocasiones los extranjeros reciben tratamiento sin pagar un centavo. Bajo ese esquema de solidaridad, algunos personajes como el ex presidente mexicano José López Portillo o el cantante argentino Alberto Cortéz han recibido atención médica en la isla.
Otras personas han recibido la solidaridad de los médicos --cuyo salario mensual asciende al equivalente de 20 dólares-- y de las familias cubanas:
Antonio, originario de Bolivia, viajó a esta capital para obtener un tratamiento de desintoxicación en el hospital siquiátrico conocido como Mazorra. El extranjero fue intervenido en tres ocasiones y permaneció más de cuatro meses en la institución. Su familia únicamente erogó el costo del boleto de avión.
Andrea, ciudadana argentina, viajó a La Habana para ser atendida de un problema en sus piernas derivado de una parálisis cerebral. En su país le dijeron que no tenía ``ninguna solución''. Por un diario argentino que ``iba a ser utilizado para prender un asado'' supo de los avances de la medicina cubana. La extranjera pagó los costos de dos intervenciones y ahora está en proceso de rehabilitación. Andrea reside de manera temporal con la familia de un profesor de Filosofía. Los cubanos no le cobran nada por tenerla en su hogar.
La solidaridad ha llevado médicos cubanos a por lo menos 20 países del mundo para cumplir tareas de carácter humanitario. Por otra parte, los científicos isleños han logrado importantes avances en la elaboración y distribución internacional de vacunas, como la de la hepatitis b y la meningitis.Actualmente trabajan con éxito en la elaboración de una vacuna contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).